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ICONOGRAFÍA MUSICAL DE MESOAMÉRICA.


Enviado por   •  7 de Marzo de 2015  •  2.524 Palabras (11 Páginas)  •  243 Visitas

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TEMA: ICONOGRAFÍA MUSICAL DE MESOAMÉRICA.

“…música es el eco del mundo invisible.”

Guiseppe Mazzini (político italiano: 1805-1963)

¿Qué muestra la iconografía del periodo preclásico, clásico y posclásico de Mesoamérica con respecto a la música?

Esta interrogante surgió con el objetivo de encausar mis estudios y conocimientos (Licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural, así como Pianista), a la reflexión e identificación de las manifestaciones artísticas sonoras en las culturas mesoamericanas.

Para ello será necesario, primeramente, revisar en el campo arqueológico (arqueo-musicología) la iconografía de cada unos de los periodos (preclásico, clásico y posclásico) en Mesoamérica, ya que la iconografía es una de las codificadoras de información; posteriormente, conocer su función social, impacto, valor y características que tuvo la música y, por último, reconocer e identificar la evolución que ésta ha tenido.

Para este proceso nos apoyaremos en los estudios realizados por arqueólogos y las evidencias encontradas en excavaciones: los vasos policromos, códices, figurillas, murales y otros artefactos sobre la cultura musical en Mesoamérica, que son los posibles enfoques iconográficos que nos proporcionarán datos importantes para poder conocer su producción de cerámica y, a través de ella, su cosmovisión, cultos, vestimentas, adornos, tecnologías, ciencias y artes.

“En el Preclásico Medio (1200-300 a.C.) los alfareros mesoamericanos elaboraron figurillas que reproducían escenas cotidianas o rituales. Entre estas últimas, hubo las de hombres tocando un tambor que fueron colocadas en los entierros como parte del ajuar funerario de los difuntos” (Arnd Adje Both, 2008, p. 29)

A lo largo de la historia, en muchas culturas pasadas y presentes, la música ha juagado un papel esencial en la vida del hombre. La música es y ha sido un fenómeno cultural presente y evidente, un medio de expresión abstracta en el que se ha buscado expresar lo inexpresable. Pero no se tiene claro su origen en Mesoamérica, aunque estudios realizados afirman que esta práctica es tan antigua como la presencia del ser humano en la tierra.

El periodo Preclásico (2500 a.C.-150 d.C.) en Mesoamérica marcó el inicio de la cultura que se fue desarrollando en un largo proceso; a estos primeros pueblos les toco afirmar y adquirir las bases de la técnica, la ciencia y el arte. El arte, la música, los sonidos de la naturaleza, los instrumentos y la voz eran de carácter religioso. Los instrumentos musicales tenían raíces mitológicas, se creía que el sonido de los instrumentos más sagrados era la voz de los dioses, por lo cual los instrumentos fueron tratados con respeto, a tal grado que se les dedicaron altares y templos en donde eran adorados junto a las estatuas de los dioses de la música y la danza.

“La música –en realidad, todo el arte precolombino-, entonces, surge como elemento idóneo de comunicación entre los habitantes del mundo terrenal y los de las esferas superiores. Agota esta posibilidad con un doble efecto: habla a los dioses en un lenguaje que conocen por serles consustancial y pone a los humanos en disposición de poder trascender las limitantes propias de su naturaleza. ” (Martínez, Enrique, 2004, p.53)

Como bien se puede notar, en los instrumentos musicales también se manifestó el desarrollo y evolución de Mesoamérica, por ejemplo: la creación de vasijas de cerámica en las que se ponía algún líquido para que, cuando pasara el viento, sonaran. Éstas tenían un valor ritual: los silbatos de hueso con una perforación, creados por los cazadores-recolectores, producían sonidos de animales, cosa que debió beneficiarlos, ya que podían influir en el ambiente natural por medio del sonido y ahuyentar animales; las sonajas que quizá evocaban el ritual de la lluvia; las flautas dobles de cerámica producían interferencias en las ondas acústicas y las transformaban en sonidos de efecto psicoacústicos y eran usadas en los rituales en donde los chamanes del Occidente de Mesoamérica entraban en estados de éxtasis al consumir sustancias psicoactivas que se encontraban en plantas sagradas. La imitación de sonidos naturales resultó eficaz y ser un medio mágico de comunicación y los instrumentos musicales tuvieron un valor ritual.

“Las conexiones de la música con los sacrificios humanos culturales es, sin discusión, la que más alejada se encuentra de nuestra forma de entender la función del arte de los sonidos. Para los mesoamericanos, en cambio, que ni siquiera poseían la idea de arte como tal... Dentro de su entendimiento religioso de la vida sobre la Tierra, la música intervenía como elemento más dentro de la estructura del ritual sangriento; ceremonia, en este caso, absolutamente fundamental para la cosmovisión y a la región a la que servían.” (Martínez, Enrique, 2004, p.67)

Con el pasar del tiempo y por medio de la experimentación, la observación y contemplación, las culturas mesoamericanas fueron construyendo instrumentos cada vez con mayor complejidad, que emitían sonidos que no existían en la naturaleza, tales como los raspadores de huesos, los sartales de concha y los caparazones de tortuga. Sin duda alguna estos instrumentos también fueron utilizados en los rituales, ya que el sonido, el ritmo y el movimiento eran un puente para entrar en contacto con el mundo espiritual y con ello sus ideas religiosas se veían fortalecidas. Como antes ya lo mencionamos y lo hemos podido observar, los instrumentos musicales prehispánicos se conformaron a la par de los primeros centros ceremoniales. El desarrollo de la cerámica, permitió que se fabricaran silbatos y flautas.

Algunos de los hallazgos que se tienen de éste periodo son: la trompeta de caracol de Tlatilco, Estado de México, este instrumento es una evidencia de las amplias redes de comercio, ya que la trompeta de caracol era considerado un instrumento de llamado, debido a que su sonido se escuchaba a largas distancias. Las figurillas de Tlatilco, muestran otra perspectiva, la actividad ritual de los músicos con sonajas, flautas y tambores; por su parte, las flautas en forma de felinos, culebras, aves y demás animales, eran consideradas manifestaciones de seres divinos.

En el periodo Clásico (150-750/900 d.C.) Mesoamérica se dividió en dos grandes regiones: por un lado, el Altiplano, la costa de Veracruz, valles de Oaxaca, Cuernavaca, Puebla y el sur de Toluca; y por el otro desde Tabasco y Chiapas hasta Honduras, incluyendo la península de Yucatán. El centro

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