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UN TRENECITO NOS HIZO VOLAR

1 de Septiembre de 2013

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UN TRENECITO NOS HIZO VOLAR

Nuestra escuela está ubicada en la periferia de la ciudad, donde las familias tienen

un nivel socioeconómico bajo, con un gran porcentaje de desintegración familiar

por: divorcios, alcohol y en algunos casos hasta por drogas, la mayoría de las

madres trabajan, por lo que difícilmente están al pendiente del aprovechamiento

escolar de sus hijos, hay muchos alumnos que llegan a estudiar aquí porque son

rechazados por el turno matutino por diversas razones, causas por las que la

mayoría de los niños le tienen poco aprecio al estudio, la mayoría de nosotros

laboramos en doble turno por lo que se nos hace más arduo trabajar por la tarde,

pues llegamos cansados y con pocas ganas de trabajar y aunque hacemos

nuestro mejor esfuerzo por brindar una educación de calidad no podemos negar

que es desgastante llegar al turno vespertino después de haber laborado por la

mañana y con poco tiempo para comer, sin haber tenido la oportunidad de ir a

nuestra casa, por estas y otras razones evitamos tener comisiones que nos

absorban mas del tiempo destinado a las clases, como es la comisión de

bibliotecario, ya que solo esperamos el toque para salir lo más rápido posible a

nuestra casa para descansar de una larga jornada escolar, por eso nos da gusto

cuando llega un maestro nuevo a nuestra escuela pues a él se le otorga el grupo

más indisciplinado y con mayor rezago educativo, el grupo al que todos los

maestros evitan y por supuesto ¡la comisión de bibliotecario! misma que nadie la

quiere tener a su cargo y debido a esto, somos renuentes a implementar acciones

sobre la lectura y aunque sabemos que los resultados de la prueba enlace nos

ubica en un nivel bajo de comprensión lectora en nuestros alumnos, seguimos

renuentes a crear alumnos que sean lectores autónomos, y cuando nuestro grupo

entra a algún concurso de redacción y expresión literaria como es el caso de los

símbolos patrios, nos damos cuenta de que sí sienten la necesidad de expresarse

pero no tienen la mas mínima idea de cómo hacerlo y lo que es peor, ¡No somos

capaces de brindarles herramientas para que puedan expresarse oralmente y por

escrito! Y alegamos a nuestro favor que si les ayudamos ya no es composición de

ellos, pero hacemos a un lado nuestra responsabilidad, ya que si el niño no sabe

expresarse es por nuestra culpa, pero para nuestra comodidad existe el pretexto

universal de los maestros mediocres ¡Es que el maestro de tal o cual grado no le

enseñó! como si la expresión en todas sus facetas solo se enseñara en uno u otro

grado.

Este año tenemos el gusto de tener un compañero nuevo, el cual nos quitará la

carga de la dicha comisión ¡La de bibliotecario!, nosotros no sabíamos que su

experiencia en bibliotecas casi era nula, que trabajó veintitantos años en la sierra

tarahumara, en una escuelita bidocente a donde casi nunca llegaron los libros de

texto, ¡Menos los libros del rincón! Por lo que él nunca tuvo acceso a una

biblioteca escolar mucho menos a una de aula, él no sabía que estaba a punto de

iniciar más que una experiencia, una odisea como encargado de la biblioteca,

pues le sucedió lo que le sucede a todos los maestros nuevos en una escuela,

quieren integrarse al colectivo y están de acuerdo a todo lo que dicen los demás y

ese inicio, hoy lo cuenta como anécdota:

“Por querer integrarme al colectivo siempre estaba de acuerdo a lo que todos

decían, y me sucedió lo que le sucede a muchos maestros, ¡me hice famoso! Pues

decían:-- ¿Quién hace esto o aquello?— todos contestaban: -- el profe Machado--

--¿Quién picha la carne asada?-- -- El profe Machado, incluso en cierta ocasión en

un acto cívico se les recomendó a los niños que no jugaran en los baños y para

cerrar la plática se les preguntó: --Entonces… ¿Quién va a cuidar los baños?-- Y

al unísono contestaron los niños:-- ¡el profe Machado!, allí comprendí que en

verdad era famoso en toda la escuela”.

Ya en una reunión del Consejo Técnico de la escuela se nos repartieron las

comisiones y la directora hizo la siguiente pregunta:-- ¿A quién ponemos de

bibliotecario?—Todos contestamos muy jubilosos, sabiendo que cuando menos

este año no nos iba a tocar esa comisión: --¡Al profe Machado!--. Él aceptó el reto

pensando que era como cualquier otra comisión, aunque después se dio cuenta

de que es la comisión a la que hay que dedicarle más tiempo e incluso la que lo

enfrentaría directamente contra nosotros.

Como es de esperarse se le citó a una reunión de encargados de la biblioteca y

hubo algo que le pareció increíble, pues la mayoría de los maestros fueron muy

pesimistas al expresarse sobre el apoyo, que sus compañeros maestros brindan a

las actividades propuestas por el programa, que en algunos casos casi era nula y

en otros hasta se podía decir que estaban en contra de la lectura, situación que no

se imaginaba existiera en nuestra escuela.

Se les sugirió (según nos cuenta él) que empezaran por acomodar los libros en

base a las categorías, géneros, colores y niveles lectores (recuerden que él no

sabía ni tenía el más mínimo conocimiento sobre esta forma de clasificar) pero

pensó, ahorita nos van a dar algunas estrategias o algo escrito para iniciar nuestro

trabajo, pero ¡No! ¡No había nada! , --y… ¿entonces?-- Dijo un maestro,

--Empiecen con las acciones del año pasado-- dijo la asesora de la reunión. Él

entre tímido y preocupado, pues no sabía nada de las acciones pasadas, pero

necesitaba cuando menos una acción para ponerla en práctica en nuestra escuela

por lo que le preguntó:-- Maestra ¿Cuál fue la actividad del año pasado que más le

gustó?-- --¡La caja viajera!-- Le dijo y más que quedar complacido quedó con

mil preguntas: --¿Qué es la caja viajera? ¿Qué función desempeña? ¿Cómo se

logra con ella que los niños lean? Y lo más importante ¿Cómo la pongo en

práctica?--. Le sucedió algo parecido al cuento: Caperucita Roja tal y como se la

contaron a Jorge, en donde el papá le cuenta “…Y Caperucita Roja cruza

velozmente el bosque con la comida de su abuelita” imaginándose a una niña

común y corriente, con una canastita que contiene la comida, pero Jorge se la

imagina como una de las chicas súper poderosas, la cual cruza el bosque volando

velozmente y con una pizza para su abuelita, pues muchas veces pensamos que

la otra persona se va a imaginar lo mismo que nosotros al decir algo, quiso

preguntar pero no lo hizo por temor a quedar ridiculizado por su ignorancia en

cuanto a las acciones de lectura y se dijo a sí mismo, después le pregunto a

alguien que sepa, al cabo ya vienen las vacaciones de navidad, ya en enero

comienzo con las acciones, pues nos dijeron que en enero de seguro nos llegaba

las 11 mas 1 acciones, y así fue, se nos hizo llegar el calendario anual,

inmediatamente las puso a nuestra disposición en una reunión realizada para tal

motivo, todos aceptamos de buena gana las actividades pero a la hora de

evaluarlas comprendió que sí era cierto lo que se platicó en esa primera reunión,

pues una minoría las llevamos a cabo y quizás para no quedar en evidencia, pues

se nos dijo que se tomarían fotos para evaluar los resultados, fue en ese momento

cuando comprendió que sí existe una fuerte apatía hacia realizar actividades

extras, alegando a nuestro favor que es demasiada carga y que el horario de

clases no alcanza ni para realizar cabalmente los contenidos del programa.

Se hizo una nueva reunión y aunque la directora nos hizo ver de que la lectura no

es una actividad extra, sino una actividad implícita dentro de la enseñanza misma

y que si nosotros logramos que nuestros alumnos sean lectores autónomos se nos

facilitará el aprendizaje, pero ni con eso logró el apoyo de nosotros, pues cuando

nos dimos cuenta de que teníamos que clasificar los libros, darle un espacio a la

biblioteca, implementar estrategias de lectura, etc. Casi todos nos enfadamos.

--¿Cuál es su función entonces?-- Preguntó un maestro,-- ¡Si nosotros somos los

que vamos a hacer el trabajo!--, otro maestro dijo: --¡Usted está loco! ¡Cómo

vamos a hacer todo eso! ¿De qué sirve que los niños lean libros si van a reprobar

el año?-- y se salió del salón y otro le siguió y otros mas, solo quedamos 3

maestros y la directora, quedamos un momento expectantes y el maestro

bibliotecario con la firme determinación de renunciar a su comisión, --¡No lo haga!-

le dijo la directora, --¡Demuéstrese que no se deja vencer por algunos maestros

inconformes!, recuerde, en su camino siempre va a encontrar inconformidades

...

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