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Hablame Como La Lluvia


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2013  •  1.048 Palabras (5 Páginas)  •  582 Visitas

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Hablame como la lluvia y dejame escuchar...

La soledad es algo ineludible, la ilusión de no estar solos la generamos nosotros cuando armamos vínculos humanos fuertes. Pero acaso estos vínculos fuertes pueden también ser ilusorios. Un hombre y una mujer cualquiera, en un lugar del mundo cualquiera, en una situación de precariedad absoluta. La debilidad es algo general en el entorno y en ellos, casi pareciera como si todo estuviese estancado, como si existiera solo un movimiento aparente.

Su relación es una mera excusa para aplacar su vacio, los vínculos están rotos, pero forzados a seguir funcionando. La comunicación es algo imposible entre ellos, pero el miedo a la soledad, al vacio absoluto es más fuerte y los hace permanecer juntos. La lluvia arrecia por momentos, como si en ella muchas voces se superpusieran, en su disminución es como un arrullo, el silencio también es vacio, también es soledad, cualquier sonido es bienvenido en este mundo de los amantes huecos.

Ella habla como la lluvia, arrulla, con voz casi maternal, alivia la soledad del hombre, simplemente por emitir sonido, todo calma por un instante.

Beben agua, se purifican, intentan renovarse, renovar el vínculo, la relación, el momento, cortar el deja-vu, pero el vacio demasiado arraigado. Como a las raíces de una planta, el agua solo sirve para alimentar la situación, todo crece mientras pasa el tiempo.

Afuera el mundo sigue, los niños crecen, el agua fluye y una nueva música marca tiempos distorsionados, polirritmicos.

Así se titula la obra de Tennessee Williams cuyo final cito a continuación. Hace 25 años murió el viejo, un 25 de febrero, atorado con la tapita de un frasco de colirio. Tenía 71 años.

(...)

MUJER : Todas las semanas sin falta, el correo me traerá un cheque. La viejecita me cobrará los chequed y me traerá libros de una biblioteca y recogerá... la ropa de la lavandería. ¡Siempre llevaré ropa limpia! Me vestiré de blanco. Nunca seré muy fuerte ni me quedarán muchas energías, pero pasado algún tiempo tendré las suficientes para caminar por la explanada, para pasear por la playa sin esfuerzo... elegiré una para ir a sentarme, cerca de la glorieta donde la banda toca selecciones de Victor Herbert mientras oscurece... Tendré una habitación grande con postigos en las ventanas. Habrá una temporada de lluvia, lluvia, lluvia. Y me sentiré tan agotada después de vivir en la ciudad que no me importará no hacer nada, simplemente oiré caer la lluvia. Estaré muy tranquila. Las arrugas desaparecerán de mi cara. No se me inflamarán nunca los ojos. No tendré amigos. No tendré ni siquiera conocidos. Cuando sienta sueño regresaré despacio al pequeño hotel. El empleado dirá: Buenas noches Señorita Jones y yo me limitaré a sonreír apenas, y cogeré mi llave. Nunca ojearé ni un periódico. Tampoco oiré la radio. No tendré conciencia del paso de tiempo... Un día me miraré al espejo y veré que mi cabello está empezando a ponerse gris, y por primera vez me daré cuenta de que he estado viviendo en este pequeño hotel bajo

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