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Entre La Cruz Y El Fusil

VanneRnrFy14 de Octubre de 2013

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Entre la cruz y el fusil

La violencia ha sido generalizada en nuestro país desde siempre, se hace inmemorable e innecesaria recordar la fecha exacta de su inicio. Desde el principio de la historia hemos visto como la lucha por los intereses de unos pocos asesina a sangre fría los sueños de la población más vulnerable de ser libre y silencia sin discriminación la inconformidad que grita el pueblo de vivir de las sobras que dejan los apoderados del país.

Desde la colonización española, de ahí a la lucha por la “independencia” y más tarde la violencia bipartidista que hemos vivido hasta estos días, ha nacido esta violencia generalizada, que, como todas tienen un origen político, social y sobre todo un interés económico que busca la miseria del pueblo valiéndose de artimañas políticas y religiosas para que este siga sometido en la ignorancia sin voz, sin sombra.

La explotación de la clase obrera en la historia (escribir algo del contexto mundial de política mundial de la época) de todo el mundo siempre ha sido igual: el sucio reflejo de una sociedad manejada con hilos invisibles por la hegemonía de las familias más adineradas que su único objetivo es no perder el control turnándose entre ellas haciendo alianzas y compromisos matrimoniales con el clérigo, jugando con las creencias del pueblo.

Marta Rodríguez y Jorge Silva con su documental “Chircales” y con asesoría de Camilo Torres (pues este trabajo fue la tesis de sociología de Marta) hacen una denuncia mundial de la esclavitud a la cual una familia de alfareros es sometida, y tal cual como si estuvieran viviendo en la edad media, siendo siervos trabajando las tierras para los Señores y que, con lo que sobra ellos buscan la forma de sobrevivir dejando su fuerza, sus manos, su piel, su alma que día a día se endurece como hace el barro con el que hacen cientos de ladrillos a cambio de amenazas que reciben de sus arrendatarios y patrones tiranos que solo se sirven de ellos para aumentar su dinero a cambio de favores políticos “recíprocos” para mantener posiciones sociales absurdas y como si esto no fuera poco estos tienen el derecho de echarlos a la calle sin más remedio ni explicación en el momento que les plazca. Durante cinco años estos dos cineastas convivieron y se ganaron la confianza de la personas del lugar, logrando este arduo trabajo que tanto necesitaba el país y el mundo que, chocando con la realidad de frente, mostrándose más cruel que cualquier película de terror que vemos a diario hecha en Hollywood, deshace todo imaginario fantástico que nos ha dado sus grandes éxitos mostrando “el peligro al que estuvo sometido el mundo a causa del comunismo ruso” o como muestran actualmente el temor que debemos tener a “los terroristas musulmanes”.

La familia Castañeda es la protagonista del documental, y que, como muchas otras familias desplazadas del país que vienen de vivir la época de la “Violencia” son el espejo de una sociedad inescrupulosa, de gobiernos mañosos que viven a cuestas de la vida de estos trabajadores que solo luchan a diario por suplir las necesidades básicas sin lograrlo. Es inimaginable como todo este cúmulo de opresión, causado por la ignorancia que viene de generación en generación cargado de los ideales políticos y religiosos tradicionales le pongan la mayor venda y la más difícil de quitar al pueblo vendiendo la idea de que la liberación del alma está más allá y que acá, proclamando que vivir en absoluta sumisión al servicio de Dios, y es así como en una de las escenas ellos lo manifiestan, a causa del entierro de un señor que, según lo que escuchamos allí es que vivió trabajando toda su vida y su único consuelo, ahora que fallece, es el paraíso del eterno descanso.

El trabajo de investigación es bastante bueno y sintetiza el diario vivir de muchas personas desplazadas que al llegar a la ciudad se encuentran con todo este drama generalizado y, que

después de tanto tiempo del vistazo que el país le hecho a Chircales, siguen ocurriendo casos similares del desarraigo propio causado por la lucha contra el pueblo de los más poderosos por mantener el estatus económico, donde las cincuenta o sesenta familias apoderadas del país siguen siendo las mismas de hace cincuenta años que se organizaron en el Frente Nacional y que aun así este convenio ya no exista formalmente, se ha camuflado en distintos partidos políticos que buscan no perder jamás el control del pueblo y de sus riquezas.

En la época de los años 60 las denuncias sociales por parte del arte vienen ejemplarmente en el país por La mala hora de Gabriel García Márquez y Violencia de Alejandro Obregón donde una juventud saturada de violencia expresa como la indignación del pueblo y la memoria del mismo como un punto de partida estético.

En la primera escena, aparece un frame con una frase de Karl Marx que habla sobre la tecnología y su la incidencia de esta en la vida del hombre, de fondo suena ruidos industriales no muy claros haciendo referencia al texto , enseguida aparece una secuencia con la voz en off de un político en su discurso mientras se ve un plano general de una manifestación en el centro de Bogotá exactamente en la plaza de Bolívar seguido de un zanquero que la cámara lo toma en un plano contra picado seguido de un tilt up que, al subir muestra la arquitectura que hay delante de este hombre y es la de la iglesia simbolizando la posición que ocupa la religión en el país, seguido de una toma en plano medio a un campesino que luego pasa un primer plano a la forma en que un policía sujeta el arma, referenciando que el pueblo está en medio de estas dos doctrinas, entre cruz y fusil, en esta misma toma del policía se hace un tilt up donde la cámara al llegar al rostro de este toma ahora la espalda y muestra una maleta con un tipo de antena que la rastrea siguiendo en tilt up llegando a la punta de esta donde una vez más vemos la arquitectura del lugar, esta vez mostrando el palacio de justicia y con estos movimientos demuestra cómo llegan al poder los políticos: a la fuerza y con las armas, el discurso que oímos nos relata eufóricamente la emoción de llenar la plaza de Bolívar y el deber de agradecer al presidente. Mientras continua el discurso siguen mostrando planos de policías, sus armas y la forma en que las llevan en una de esas tomas comienza en un plano medio mostrándole la cadera a uno de los policías luego en un tilt up se nota la posición en que esta, además de tener una mano en el bolsillo del pantalón está sentado en las barandas del palacio, platicando y riendo con uno de sus compañeros con mucha comodidad, que, para mi quiere mostrar la posición que tiene esta entidad en el país. Al final de esta escena la cámara en un primer plano con una angulación frontal y con plena iluminación muestra un cartel liberal incitando al voto por este partido, contándonos la situación política del momento: el Frente Nacional y la efectividad de la propaganda de este para lograr el cometido.

La siguiente secuencia muestra un primer plano de perfil de un dedo sumergido en un tarrito con tinta y la voz del Señor Castañeda contando que él pertenece al partido liberal y que gracias a las tradiciones culturales sigue siendo de este partido y hace una denuncia de lo poco o nada que le ha dejado la política o los presidentes, volviendo al plano del dedo que simboliza de la “untada de manos” de las que se sirve estos políticos de turno para alcanzar el poder, siguiendo en un tilt up y un plano medio donde este señor se limpia los dedos y se marcha, sigue una secuencia plano medio en una angulación frontal donde muestran a un señor vestido diferente, más elegante votando y con una serie de hombres del mismo tipo detrás de él, como inquietos por saber que hace este otro hombre, cosa que para mí, se ver el reflejo de la corrupción donde los favores políticos priman delante de la justicia social, donde es una cadena que unos van detrás de los otros, mostrando el frame un poco oscuro y divisando una figura de un hombre casi sin luz.

La siguiente escena está compuesta por una secuencia de fotogramas que muestran al clérigo, y la presidente Carlos Lleras Restrepo de fondo la voz en off de este hablando de la igualdad y la inexistencia de la oligarquía en el país a cargo de las mismas cincuenta familias de siempre y en la misma secuencia de fotogramas hay una serie de fotografías que comienza con un primer plano del rostro de un general que luego pasa a otro primer plano de su mano sosteniendo la empuñadura de la espada y enseguida la cámara hace un tilt up a la imagen de una cruz, volviendo al tema entre “cruz y fusil”, mientras Lleras sigue hablando de la “buena” situación económica del país y hace una referencia al tema “misión Rockefeller” y la reforma agraria que vivió el país en la época, tanto productiva como investigativa, donde todo esto solo fue un velo que tapaba los verdaderos intereses de los E.U por proteger y expandir su agricultura.

Todas estas secuencias son el preludio del por qué y él como la situación del obrero esta en estas condiciones, dándole paso a la puesta en escena que nuestros documentalistas con su manera estética nos familiarizan y se adentran en la intimidad de la familia de alfareros que, con mucho esfuerzo nos relatan el diario de todas sus actividades desde que despiertan hasta que oscurece.

Comienza esta escena con un plano medio de un charco de agua enseguida de un tiilt up donde aparece un grupo de personas con pica en mano trabajando la tierra lo que a primera vista es “normal” y que luego un zoom in y un plano medio nos acerca a lo que debemos prestarle

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