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El laberinto de la soledad ensayo.


Enviado por   •  13 de Junio de 2016  •  Ensayos  •  6.730 Palabras (27 Páginas)  •  444 Visitas

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Nombre:

Virgilio Cañaveral Villatoro

Maestría:

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Materia:

Geografía Sociopolítica de México

Avanzada

Docente:

David Santiago Tovilla

Ensayo del libro

“El laberinto de la soledad”

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas a 02 de Marzo del 2016

El laberinto de la soledad

“El Mexicano es desconfiado porque así es su historia”; muchas frases se podrían rescatar de este texto pero esta en especial que menciona Octavio Paz a mi parecer resume o engloba lo que a lo largo del ensayo del escritor nos quiere dar a entender, el pueblo mexicano vive muy arraigado a su pasado histórico pero a la vez no lo acepta, pero qué quiere decir con esto, generaciones y generaciones han pasado de ese pasado en el que fuimos violados (conquistados) pero aún queda latente en la mente y corazones de todo un pueblo, ya ninguno de nosotros  puede decir que estuvo ahí pero aun así predicamos el hecho como si lo hubiéramos vivido en carne propia; odiamos, seguimos resentidos y sobre todo no perdonamos, y no es el hecho de perdonar a los que nos invadieron (los españoles) sino a nuestro mismo pueblo, a nosotros mismos.

Vivimos en una dualidad constante, por un lado recriminamos que nos hayan conquistado y pensamos que nuestro mundo era mucho mejor antes de la llegada de los españoles, que estaríamos mejor o que hubiera sido mejor que otro pueblo nos hubiera conquistado, pero por el otro lado tenemos resentimiento propio, “si el emperador mexica no hubiera abierto las puertas del pueblo a los viajeros” “si la malinche no nos hubiera traicionado”; al final también odiamos a nuestros antepasados por “dejarse vencer” pero principalmente toda nuestra furia se centra en una sola persona, La Malinche. Ella es el enemigo público número uno según la historia oficial, y porqué digo que al odiarla a ella nos odiamos a nosotros mismos pues porque ella es la primera madre del pueblo que hoy es México, al tener un hijo con Cortés dio a luz al primer mestizo que vendría a ser el primer mexicano en la historia (curioso porque la nación mexicana tal cual la conocemos ahora no existía en ese entonces aún), así que para tratar de olvidar que ese fue nuestro origen, en vez de aceptar ese pasado es mucho más fácil odiar y dejar la culpa sobre otros, cada vez que en la escuela nos cuentan e inculcan la historia nos enseñan a odiar ese pasado y a “sentirnos orgullosos” de nuestras raíces indígenas pero en la actualidad eso es prácticamente nulo pues a nuestros hermanos indígenas los tratamos como si no existieran.

En general podemos decir que lo que la conquista nos dejó fue una pérdida de identidad y aunque cada 15 de septiembre nos enorgullecemos de ser 100% mexicano el resto del año nos avergüenza ese pasado, bien dice la frase “Honramos a nuestros indios muertos pero ignoramos a nuestros indios vivos”, esa es la realidad en la que vivimos pero siempre tratamos de ocultar, disfrazar, pues nos gusta que nadie entre en nuestra intimidad pesé a nuestra fama de alegres, fiesteros y llenos de colores, somos en realidad muy cerrados, solitarios y Octavio Paz desmenuza de una manera muy acertada y dolorosa pues al leer estos pasajes uno no abre los ojos sólo vemos algo que sabemos que está ahí pero nos negamos a ver, preferimos voltear a un lado (o en este caso hacia atrás) que ver lo que somos ahora y avanzar, estamos estancados.

El pachuco y otros extremos

En este primer capítulo nos plantea como vamos formando nuestra identidad y que desde muy pequeños vamos adquiriendo ese rasgo característico del mexicano que es la soledad, pero la cual se nos enseña a olvidar o mejor dicho a ocultar, cuando uno es pequeño es a través de los juegos que uno pasa por alto esto, en el jardín de niños o guarderías no se preocupan por inculcar algún conocimiento o ideología, se nos enseña que no hay que preocuparnos y sólo hay que jugar y muchos dirán, claro si sólo son niños pero en otras culturas desde muy pequeños les van enseñando valores y conceptos que a nosotros nos lo comienzan a enseñar ya avanzado el nivel básico; por ejemplo en Japón a los niños se les comienza a dar tareas fáciles para su edad pero que les fomente el sentido de la responsabilidad y se les brinda confianza para que aprendan a ser independientes, las madres mandan a sus hijos no mayor a los 3 años a comprar cosas al súper o mercado para la comida y los estudiantes de primaria van a la escuela solos en metro, ¿pero qué sucede aquí?, sobreprotegemos a los niños, si debo aceptar que lamentablemente la seguridad de nuestra sociedad no es como la de esos países pero bien podría fomentarse esa idea de independización y responsabilidad a nuestros niños pero lo que hacemos es decirles que son muy pequeños para ciertas tareas, que cuando sean más grandes podrán ir solos a la tienda, que no se preocupen por nada pues son niños y los niños sólo deben jugar.

Los niños deben vivir su infancia pero eso no quiere decir que debamos limitarlos pero lo peor de este asunto es que no termina ahí pues muchas veces al crecer seguimos con esa idea en la mente de no ser capaces de hacer muchas cosas solos sólo que al crecer surgen otros sentimientos como la pena o la vergüenza y preferimos no pedir ayuda, por miedo al qué dirán, y seguimos así frustrados, sin saber qué hacer, cómo hacerlo o peor aún sin saber por qué hacemos las cosas que hacemos; no nos formamos una propia identidad, dejamos que la sociedad la forje por nosotros siguiendo lo que nos dicen que se debe hacer, pero algo en nosotros sabe que no está bien pero tampoco hacemos algo para cambiarlo, esto nos vuelva a cerrar más y más convirtiéndonos en personas herméticas que sólo sigue por la vida de una forma que la sociedad acepta pues es la única forma que le enseñaron, para evitar esta soledad el adulto distrae su mente con juegos pero a diferencia de cuando somos niños estos juegos se le llama trabajo.

Esos son los dos polos de una identidad en desarrollo (que no termina por desarrollar), pero en medio de esos dos hay una etapa muy dura, la adolescencia, el punto clave de toda persona pues en ese momento se decide que será uno, esta es la etapa más difícil pues sentimos que no encajamos en nada, todo lo que lo rodea es increíble pero a la vez nada lo satisface, nada lo completa, se siente incomprendido. El niño piensa en jugar, el adulto en trabajar pero el adolescente ¿En qué piensa?, podemos ver esto claramente identificado en los cientos de tribus urbanas que existen como los “darketos”, “emos”, “skatos” y un sinfín de de micro sociedades creadas por los jóvenes para tratar de llenar ese vacío, esa búsqueda de identidad, no saben si lo que son en realidad es su verdadera esencia, andan por la vida sin saber dónde pertenecen y en un país que de igual forma muchas veces sufre del mismo problema es mucho más difícil.

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