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Peuqenos Tratados De Las Grandes Virtudes


Enviado por   •  27 de Febrero de 2013  •  791 Palabras (4 Páginas)  •  489 Visitas

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"La virtud es una manera de ser, explicaba Aristóteles, pero adquirida y durable: es lo que somos o lo que hemos llegado a ser gracias a nuestro esfuerzo. En su acepción general, la virtud es potencia; en sentido particular es potencia humana o potencia de humanidad. Las llamadas virtudes morales logran que un hombre parezca más humano o más excelente (como decía Montaigne) que otro. Sin ellas (decía Spinoza) se nos consideraría inhumanos". Pensar en la virtud y después, vivir. "Escribir sobre las virtudes sería -para quien se arriesgara a ello- una perpetua herida narcisista: nos enfrenta de continuo con nuestra propia mediocridad. Toda virtud es una cumbre entre dos vicios, un perfil de alturas entre dos abismos: así el coraje entre cobardía y temeridad-, la dignidad -entre complacencia y egoísmo- o la dulzura entre cólera y apatía-. Pero quién puede vivir siempre en las cumbres. Pensar las virtudes es medir la distancia que nos separa de ellas. Pensar sus excelencias es pensar nuestra insuficiencia o nuestra miseria. Es un primer paso, y quizá el único que se pueda pedir a un libro. El resto es vivir". Comte Sponville realiza un completo recorrido por dieciocho virtudes -cortesía, fidelidad, prudencia, temperancia, coraje, justicia, generosidad, compasión, misericordia, gratitud, humildad, simplicidad, tolerancia, pureza, dulzura, buena fe, humor, amor- que intentan esclarecer todo lo bueno que puede existir en el ser humano. Su análisis de las mismas procura ser una revisión crítica, en la que no sólo se toma cada virtud desde su sentido filosófico sino que se traslada al terreno de la vida real y concreta, mediante su aplicación a lo social, económico y político. Algunos fragmentos del libro: Tolerancia: "La tolerancia en desmedro del otro no es tolerancia. Tolerar el sufrimiento del otro, tolerar la injusticia de la que uno mismo no es víctima, tolerar un horror que nos elude, ya no es tolerancia: es egoísmo, es indiferencia o peor. Tolerar a Hitler era ser su cómplice, por lo menos por omisión, por abandono, y esa tolerancia ya era colaboración. Mejor el odio, mejor el furor, mejor la violencia, que esa pasividad ante el horror, que esa vergonzosa aceptación de lo inhumano... "La cuestión de la tolerancia, que durante mucho tiempo sólo fue un asunto religioso, tiende a invadir todo el ámbito de la vida social o, más bien -ya que por supuesto hay que decirlo aquí a la inversa- el sectarismo, que fuera ante todo religioso, se transformó en el siglo veinte en algo omnipresente y polimorfo, ahora mucho más bajo el dominio de la política que de la religión: de allí el terrorismo, cuando el sectarismo está en la oposición y el totalitarismo, cuando está en el poder. De esta historia, que fue la nuestra, quizás saldremos. No saldremos, en cambio, de la intolerancia, del fanatismo, del dogmatismo". Cortesía: "Si bien la cortesía es un valor innegable, es ambigua,

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