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Segregación y odio en la adaptación cinematográfica de Mississippi en Llamas (1988)


Enviado por   •  23 de Mayo de 2017  •  Ensayos  •  2.822 Palabras (12 Páginas)  •  220 Visitas

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Segregación y odio en la adaptación cinematográfica de Mississippi en Llamas (1988)

        La presencia del otro en el continente americano generó diversas tensiones que se manifestaron en la producción de violencia sistemática, y cuyos vestigios siguen perpetuándose y actualizándose. La concepción binaria de la convivencia social, consecuencia de la expansión del capitalismo por Europa y luego a lo largo de  América, ha tendido a generar comunidades identitarias en base a la negación u oposición del otro, tal como se observa en la relación entre el género femenino y masculino, en donde lo masculino, como señala Michael S. Kimmel (1997), “nace de una renuncia al referente femenino histórico, de carácter reproductivo y en consecuencia “maternal”, no de la afirmación directa de lo que es masculino.” Estas concepciones dicotómicas son las piedras angulares de la relación que se construye y prolonga entre los distintos grupos culturales, como lo es la población indígena nativa y la colonizadora, esta última caracterizada fisionómicamente por ser de raza blanca, creyente en religiones monoteístas y con un alto grado de jerarquización de los saberes. Sin embargo, existe un tercer grupo, que aunque se concentró en la zona de las Antillas y luego se expandió por toda América, no arribó al continente por plena voluntad, y por ende en libertad y con derechos, sino más bien fueron reducidos, cosificados, arrojados  y desintegrados social, político y culturalmente, concebidos como seres abyectos con costumbres inmorales y alejadas de toda definición o normativa del discurso científico. Ese grupo de personas lo constituía la población negra africana, de cuya presencia, aunque silenciada y tergiversada por la mayoría de los dispositivos gubernamentales, sí podemos dar testimonio, puesto que la tradición oral y los procesos de sincretismo cultural han posibilitado que de alguna u otra forma, por voz negra o blanca, los relatos de una identidad negra y también mestiza  reciban la luz del interés tanto del ciudadano común, como desde la academia o las distintas artes. En este sentido, el cine ha sido uno de los estratos que bastante ha tenido que aportar en torno a la creación de registros audiovisuales que posibilite el diálogo entre procesos históricos y vivencias personales. El fenómeno cinematográfico ha adquirido un lugar destacado en la sociedad a lo largo de su dinámico desarrollo en los últimos años. La idea de crear un testimonio de su propio tiempo, aprender sobre la vida de otras personas y escapar de las realidades es algo natural en el hombre, pero también la denuncia o la propagación de ideas. El cine ha cambiado radicalmente en diferentes momentos y lugares bajo la influencia  de las diversas circunstancias sociales y culturales. Desde que comenzaron los dibujos en las cavernas, o se realizaron los primeros retratos y esculturas de rostros, hasta llegar a tomarse la primera fotografía, las personas han sentido la necesidad de documentar sus impulsos creativos  y plasmar aquello que ha captado su atención visual y también emocional. La posibilidad de filmar nuestras vidas y dar espacio a la imaginación permite conocer quiénes somos y cómo vivimos. Bajo esta primicia se circunscribe el tema a abordar, el cual tiene como eje el film Mississippi en llamas (1988), cuya trama relata sucesos ocurridos en 1964 en donde se vieron involucrados integrantes del Ku Kux Klan  en la desaparición y posterior asesinato de tres militantes por los derechos civiles en Estados Unidos,  tomando en cuenta la trama, se pretende abordar los distintos relatos al interior del film, en especial  los aspectos que constituyen  la retórica del Ku Kux Klan o también conocido como discurso del odio, todo ello desde una mirada corpopolítica e interseccional que permita contrastar por un lado, los aspectos historiográficos considerados en la película, y por otro, de qué forma el director nos presenta una trama relacionada con el conflicto racial en Estados Unidos al considerar los aspectos de la perspectiva nombrada.  Al respecto cabe interrogarse ¿El discurso del odio se manifiesta en las expresiones artísticas, ya sea en sus guiones o en la distribución y presencia o ausencia de estereotipos? ¿Cómo abordan los directores los conflictos raciales, hacen distinciones entre los grupos culturales en oposición?¿El tratamiento de la industria del cine actualiza la violencia?

        La temática del genocidio judío ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial ha sido una temática constantemente abordada por guiones cinematográficos        , otorgar un registro visual de cómo se realizaron esos crímenes pareciera causar entre los directores cierta competitividad por cual evidencia más crueldad, sobre todo en la industria cinematográfica Hollywoodense. Lo cierto es que, independiente del nivel de sesgo y grado de imparcialidad, las últimas premiaciones de los OSCAR 2016, dejaron en evidencia la persistencia de otra herida muy tocada por el cine norteamericano,  y también muy vigente por acontecimientos relacionados con la racialización, ello fue la ausencia de nominados afroamericanos, lo cual evidenciaba una supremacía blanca notoria en una ceremonia ícono en un país cuyo presidente es de color negro.  La herida del colonialismo nuevamente evidente, las tensiones reviven y entonces somos testigos de algo latente “el peligro de los fascismos no está en las huellas y las formas del pasado sino en las condiciones que siguen operando en el presente” (Chávez, 2013:23).  En este sentido ¿qué nos muestra Parker en Mississippi en llamas?

        El discurso del odio

        El film trata de forma sutil los elementos que fueron parte de la enseñanza del odio, esas vivencias que probablemente no venían predispuestas genéticamente, pero que son parte de un proceso de aprendizaje  en el cual los agentes de socialización cumplen un rol fundamental al ser ellos los vehículos a través de los cuales se asimila lo que constituye la vida en sociedad, al respecto, los discursos de odio, o como en su origen anglosajón se conocen como Hate speech “designa una categoría, un tipo particular de lenguaje, dirigido a degradar, intimidar o incitar a la violencia o cualquier clase de acción lesiva, contra un grupo de personas por razón de su raza, género, etnia, origen nacional, religión, etc.”(Jiménez 2005:129), Este tipo de discursos fue la herramienta más potente en grupos como el Ku Kux Klan, cuyo ordenamiento y adhesión promovían “la violencia étnica, racial o religiosa, este tipo de discurso se dirige también a descalificar y denigrar los estándares internacionales de protección de los derechos humanos, justificando todo tipo de violaciones contra las libertades fundamentales.” (Jiménez 2005:129), este último punto es trascendental, puesto que en muchos casos este tipo de grupos defendían su existencia apelando al derecho a la libertad de expresión, lo cual dificultó en muchos casos dar sentencia a personas involucradas, una de ellas es el predicador Edgar Ray Killen, quién tras décadas, fue condenado el 2005 por asesinato y planificación del crimen de los tres activistas asesinados.

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