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Comienzo De La Mandragola


Enviado por   •  7 de Octubre de 2013  •  544 Palabras (3 Páginas)  •  188 Visitas

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nicolás Maquiavelo: La Mandrágora

Personajes: CALÍMACO, SIRO, MESSER NICIA, LIGURIO, SÓSTRATA, FRAY TIMOTEO5, UNA MUJER, LUCRECIA.

Prólogo

Dios sea con vosotros, público benigno, Puesto que de ello parece que dependa La benignidad de seros grato. Si os abstenéis de hacer ruidos, Os contaremos una nueva historia nacida en esta tierra. Mirad el escenario Tal como os lo presentamos: Ésta es vuestra Florencia; Otra vez será Roma o Pisa, La cuestión es para desternillarse de risa. Esta puerta, aquí a mi derecha, Es de la casa de un doctor Que estudió derecho leyendo a Bueyecio. Aquella calle, tras esa esquina, Es la Calle del Amor, Donde quien cae se quedará bien tieso. Podrás conocer luego Si temprano no quieres retirarte Por las costumbres a un fraile, Que habita como prior o abad En el templo de enfrente, Si es que no te vas pronto de aquí. Un apuesto mozo, Calímaco Guadagni, Recién llegado de París, Mora allí, en la casa de la izquierda. Este hombre, buen compañero de sus amigos, Lleva los signos y los vestigios, más que en otros, Que da el honor de la gentileza. A una joven discreta Amó con gran pasión Y fue engañada en el nombre del amor, Y todo fue como os contaré, y quisiera Engañaros como él a ella. La historia se titula Mandrágora. La causa muy pronto entenderéis Cuando sea recitada, según lo estimo. EI autor no disfruta de mucha fama; Sin embargo, si no os llegara a entretener Él se compromete con pagaros vino. Un amante aturdido, Un doctor poco astuto, Un fraile vividor, Un gorrón predilecto de la malicia, Serán hoy causa de vuestro regocijo. Y si esta materia os parece indigna, Por ser asunto muy liviano, Para un hombre que parece grave y sabio, Perdonadlo por esto: que se las ingenia, Con estas fantasías vanas, Para hacer su tiempo triste algo más suave, Porque no encuentra sitio Hacia donde volver la cara; Puesto que le han vedado Que muestre con otras empresas de mayor esmero Y no encuentra premio para sus desvelos EI premio habitual que se desea es que cada cual, De lado y con burla, Hable mal de todo lo que ve o siente. De ese obrar depende, sin duda alguna, Cómo en el presente siglo Se pervierte a la virtud de antaño; Aconteció que la gente, Viendo tanta crítica y censura, No se esfuerza y no intenta Realizar una obra para que luego El viento la lleve y la nieve la cubra. Pero, si viese a alguien Hablando mal o criticando, lo tomaría de los pelos Para sacudirlo y ponerlo aparte, Y amonestarlo y contarle Que el autor también sabe criticar, Y cómo éste fue su primer arte; Y cómo, en todos los sitios del mundo Donde suena el toscano, No se aprecia a esa gente Por más que le hagan reverencias A aquel que lleva mejor manto. Mas dejemos que hable mal y critique el que quiera. Volvamos a nuestra historia, Pues se nos pasa la hora. Hagamos cuenta de que no hemos dicho nada, Ni alabado

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