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Poesia Lirica


Enviado por   •  6 de Julio de 2014  •  1.907 Palabras (8 Páginas)  •  236 Visitas

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Los escritores de nuestros días

El propósito de este trabajo no es analizar una postura poética, ya que es una tarea indefinible y complicada, que desde el primer año de mi carrera me ha costado demasiado, es mas creo que hasta los grandes pensadores adoptaron posturas diferentes sobre lo que es poesía. Una de las que he aceptado, tanto en la docencia como en lo personal, es aquella que dice “toda composición escrita en verso, con ritmo y musicalidad”. Quizá por el facilismo que dicho concepto encierra. Si bien esta definición deja de lado la prosa poética, es a través de ella donde, a mi modo de ver, se observa mejor lo abstracto del lenguaje poético, y donde las palabras son llevadas a un mundo tan diferente que adoptan nuevos significados, rompen con la cotidianeidad y dejan de mero instrumentos comunicativos. La palabra en el ámbito poético se convierte en una piedra que debe ser pulida para mostrar su verdadera belleza; belleza que debe alcanzar el escritor, según algunos críticos, solo el poeta.

Pero esa “belleza”, ¿puede ser alcanzada por cualquier persona?. A mi modo de ver “Si”. La poesía emita los diferentes estados de ánimo y no existe en el mundo ser que no sienta melancolía o alegría. Muchas veces nos identificamos con lo que dice el poema y con el modo en que fueron seleccionadas las palabras, como si nuestro espíritu estuviese capturado en esa composición. Pero ¿Cómo enseñar un arte que por lo general muchos dejaron de lado? Digo dejaron porque es un género que no se cultiva entre los jóvenes, ni entre los grandes escritores contemporáneos. Quizá no sabemos todavía cómo encarar un género que posee tanta riqueza, todavía no encontramos el camino para que esa voz llamada poesía cautive a los escritores adolescentes de nuestros días.

Los que fueron adolescentes saben de qué hablo. Según mi experiencia podría decir que existen dos etapas en los jóvenes que se interesan por la poesía: la primera, la del “enamoramiento”, donde los chicos hacen uso de las palabras para transmitir sus sentimientos, sus diferentes emociones. Las producciones de esta etapa no están sujetas a reglas y, sin saberlo, los diversos recursos que se ponen en juego son ricos (metáforas, hipérbole, comparaciones, etc.) y lo connotativo está a flor de piel. La segunda etapa es un poco pobre. Creo que el cultivo de los jóvenes comienza a caer, producto quizás de la rutina, que todo lo destruye. Es esta etapa de “decadencia” poética donde debemos cultivar el arte para que los grandes poetas comiencen a surgir y ocupar el lugar que les corresponden, lugar que solo puede ser alcanzado por la palabra y la musicalidad que ella encierra.

Ahora bien, ¿cómo lograrlo si hasta ahora los docentes se sienten incapaces de tocar al género lírico? Debemos liberar la palabra, sacarle sus ligaduras para que puedan volar. Enseñarles a romper las reglas. La desobediencia, propia naturaleza de los jóvenes, puede llevarnos a encontrar la esencia de la poesía, “la palabra vacía”. Dijo Mario Montalbetti en una entrevista “creo que el amor esta sobre valorado. En el fondo, términos como el amor son huecos. Tienen solamente lo que te atreves a ponerles, que en la mayoría de los casos es nulo”. Aquí vemos como el vacío es el significado mismo de la poesía. Debemos guiar a los jóvenes escritores a encontrar ese vacío, ese significado oculto de la palabra.

“Aquí estoy vacía

No quiero que la palabra

Escape a mi posibilidad de aprehenderla” Erica Ghersi

Para terminar, solo diré que debemos pulir a nuestros adolescentes para conseguir nuevos talentos, pero nada se logrará sin el perfeccionamiento adecuado para los docentes. En nuestra escasa formación no adquirimos las herramientas necesarias para abrir el sendero hacia la poesía.

Análisis

Rima LIII

Volverán las oscuras golondrinas

en tu balcón sus nidos a colgar,

y, otra vez, con el ala a sus cristales

jugando llamarán;

pero aquéllas que el vuelo refrenaban

tu hermosura y mi dicha al contemplar,

aquéllas que aprendieron nuestros nombres…

ésas… ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas

de tu jardín las tapias a escalar,

y otra vez a la tarde, aun más hermosas,

sus flores se abrirán;

pero aquéllas, cuajadas de rocío,

cuyas gotas mirábamos temblar

y caer, como lágrimas del día…

ésas… ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos

las palabras ardientes a sonar;

tu corazón, de su profundo sueño

tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas,

como se adora a Dios ante su altar,

como yo te he querido…, desengáñate:

¡así no te querrán!

El tema de este poema gira en torno a la soledad y a la muerte. Es una poesía melancólica que utiliza un lenguaje muy elegante. En la primera estrofa podemos observar una idea temporal de futuro “volverán”, que se encuentra asociada al retorno de irreversible de la naturaleza que en este caso se encuentra representada por las golondrinas. Existe en esta estrofa una alta subjetividad que crea un ambiente

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