Paulo Coelho Once Minutos
piliistar22 de Enero de 2012
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PARTE III
Después de seis meses María aprendió todo lo que tenía que saber sobre el funcionamiento del Copacabana, ya que era uno de los lugares más caros de la rue de Bernie la clientela que siempre tenían eran ejecutivos los cuales tenían permiso para llegar tarde a su casa ya que su pretexto era el de que tenía una reunión con unos clientes pero no debía de exceder de las 23:00 horas. La mayoría de las prostitutas tenían entre dieciocho años y veintidós años.
Sabía que después de varios años acabaría en el Tropical Extasy en el cual aceptaban a mujeres mayores de treinta años las cuales ya no tenían mucha clientela y los horarios de trabajo cada vez eran más escasos así como las tarifas se hacían más bajas cada vez por lo cual solo les alcanzaba para la renta de un cierto y compartido, y sustentarse para conseguir para la comida, nada de lujos ni gastos de mas.
María se acostó con muchos hombres durante esos seis meses, nunca le importo la ropa o el dinero que traían en su cartera ni si eran guapos o no solo se fijaba en el olor de un hombre, para ella solo importaba un buen perfume no le gustaban los perfumes baratos que se compraban en cualquier parte.
Milán su jefe solo se preocupaba por que sus hijos no lo vieran en ningún periódico, le gustaba tener todo en orden que todo funcionara según lo planeado no tener ningún tipo de problemas. El era demasiado estricto en cuanto a sus contratos sabia que todo tenía un porqué y una razón.
Después de la segunda noche de trabajo se daba cuenta de que era un trabajo como cualquier otro donde tenía que esforzarse y sacrificar algunas cosas que le agradaban así como tener que luchar por ser una de las mejores y ganar un poco más que las otras. Como cualquier otro trabajo existían quejas, sugerencias y algunas que otras cosas con problemas leves que eran solucionados rápidamente.
María sabía que las demás prostitutas se refugiaban en la Iglesia, no dejaban ni por un segundo su religión asistiendo a misas, haciendo oración, o encomendándose a los santos. Pero ella solo se refugiaba en su diario para no perder de vista que era lo que quería lograr y lo que era.
Todo era siempre lo mismo hasta que un día se encontró con un importante francés el cual le empezó a platicar su vida, una vida envidiable con una esposa comprensiva unos hijos inigualables y un trabajo envidiable pero que como cualquier otro trabajo le ofrecieron subir de posición lo cual acepto solo poder darles una mejor vida a su familia pero se acabo dando cuenta de que no era lo mejor porque solo hacía que se sintiera solo aunque María sabia que ella sufría mas que el.
Ella comprendió que no todo en la vida era tener sexo, que su trabajo tenían que enfocarse más en otras cosas y no solo sexo. Tenia que ayudar a sus clientes a desahogarse ya que uno son iban a tener sexo con ella si no que solo pagaban para poder tener a alguien con quien platicar.
Entendió que tenía que empezar a liberar el estrés de sus clientes por lo que asistió otra vez a la biblioteca pero esta vez no para leer libros acerca de sexo si no para enfocarse más en la psicología, economía y política ya que sus clientes o la mayoría de ellos eran ejecutivos.
La bibliotecaria se alegro mucho por María ya que se empezaba a interesar en cosas más importantes que el sexo, ella notaba que cada día se hacía más culta. María aprendió mucho sobre cómo tratar a sus clientes a como saberlos aconsejar así como poder manejarlos y tranquilizarlos con sus problemas familiares.
Después de aplicar varias cosas aprendidas a su trabajo se empezó a dar cuenta de que en realidad eso mejoraba su salario ya que los clientes le pagaban mejor y tenía a unos de las más exclusivos del Copacabana pero con ello también aumentaba la envidia de sus compañeras y al mismo
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