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Papel De Los Incentivos


Enviado por   •  14 de Mayo de 2015  •  2.166 Palabras (9 Páginas)  •  218 Visitas

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Alberto Bonadona Cossío, Introducción crítica a la macroeconomía. 2013. Fragmento del capítulo 6.

6.1 EL PAPEL DE LOS INCENTIVOS

Los planteamientos de grandes y pequeños economistas insisten con una absoluta convicción y obnubilada persistencia que los incentivos modifican conductas y logran resultados económicos. No cabe duda que los incentivos juegan un papel en la conducta de los menores, los adolescentes y los mayores y afectan la conducta pero no de la manera que muchos economistas creen .

Entre los más notables incentivos que se han introducido en la economía estadounidense se encuentran “los bonos a los jefes” que generalmente se refieren a cómo se retribuyen a los CEO, por las siglas en inglés de Chief Executive Officer, que son los altos ejecutivos que dirigen las grandes corporaciones del mundo.

Los grandes incentivos que reciben son multimillonarios (léase el Apartado 6.1 recopilado y traducido del The Economist [Septiembre 8, 2012 ]). En este artículo se comentan cómo se llegan a otorgar esos incentivos y se concluye que responden a las fuerzas del mercado. “La evidencia sugiere que los salarios de los ejecutivos están principalmente determinados por la oferta y la demanda, no son por el mal gobierno corporativo o los incentivos sesgados. Las empresas compiten por los escasos talentos. Ellas cosechan grandes recompensas por contratar a los más inteligentes porque son empresas que se están expandiendo y además son globales. Por estas mismas razones, ellas sufren grandes pérdidas con una mala contratación. Pagan lo que es necesario para atraer a los mejores jefes, y despedirlos si tropiezan. Así es como deber funcionar”.

Sin embargo, los abultados incentivos se desenganchan de un exclusivo análisis de mercado. Estos ejecutivos no necesariamente contribuyen a mejores resultados, debido, justamente, a los abultados montos de los bonos que perciben. De acuerdo a un estudio realizado por Dan Ariely [2010:17-52] los bonos de elevadas sumas pueden resultar en peores resultados por la presión de diversa índole que generan. Después de describir ampliamente el experimento que condujo, Ariely explica: “Pagar a la gente altos bonos puede resultar en elevados logros cuando se trata de tareas mecánicas simples, pero lo opuesto puede ocurrir cuando se les pide que usen sus sesos –lo cual generalmente es lo que las compañías intentan hacer cuando pagan elevados bonos a sus ejecutivos. Si a experimentados vicepresidentes se les pagara para colocar ladrillos, motivarlos con bonos elevados tendría sentido. Pero personas quienes reciben incentivos basados en bonos para pensar en fusiones y adquisiciones o para desarrollar instrumentos financieros complicados podrían ser lejánamente menos efectivos que lo que tendemos a pensar –y los grandes bonos podrían tener incluso consecuencias negativas”. Ariely concluye que: los niveles de incentivos muy elevados pueden demandar demasiada atención y por lo tanto distraer la mente de la persona con pensamientos acerca del premio. Esto puede crear stress y finalmente reducir el nivel de ejecución”.

No es, por tanto, un asunto de mercado. Pagar jugosos bonos es más bien una creencia enraizada que conduce a los directorios a establecer elevados montos de retribución a CEO más por presiones del entorno que por aspectos ligados a la oferta y la demanda. En este sentido, el mismo Ariely [2008: 16] relata las siguientes historias: “Hace unos años, por ejemplo, me reuní con uno de los altos ejecutivos de una de las grandes compañías de inversión. En el transcurso de nuestra conversación mencionó que uno de sus empleados recientemente había venido a él para quejarse de su sueldo. "¿Cuánto tiempo ha estado con la empresa?" el ejecutivo preguntó al joven. "Tres años. He venido directamente de la universidad," fue la respuesta. "Y cuando te uniste a nosotros, ¿cuánto esperabas ganar en tres años? " "Tenía la esperanza de estar ganando unos cien mil." El ejecutivo lo miró con curiosidad. "Y ahora usted está ganando casi trescientos mil, así que ¿cómo puedes quejarte", preguntó. "Bueno", el joven tartamudeó, "es sólo que un par de los chicos de las mesas junto a mí, que no son en nada mejores que yo, están ganando trescientos diez". El ejecutivo meneó la cabeza.

Un aspecto irónico de esta historia es que en 1993, los reguladores federales de títulos valores obligaron a las compañías, por primera vez, a que revelen detalles sobre el pago y los beneficios de sus altos ejecutivos. La idea era que una vez que el pago quedaba al descubierto, los directorios estarían reacios a dar a los ejecutivos salarios y beneficios escandalosos. Esto, se esperaba, detendría el aumento de remuneración a los ejecutivos, que ni la regulación, ni la legislación, ni la presión de los accionistas había sido capaz de parar. Y, de veras, tenía que frenarse: en 1976 al CEO promedio se le pagó 36 veces más que al trabajador promedio. En 1993, al CEO promedio se le pagó 131 veces más. Pero adivinen lo que pasó. Una vez que los salarios se hicieron información pública, los medios de comunicación publicaron regularmente la clasificación de los pagos de los CEO en historias especiales.

En lugar de suprimir los privilegios de los ejecutivos, la publicidad hizo que los CEO de Estados Unidos comparen su salario con el de todos los demás. En respuesta, los salarios de los ejecutivos se dispararon. La tendencia fue adicionalmente "ayudada" por empresas de consultoría de compensación ejecutiva… que aconsejan a sus clientes CEO exigir aumentos escandalosos. ¿El resultado? Ahora el CEO promedio gana alrededor de 369 veces más que el trabajador promedio -cerca de tres veces el sueldo antes la compensación de los ejecutivos se hiciera pública”.

APARTADO No 1

The Economist, Sept. 8, 2012 [De la edición impresa, traducción libre hecha por el autor]

Jefes regateadores. Los jefes ejecutivos estadounidenses no están sobre pagados

La idea de que los jefes en Estados Unidos son obscenamente pagados en exceso es la sabiduría convencional, y no sólo entre los verdaderos creyentes en la convención Demócrata. El New York Times se queja de "gordos cheques de sueldo [pagados] a los directores ejecutivos quienes, por muchos cálculos, no los merecen". Forbes, difícilmente el periódico de Occupy Wall Street, teme que el pago de los CEO sea el "que

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