Adaptación cinematográfica

ADAPTACIÓN CINEMATOGRÁFICA

El interés por conocer la naturaleza del fenómeno de la adaptación en mediados de los años 60’s da lugar a diferentes argumentos, en su mayoría en contra de las adaptaciones, por parte de pensadores y famosos de la época. La falta de originalidad y de capacidad, las omisiones, simplificaciones y cambios representadas por el film; la “destrucción” de la cultura al tergiversar la literatura, son argumentos que fundamentaba el recelo de dichos famosos hacia las adaptaciones cinematográficas.

Se cae en la confusión de comparar una obra literaria con su adaptación audiovisual, enunciando aspectos plasmados en el escrito que, de acuerdo a su fidelidad representada en el la adaptación, dictaminaban el éxito o el fracaso del producto final.

Varios factores como el lenguaje literario y cinematográfico y las artes narrativas aplicadas en las obras lograban exponer diversas e importantes diferencias y pocas similitudes, quedando estas últimas en un segundo plano para la crítica de la adaptación estudiada. La inclinación hacia el discurso y las derivaciones narratológicas indicaban que existían parámetros que una adaptación debía seguir y no omitir para lograr su cometido. Factores que a groso modo no defendían la adaptación, pero si concluían en que el contenido del texto literario y del audiovisual son totalmente diferentes y hacen casi imposible una comparación general de un film y su obra literaria.

Con el transcurrir de los años, la adaptación sufrió nuevos enfoques y la noción del fenómeno que era tan aborrecido años atrás se amplifica para tomar en cuenta nuevos aspectos. Se identifica la fidelidad al espíritu de la obra, el cual consistía en elementos esenciales que debían ser transmitidos en su forma total y natural. La adaptación se consideró como una actividad reinterpretativa y resimbolizadora, que no estaba fundamentada en calcar una obra literaria de inicio a fin, sino de apropiarse de ella; aplicando una lectura profunda, inteligente y sobre todo interpretativa; lo que se convertía en un argumento a favor atribuyendo al cineasta la capacidad de asimilar la obra a su punto de vista, su ideología, su contexto socio-históricos y demás aspectos que son propios de cada persona.

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