Pensar, Habitar Y Construir

Pensar, Habitar y Construir.

Resumen.

Al habitar se llega solo con el construir, pero ese tiene como meta el habitar. Pero no todas las construcciones son moradas como puentes, aeropuertos, estadios, centrales eléctricas, autopistas no son viviendas pero forman parte de nuestro hábitat además de que nos alojamos en ellas. En la actual falta de viviendas, es importante donde alojarse por lo que da tranquilidad y reconforta, pero hoy en día se basan más por la distribución, el facilitar la vida practica pero no es para habitar en ella. Aquellas construcciones que no son viviendas aun así se usan para habitar aunque de una manera diferente utilizándolos como un lugar para alojarnos. Habitar y construir sea el uno con respecto al otro.

Construir no es solo un medio y camino para el habitar, en sí mismo ya lo es. La palabra construir viene del alemán antiguo (bauen) que es propiamente habitar y a la misma vez nos da una indicación sobre como debemos pensar en el hábitat que ella tiene. Ser hombre significa habitar, la antigua palabra bauen significa que el hombre es en la medida en que habita, también abriga y protege al hombre El construir (bauen) aquí, a diferencia del cuidar, es un erigir. Los dos modos del construir están incluidos en el propio construir, habitar. De ahí las múltiples maneras en las que se lleva a cabo el habitar. El sentido propio del construir el habitar — cae en el olvido. El habitar no es vivenciado como atinente al ser del hombre; el habitar no se piensa nunca plenamente como rasgo fundamental del ser del hombre.

El lenguaje dice en la palabra construir es propiamente habitar. El habitar es la manera en que los mortales son en la tierra. El construir como habitar se despliega en el construir que cuida el crecimiento y en el construir que levanta edificios. No habitamos porque hemos construido, sino que construimos y hemos construido en la medida en que habitamos, es decir, en cuanto que somos los que habitan. Habitar, haber sido llevado a la paz, quiere decir: permanecer a buen recaudo, resguardado en lo libre que cuida toda cosa llevándola a su esencia. El rasgo fundamental del habitar es cuidar nos muestra que pensamos que el ser del hombre descansa en el habitar, y descansa en el sentido del residir de los mortales en la tierra.

La tierra es la que, sirviendo, sostiene; la que floreciendo da frutos; extendida en riscos y aguas, abriéndose en forma de plantas y animales. El cielo es el curso de la luna en sus distintas fases, el resplandor ambulante de las estrellas, las estaciones del año, la luz y el crepúsculo del día y la oscuridad de la noche. Los divinos son los mensajeros de la divinidad que nos hacen señales. Los mortales son los hombres. Se llaman mortales porque pueden morir. Esta unidad de los Cuatro la llamamos la Cuaternidad.

Los mortales ven al habitar fuera únicamente un residir

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