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Construir y pensar Historia


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2018  •  Ensayos  •  2.956 Palabras (12 Páginas)  •  186 Visitas

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Construir y pensar la Historia

Profra. Ana María Prieto Hernández*  

El presente trabajo manifiesta algunas de las ideas y reflexiones que hemos venido forjando a lo largo de nuestra experiencia en la docencia, en el diseño curricular y en las tareas de investigación.

Antes que nada quisiera comenzar con una cita de Eduardo Galeano que nos invita a reflexionar:

Yo fuí un pésimo estudiante de historia. Las clases eran como visitas al Museo de Cera o a la región de los Muertos. El pasado estaba quieto, hueco, mudo. Nos enseñaban el tiempo pasado para que nos resignáramos, conciencias vaciadas al tiempo presente; no para hacer la historia que ya estaba hecha, sino para aceptarla. La pobre historia había dejado de respirar, traicionada en los textos académicos, mentida en las aulas, dormida en los discursos de efemérides, la habían encarcelado en los museos y la habían sepultado con ofrendas florales, bajo el bronce de las estatuas y el mármol de los monumentos.

La enseñanza de la historia atraviesa por un momento de importantes debates. La mayoría de los maestros sienten el desinterés y aburrimiento de los alumnos.

La práctica docente en la enseñanza de la historia se reduce, generalmente, a la lectura de textos narrativos, a resúmenes con o sin explicación del maestro, y al uso de cuestionarios. Lo anterior propicia una educación memorística que no logra crear una conciencia histórica como memoria colectiva del desarrollo social, y que si bien informa a los estudiantes, no los forma.

Generalmente la información que transmite el maestro o se encuentra en el libro es demasiado abstracta y resulta ajena al estudiante, pues no tiene relación con sus intereses y vivencias. Asimismo, se descuida la vinculación pasado-presente-futuro, lo que implica que el alumno no encuentre un significado, una utilidad, un por qué y para qué estudiar historia.

En esta forma de enseñanza subyace la idea de que el conocimiento es algo acabado y sin relación con la vida cotidiana. El papel de la escuela se ve reducido a la transmisión y no se recupera su posibilidad de contribuir en la construcción y reconstrucción del conocimiento. Esta situación provoca la pasividad y va en detrimento del desarrollo del pensamiento.

Los métodos exclusivamente verbalistas o memorísticos no recuperan las características del sujeto que aprende (alumno), ni consideran la naturaleza del objeto de conocimiento (la historia). Consideramos que la educación básica debe ser formativa mas que informativa. Los alumnos tienen que desarrollar actitudes, habilidades y capacidades, en lugar de almacenar información. Nos interesa expandir el pensamiento del estudiante para alcanzar una conciencia social que lo convierta en agente de su propio proceso.

Elaborar una propuesta que represente una opción diferente para el trabajo en el aula no es posible sin un conocimiento de los problemas que implica la enseñanza de la historia, y a partir de ahí, establecer una serie de lineamientos teórico-metodológicos y psicopedagógico que guíen nuestra tarea.

Por ello, partiremos de ubicar el proceso educativo como la interacción que se da entre los sujetos (maestro-alumnos) y el contenido escolar (la historia), en un contexto institucional (la escuela) y social. Después, analizaremos ¿qué es la historia? Esto parece trivial, ya que todos creemos tener la respuesta; sin embargo, resulta que no todos entendemos lo mismo. Para algunos maestros, alumnos y padres entrevistados la historia es lo que viene en los libros de texto; para otros, es una narración o cuento; para varios es la ciencia que estudia el pasado y, para muy pocos, el devenir mismo de la humanidad.

Lo anterior nos lleva a plantear un análisis de la definición de historia y distinguir el concepto en dos planos: el que se refiere a la historia como proceso y práctica social, es decir, a la manera como los pueblos manifiestan su capacidad transformadora y erigen lo que han sido, son y pueden ser. Y el que nos remite a la historia como disciplina académica que pretende describir dicho proceso junto con las demás Ciencias Sociales e incluye la teoría de la historia, la metodología histórica, la metahistoria y las distintas corrientes y producciones historiográficas.

* PRIETO HERNANDEZ, Ana María. "Construir y pensar la historia en preescolar y primaria". México, UPN, 1994

Es importante reflexionar en: ¿por qué la historia?, ¿por qué las Ciencias Sociales y no lo social?, ¿para qué incorporar a la historia como contenido en la educación básica? ¿Cómo se define lo básico? y entonces, ¿qué se debe enseñar?

 

¿Qué es la historia y para qué enseñarla en la escuela?

Nosotros manejamos el concepto de historia tanto como proceso social, como re-construcción teórica del mismo.

La historia como proceso, es el devenir de la vida, el transcurrir humano, las transformaciones sociales en la dimensión espacio temporal. No es lineal, en su continuo devenir se desarrollan luchas y confrontaciones que generan una dinámica de avances, desfases y retrocesos. No la hacen individuos aislados, sino sujetos que conforman grupos e instituciones al interior de las cuales desenvuelven su existencia, comparten sus intereses y una posición dentro de la estructura social; estos sujetos a partir de su praxis producen la realidad socio-histórica y son producidos por ella.

La historia, como disciplina académica, pretende describir dicho proceso a través de un discurso, hecho generalmente por especialistas, el cual reconstruye la praxis social de manera fragmentada. Se busca recuperar el pasado como una sucesión cronológica de acontecimientos objetiva y neutral, negando muchas veces, sus características como totalidad dialéctica y plural. Se han hecho críticas a esta posición, por lo que han surgido nuevas corrientes que intentan enfocar la realidad de otra manera.

No existe una sola mirada del pasado pues cada quien manifiesta una imagen particular de los hechos en virtud de refractarlos a través de sus intereses colectivos e individuales. Sin embargo, creemos en la posibilidad de construir una historia dónde no existan posturas únicas, acabadas y absolutas, sino se restaure, de la manera más completa posible, la complejidad del proceso histórico y de la práctica social. Queremos una historia donde no se niegue la contradicción y la diversidad. Donde esté presente el sujeto, se reconozca su praxis y asuma su parcialidad. Dónde no se oculte la memoria popular. De esta manera, tanto el historiador como el docente, más que explicar la realidad como inmutable, rescatarían su potencial transformador y reafirmarían su compromiso social.

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