Diario De Juan; Historia De Una Batalla Ganada
acrata4 de Noviembre de 2013
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Diario de Juan, uno de los cinco cortos animados de la serie Cortos que animan que produjera Fundación Huesped, relata en breves cinco minutos, la historia de Juan, un adolescente que enfrenta los padecimientos de una enfermedad autoinmune (el VIH) y las manifestaciones de una enfermedad social (la discriminación, el miedo y el tabú).
“Cortos que animan” es una serie 5 cortometrajes de animación dirigidos a jóvenes realizados en 2006, que abordan distintos aspectos de la problemática del VIH/sida. Cada corto fue dirigido por distinguidos realizadores como Juan Manuel Antín, Juan Pablo Zaramella, Nuts Studios, Alejandro Szykula y Lorena Sagiryan, utilizando distintas técnicas de animación como stop motion, collage, 2D y 3D.
Alfredo Casero, Guillermo Francella y Jorge D´Elía dan voz a algunos de los personajes y los hermanos Marcelo y Julio Moura (del grupo Virus, particularmente afectado por esta enfermedad) compusieron la música original de uno de los cortos. Los cinco cortos que integran esta serie abordan distintos aspectos de la problemática: la importancia del testeo de VIH y el uso del preservativo; alcohol, drogas y su relación con el VIH; la mujer y el VIH; vivir con VIH y la transmisión de madre a hijo.
“Diario de Juan” tiene como tema el VIH y su tópico resulta la discriminación en la vida de quién padece esta dolencia. El corto destaca la importancia del uso del preservativo y a tal efecto, presenta la historia de Juan, un chico que creció con VIH y está por empezar su vida sexual, evidenciando sus miedos y los miedos en la mirada de quienes lo acompañan.
Adentrándonos en la narración, la ficción escenifica el fin de la adolescencia en un chico que ha crecido conviviendo con la enfermedad y cotidianizándola junto a la discriminación: fenómeno que cobra importancia en la sucesión de hechos y se convierte en su oponente a lo largo del relato. Juan, convive entonces en un contexto estigmatizante, que lo convierte en ocasiones poco menos que un paria y lo lleva a apartarse de vivencias tan propias de su edad como el deporte o el inicio de las relaciones sexuales.
Muestra el audiovisual el devenir de un personaje que, cuando niño, encontraba refugio solo en los brazos de su madre, hecho perfectamente verídico, teniendo en cuenta que en la década del noventa (la infancia del personaje en el relato), la “batalla informativa” contra el vih estaba en pleno desarrollo.
Habituado a crecer en un contexto de desconfianza e integración relativa, su situación encuentra alivio cuando conoce a su pareja, quién desde la información logra terminar con el tabú en el que vive su grupo ocasional de amigos que practican futbol. Si bien la desinformación no es un fenómeno aludido en el relato, el audiovisual refuerza desde esta elipsis, la idea de que el fin del silencio es la única manera de terminar con el tabú que trae consigo esta enfermedad.
En el plano de la gramática audiovisual, el corto animado hace avanzar el relato desde la ausencia total de mensajes verbales, sin pronunciar palabra alguna y valiéndose solo de la iconicidad de las imágenes y la potencia narrativa de su banda sonora.
Utilizando un narrador externo a los hechos, tanto desde el plano de la imagen como desde el sonido, el realizador maneja con criterio las tonalidades oscuras y las escenas nocturnas al momento de representar los instantes de mayor carga dramática para el personaje. Con un relato de marcha lineal, salvo en la ocasión en que el joven Juan se transporta a su vivencia de niño, el corto aplica las medias luces y un remolino de hojas como recurso narrativo, a la hora de acompañar su sentimiento de desamparo frente la consideración social de la enfermedad que padece.
Lo antedicho es particularmente reforzado por la música, que sigue ese afán narrativo
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