PROCEDIMIENTOS PARA DESARROLLAR PÁRRAFOS

PROCEDIMIENTOS PARA DESARROLLAR PÁRRAFOS

A la hora de sentarse a redactar un escrito, debemos acudir a recursos que nos ayuden a justificar, ampliar o explicar la idea central. Esos recursos son: la comparación (por contraste o semejanza), la enumeración, los detalles y hechos concretos, los detalles pictóricos, la clasificación, el análisis causa-efecto o viceversa, el ejemplo como medio de prueba, la definición, el recurso de la pregunta, la narración técnica de etapas o fases, el análisis, la explicación por prueba o criterio de autoridad.

Lea atentamente los siguientes párrafos e identifique el o los procedimientos desarrollados:

1. Los métodos suelen clasificarse en lógicos, psicológicos y didácticos. Los métodos lógicos los utiliza la filosofía y las ciencias para la investigación y el descubrimiento de la verdad. Se sirven de la inducción, la deducción, el análisis y la síntesis. Los métodos psicológicos son los que se aplican en investigación, del plano del objeto (verdad) al plano del sujeto (aprendiz), teniendo en cuenta su edad, mentalidad, sexo, diferencias individuales, medios, etc. Se basan en el conocimiento, la observación y la comprensión de los seres humanos en cuanto tales. Métodos didácticos son los que tienen en cuenta tanto la lógica de los conocimientos como la actitud de los educandos. Por consiguiente son una mezcla de los métodos anteriores y reciben el apelativo de métodos psicopedagógicos. (Gómez, Mario. Didáctica de la lengua española).

2. Los aditivos alimentarios son cualquier sustancia que, por motivos técnicos, se añade a los alimentos. En contra de lo que se cree, no todos los aditivos son artificiales: el azúcar y la sal son probablemente los aditivos más utilizados. He aquí los cuatro grupos en los que e divide: los conservantes, que mantienen la calidad de los alimentos; los que afectan a su textura; los que modifican el aspecto o el gusto. Y una serie de aditivos diversos como las levaduras, los antiespumosos, etc. Según las autoridades sanitarias, todos ellos están rigurosamente controlados y regulados; sin embargo, algunos pueden producir reacciones alérgicas.

3. En un tratamiento psiquiátrico adquieren especial significación los procesos de empatía y simpatía. La palabra griega sympatheia significa “sufrir con” el otro, mientras que empatheia significa literalmente “sufrir en” el otro. Por lo tanto, en la simpatía el observador adapta su humor al de la otra persona y se convierte, por así decirlo, en un hermano en el dolor y en la alegría. Por el contrario, en la empatía el observador terapeuta deja de lado sus propios sentimientos y se coloca en el lugar del otro para comprender lo que está sucediendo. En tanto que la mayoría de las personas son capaces de simpatía, la empatía es algo que ha de aprenderse. La más flagrante ausencia de empatía se observa en aquellas madres que, aunque capaces de simpatizar con sus hijos cuando estos se lastiman, son incapaces de ponerse en el lugar del niño para descubrir cómo han de ser sus reacciones y sentimientos en una circunstancia determinada. (J. Ruesch).

4. A las seis de la mañana. Hora celeste y mágica, la ciudad se levantaba de puntillas y comenzaba a dar sus primeros pasos. Una fina niebla disolvía el perfil de los objetos y creaba como una atmósfera encantada. Las personas que recurrían la ciudad a esa hora, diríase que estaban hechas de otra sustancia, que pertenecían a otro orden de cosas. Las beatas se arrastraban penosamente hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos, devueltos por la noche, regresaban a sus refugios envueltos en sus bufandas y en su melancolía. Los basureros iniciaban por la avenida su paseo siniestro, armados de escobas y de carretas. A esta hora se veían también obreros bostezando, policías dormidos contra los árboles, canillitas transidos de frío, sirvientes sacando los cubos de la basura. A esa hora, por último, como a una especie de misteriosa consigna, aparecían los gallinazos sin plumas. (Julio Ramón Ribeyro, Los gallinazos sin plumas).

5. El siglo XVIII contempló cambios radicales en la técnica de la navegación. Hasta entonces los cuadrantes marinos permitían la observación de la altitud meridiana del sol, lo que, a bordo de un buque sacudido por las olas, era prácticamente imposible. En la década de 1670, Robert Hook e Isaac Newton idearon un cuadrante reflexivo que empleaba el horizonte como

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