EL HOMBRE BOMBILLO

El hombre bombillo:

Se trataba de un anciano que tenía fama de sabio, al cual la gente acudía en busca de ayuda y sentían mucho respeto por él.

La causa de la fama de Luis Zambrano, un genio de Bailadores-Edo. Mérida, se originó al presentar interés por la mecánica desde pequeño, a pesar de que su educación formal llegó hasta 4to grado de primaria no fue impedimento para que fuera un aficionado de la física; mientras los niños de su pueblo malgastaban su tiempo  jugando con barro o parecidos, Luis se planteaba nuevos retos al fabricar pequeñas corrientes de agua con los materiales que encontrara. Al pasar los años, fue adquiriendo conocimientos de electricidad y mecánica, instaló un taller que le permitió desarrollar más de 50 inventos, algunos por encargo de la gente de la aldea, un ejemplo de esto fue la máquina peladora de fresas, una zaranda para clasificar el ajo, una fundición con su respectivo horno, secadoras de café, una bicicleta moledora de granos, entre otras, y aunque perdió su mano derecha tras un accidente con una sierra, no fue inconveniente para que siguiera inventando diversas hazañas. Al ver a este hombre tan sabio y a la vez humilde, varias personas que visitaban el pueblo preguntaban por qué le decían sabio, en qué consistía su sabiduría o qué ciencia dominaba, a lo que la gente respondía con un simple es un hombre feliz que vive en paz con todos.

Un buen día un joven que escuchó hablar de él y que ansiaba adquirir conocimientos, se presentó en la casa de Don Luis para decirle que le enseñara  todo lo que sabía, el anciano se sorprendió del pedido y lo aceptó con mucho agrado, hacía mucho años que vivía solo y le gustó la idea de tener alguien con quien compartir su tiempo nuevamente; a la mañana siguiente se levantaron e hicieron el desayuno, mientras estaba, el anciano se sentó enfrente de una ventana para admirar la naturaleza, Hernán estaba disgustado porque pensaba que era tiempo perdido, cuando estuvo el desayuno, el anciano se levantó y fue a sentarse en la silla del comedor, mientras comían, el joven le pregunta que cuando empezaría a darle las clases, a lo que Luis contestó, yo no te enseñaré las cosas que en una escuela puedes aprender, al contario te instruiré para que tú diseñes tus propias herramientas, el joven se enojó un poco, pero aceptó lo que decía el anciano, y así fueron pasando los días, donde Hernán agradecía  al anciano por haberle dado otro métodos; juntos desarrollaron turbinas movidas por agua a las que llamaron Turbozám, usadas para generar electricidad, su casa fue la primera de la zona en estar iluminada por luz eléctrica antes de que llegara el servicio eléctrico. Zambrano se hace conocer en el país tras diversas creaciones junto a su ayudante, con todas estas obra recibe varios galardones, uno de ellos el Doctor Honoris Causa por su útil labor creativa. Cada día iba envejeciendo, y se sentía mal al ver que ya no podía hacer lo mismo de antes, al morir Don Luis, Hernán funda la Fundación Luis Zambrano para que el proyecto del anciano se cumpliera, la labor de ésta es difundir la riqueza creativa y estimular la tecnología popular para crear y enseñar a jóvenes de la zona. Actualmente dicha fundación sigue en pie y tiene como director principal al señor Hernán Méndez.

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