LA LOPEZ PEREYRA
Cele MuruaMonografía30 de Mayo de 2022
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INDICE
- INTRODUCCION………..…………………………..…………………pág. 3
- UN POCO DE HISTORIA………………………………………..…….pág. 4
- LA ZAMBA: EL ORIGEN, UNA LEYENDA Y UNA TRAICION….…pág. 5
- El origen y una leyenda detrás del título…………………...….pág. 5
- Comienzan los problemas………………………………..…..…pág. 6
- Una traición…………………………………………………..…..pág. 7
- LA CONSAGRACION……………………………………...…………..pág. 8
- CONCLUSION………………………………………………………….pág. 9
- ANEXO………………………………………………………………...pág. 10
- REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS……………………….………..pág. 11
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- INTRODUCCION
El norte argentino es conocido por vivir intensamente la fe, la tradición, la gastronomía, sus festividades paganas y la cultura, haciendo que cada escenario se colme de encanto. Es importante destacar, que el folklore es una faceta central en su historia; el salteño está acostumbrado a participar de reuniones entre amigos y familiares, donde el canto y la danza son infaltables. Basta sólo con un guitarrero para que en cualquier reunión se forme una peña. No resulta extraño entonces, que Salta sea conocida por ser cuna de cantores y grandes artistas, dado que al son de guitarras y bombos surgen las mejores letras de zambas, chacareras y demás.
La tierra salteña y su gente convierte citas en noches inolvidables. La zamba, por ejemplo, pieza musical clásica de un encuentro reúne todas las características especiales de una conquista. En ella el hombre tiene la iniciativa, pero la mujer siempre será la que dispone y predispone hacia donde llevar la situación.
En “la famosa guitarreada”, es casi un hábito que se interprete una zamba. Su identidad está notablemente marcada, puesto que, su diseño apunta a las emociones, lo sensorial, la posibilidad de entender el significado real de una letra y asociarla con los paisajes o las mismas personas que habitan en la región. La melodía es la excusa perfecta para los salteños de aproximarse a la inspiración y a una forma de expresión del amor. Refleja la conquista pura y respetuosa entre un hombre y una mujer. “La zamba que enamora”, la llaman algunos habitantes.
Este estudio pretende demostrar como el folklore y, en este caso la zamba, está sumamente arraigada a la cultura de su pueblo. Los lugareños adoptan repertorios clásicos, canciones que los identifican y marcan su origen. En una conversación, propia de peñas o encuentros guitarreros, es natural escuchar: “- ¡Canta una zamba que sepamos todos! -“, y es en ese momento en el que hace entrada “La López Pereyra”, una de las zambas más escuchadas, tanto en la provincia de Salta, como en toda Argentina.
Muy pocos conocen la historia que se esconde detrás del título, pero sin duda es considerada el himno no oficial de Salta. Su melodía presenta una historia apasionante; pero, ¿qué se canta cuando la entonan?, ¿un asesinato?, ¿un desengaño amoroso?, ¿un triste hombre enamoradísimo? o ¿una consagración mítica? Está demostrado que el título de esta gran obra no tiene nada que ver con la historia que la rodea, ni el cómo, ni el por qué o el cuándo, ni su contenido sentimental; pero alguna vez lo dijo el Puma Vasconcelos: “-No recuerdo salteño que no la cante o la sepa, y la entone como algo propio- “.
- UN POCO DE HISTORIA
“La López Pereyra”, considerada el himno popular de los salteños, viene acompañada de tragedias y penurias. La pesadumbre está plasmada en cada uno de sus versos, pero resulta ser que su origen traspasó fronteras y un largo recorrido antes de ser reconocida propia de su verdadero autor. Para poder penetrar la historia de tamaña zamba es de suma importancia retroceder en el tiempo y llegar a un asomo de la vida de quien fue su creador.
Andrés Artidorio Cresseri, de familia italiana de artistas y poetas, nació el 27 de febrero de 1862 en la Provincia de Salta y fue bautizado un 5 de marzo del mismo año, en la iglesia San Juan Bautista. Su padre José Cresseri, era comerciante y músico italiano y su madre Carmen López Maurin, de profesión pianista perteneciente a una tradicional familia salteña de aquellos tiempos. Tuvo los siguientes hermanos, Luisa Amelia, María del Carmen y Angélica, nacidas en la ciudad de Salta, y Arístides (poeta) nacido en Jujuy.
El ambiente familiar de Cresseri estaba en el centro de la ciudad. A los once años comenzó a acompañar a su padre al trabajo, quien comerciaba con mulas en la frontera con los países andinos, lo que determinó que se quedara a residir en Tarija algún tiempo. Fue en esos viajes que se familiarizó con la música y la danza andina. Recibió las primeras lecciones musicales de su madre y a los dieciséis años era ya “un experto pianista”. En 1880, su obra musical “Bailecito de Bolivia”, se hizo muy popular en Sucre, el sur boliviano y pronto alcanzó la popularidad en las provincias de Salta y Jujuy.
Él y sus hermanos quedaron huérfanos a temprana edad, motivo por el cual fueron criados por su tía María Bernarda Candelaria López Maurin.
Don Artidorio se dedicó a la composición, la interpretación y la docencia. Fue maestro de educación primaria y ejerció como director de la Escuela Elemental Nº 1. A su retiro, y durante toda su vida recorrió las provincias del norte argentino, dedicándose a la afinación de pianos, la enseñanza musical y a la investigación del folklore de la región. Solía tocar en el bar que podría haberse denominado “El Cabildo”, donde solía ir el juez Dr. Carlos López Pereyra, no tenía ningún parentesco con él, pero logró consolidar una gran amistad. También tuvo una “amistad” con Andrés Chazarreta, un criollo de Santiago del Estero, quien sería el autor de un enorme crimen hacia la honestidad, amistad y amabilidad de Artidorio y sobre todo al folklore.
Vencido por los años, falleció a los ochenta y seis años en un hogar de ancianos de la Ciudad de Salta, el 18 de octubre de 1950.
- LA ZAMBA: EL ORIGEN, UNA LEYENDA Y UNA TRAICION
- El origen y una leyenda detrás del título
Existen variados artículos sobre ella, pero se ha constatado y, en la actualidad, es sin duda una de las obras populares más antiguas de la historia musical de Salta. Su música fue compuesta por el salteño Artidorio Cresseri, probablemente en el año 1901. Se dice que Artidorio es coautor de la letra, pero la autoría ha sido atribuida a varias personas, entre ellas, Artidorio Cresseri, Juan Francia, René Ruiz, Arturo Gambolini, José Gambolini y el propio Carlos López Pereyra; aunque no existía plena certeza de ello. Mas tarde, se supo que el payador uruguayo, Juan Francia, fue autor de las primeras tres estrofas y; según cuenta su hijo José A. Cresseri, decía su padre que el Dr. López Pereyra colaboró para terminar de definir la letra junto a la melodía. En algún momento su ritmo también fue tema de discusión al decir que es más rápida que una zamba clásica y más cercana a una cueca. Pero este modelo de composición tiene la particularidad de no tener estribillo, lo que caracteriza a la versión típica de la zamba “antigua” (con el correr del tiempo la zamba se comienza a componer por regla general con dos partes, cada una de ellas con dos estrofas y un estribillo).
En sus inicios el tema fue conocido como “Cafayate”. Luego Cresseri le cambió el nombre a “Chilena”, esto lo hace como una dedicatoria a su gran amigo, el Doctor Carlos López Pereyra (1875-1929). Según Juan Pablo Carrivali: “…fue un 25 de abril, en una noche propicia, lejana e inolvidable en el solar donde funcionaba el Hotel Salteño (luego Hotel París) donde se realizaban las famosas tertulias musicales a las que concurrían destacados vecinos, artistas, magistrados y militares; en que, sentado al piano, surgió de Artidorio Cresseri la amable idea de festejar a su amigo íntimo, el juez de instrucción de la provincia de Salta, el Doctor Carlos López Pereyra, apasionado sostenedor de las manifestaciones artísticas y vernáculas, que cumplía años. Fue entonces cuando, tocado también por la emoción, le dedicó su composición que bautizara en su homenaje, con el título original: “Chilena dedicada al Doctor Carlos López Pereyra”. Evidentemente, la calidad de la persona que motivó el homenaje y sobre todo el carácter público del mismo, dieron al hecho de la dedicatoria y bautizo de la zamba, una notoriedad que resulta obvio puntualizar…”. En plena reunión, Pereyra le pidió a Cresseri que ejecutara esa composición que tanto le agradaba.
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