Tarea #8: Ensayo “El laberinto de la soledad”

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   Universidad Autónoma de Baja California.

Facultad de Idiomas.

Antonio Ruiz Robledo.

Mat. 1138938

2do Semestre Grupo: 105.

Análisis y disertación de textos en español.

Mtra. Azucena Lizárraga.

Tarea #8: Ensayo “El laberinto de la soledad”

3 de Noviembre de 2015.

Mexicali, Baja California.

Ensayo sobre “El laberinto de la Soledad”.

“El laberinto de la Soledad”, una obra muy famosa del escritor mexicano Octavio Paz (ganador del Premio Nobel de Literatura). En este escrito el autor nos habla a través de varios capítulos cómo es el mexicano, su origen, su comportamiento, sus ideologías, las costumbres y como la historia y sus hechos han cambiado la identidad del mexicano influyéndolo en el abismo de la soledad, la represión y el fracaso.

Como es sabido, los "pachucos" son bandas de jóvenes, generalmente de origen mexicano, que viven en las ciudades del Sur y que se singularizan tanto por su vestimenta como por su conducta y su lenguaje. Rebeldes instintivos, contra ellos se ha cebado más de una vez  el racismo norteamericano. Pero los "pachucos" no reivindican su raza ni la nacionalidad de sus antepasados. A pesar de que su actitud revela una obstinada y casi fanática voluntad de ser, esa voluntad no afirma nada concreto sino la decisión —ambigua, como se verá— de no ser como los otros que los rodean. El "pachuco" no quiere volver a su origen mexicano; tampoco —al menos en apariencia— desea fundirse a la vida norteamericana... (Paz, 1992)p.3

El pachuco, Octavio Paz utiliza al pachuco para hablar sobre la identidad del mexicano, una identidad que dice se nos da desde niños, y en este caso ellos tienen que vivir escondidos entre un raza y otra, ya que no se consideran americanos, pero aparentan serlo escondiendo su origen mexicano para evitar discriminación y otros problemas.

En cuanto al mexicano, ¿Qué es el mexicano?, en verdad es como dice Paz en el capítulo “Mascaras Mexicanas”, alguien valiente, que no se raja ni se “abre”, y que si se “abre” es un cobarde, que el mexicano puede doblarse, humillarse, “agacharse”, pero no “rajarse”. Puede que tenga razón, para mí, el mexicano si es valiente y lucha por sobresalir y no quedarse atrás, pero por otro lado, se esconde bajo una máscara mintiendo por placer y engañándose a sí mismo, sin aceptar su encierro y desconfianza que lo llevo a una soledad de la cual parece estar a gusto en ella.

El siguiente punto trata del tercer capítulo titulado “Todos Santos, Día de Muertos”. En primer lugar se habla de las fiestas, esas que son tan importantes para el mexicano. En México se festeja casi todo: los nacimientos, la muerte, las profesiones, a la mujer, a los niños, a los estudiantes, a los padres, a las madres, a los abuelos, a los santos, el amor, los acontecimientos históricos, entre otras más festividades que tenemos en nuestro calendario anual. Pero, ¿A qué se deben todas estas fiestas?, Las celebraciones para el mexicano son la salida de esa vida tan rutinaria que se lleva, son el escape del aburrimiento, son el camino hacia la alegría, aunque, en México hay de fiestas a fiestas, para algunos el asistir a la iglesia es considerado una celebración, para otros no hay convivencia si no se tiene alcohol para emborracharse, si no hay risas, si no hay baile, eso no es fiesta. Después se habla de la muerte, Octavio Paz dice:

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