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Pasos De Lopez


Enviado por   •  29 de Noviembre de 2011  •  1.477 Palabras (6 Páginas)  •  1.312 Visitas

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Los pasos de López, es un texto que trata de un evento significativo en la historia de México: la Conspiración de Querétaro, que al ser descubierta, llevó al estallido de la lucha por la independencia, ese movimiento armado que tuvo lugar en los primeros años del Siglo X1X.

Sin embargo, Jorge Ibargüengoitia, se ocupa de ese pasado como si se tratara de eventos actuales; como de situaciones y eventos recién vividos. Mijail Bajtín sostiene que ésta es una de las características propias del género novelístico, que en contraste con la épica que se distingue por ocuparse del pasado desde la distancia; es decir, de un pasado absoluto, la novela se planta en el presente de los acontecimientos que trata, los replantea, los desacraliza. No sé si cualquier novela tiene esta característica, pero ciertamente es uno de los fundamentos de la novela de Ibargüengoitia.

Uno de los recursos que el autor utiliza para lograr dicho cometido es el de la narración en primera persona: quien narra los hechos es el personaje protagonista de la novela, que sin ser el protagonista de la historia (del movimiento independentista), es uno de sus principales actores. De ahí, el discurso impregnado de la vivencia que le otorga frescura, aliento, subjetividad. Así, la distancia que toman tanto la épica como el discurso positivista historiográfico mediante la que se presentan los acontecimientos como algo totalmente concluido, se borra. El personaje-narrador se mete en ese tiempo, vive los acontecimientos, los experimenta, los narra, los replantea:

Cuando platicaba con Adarviles, que iba en la retaguardia, me parecía que íbamos en ejércitos diferentes. En donde a mí la gente salía a regalarme manzanas o a echarme flores, a Adarviles lo apedreaban o le cobraban los destrozos que el ejército había hecho a su paso. En un paraje desarbolado, un grupo de nuestros hombres tumbó una casa nomás para hacer una fogata con las vigas y calentar las tortillas. (Ibargüengoitia, 1987:146)

Asegura, también, Bajtín que la distancia se expresa en tono serio. Para librar esa distancia, Ibargüengoitia hace a un lado toda solemnidad, y construye un discurso, en gran medida, humorístico. Éste es, quizá, el recurso más relevante que utiliza el autor. No sólo logra, así, una historia más terrenal, sino que le confiere ambigüedad, otra de las características destacada por Bajtín como base del discurso novelístico. Para lograrlo, se vale, en gran medida, de la ironía (recurso que aquí se entiende como parte integrante del discurso humorístico). Esa clase de ironía que, en la crítica literaria, se identifica como ironía narrativa -y que, en el caso de la cita que sigue, resulta de la contradicción entre lo que afirma un personaje, y lo que sostiene el narrador- (se trata de la opinión de Carmelita -personaje que encarna a doña Josefa Ortíz de Domínguez- quien conversa con Chandón):

-Mire las casas de la gente pobre. Qué bonitas son ¿verdad? Son muy sencillas pero están muy arregladitas. Si usted se fija, en ninguna falta una macetita con flores.(Ibidem:16)

Luego interviene el narrador (quien complementa la descripción del sitio señalado por su interlocutora) con una mirada muy de Sancho, por cierto:

Era otro cerro, el del barrio de San Antonio, un apiñamiento de casas de adobe con cercas de nopal. Había montones de estiércol, humaredas, hombres dormidos, mujeres cargando rastrojo, niños jugando con el lodo, perros ladrando.(Idem)

Luego, remata lacónico “La corregidora exclamó: -¡Qué dignidad hay en la pobreza!”(Idem)

Poco después, Carmelita le cuenta al personaje-narrador, el motivo que la autoridad aducía para remover de su cargo al corregidor:

-(...)¿Cuál cree usted que fue la razón que le dio para quitarlo del puesto?: que “corrían rumores”, decía, de que gastábamos demasiado. Puras mentiras. Vivimos bien, como puede ver, pero siempre dentro de los límites del sueldo que tiene mi esposo, que es lo único que tenemos. Una cosa es que el dinero nos luzca y otra muy diferente que gastemos más de la cuenta, ¿no cree usted?

Mientras ella hablaba yo había estado calculando el sueldo de Corregidor a juzgar por la vida que yo veía que se daba: la casa, la huerta, la mesa, los criados, los vestidos de la señora, etc. (Ibidem:20)

Y poco adelante, se lee “Comimos, según el Corregidor, en confianza; es decir, los tres y el perrito en una mesa en la que hubieran comido catorce” (Idem)

Cabe hacer notar la fuerza de este recurso: mediante una escueta estrategia, sin entrar en digresión alguna, los corregidores - muy distintos a los que conocimos en la historia oficial - son puestos en tela de juicio; presentados mucho más mundanos, con un discurso un tanto doble (en el caso de la descripción, que hace Carmelita, de las casas de la gente humilde, sino doble, por lo menos ingenuo, quizá cursi).

En buena parte de la historia oficial de México hay - como

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