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La Informacion Fotográfica


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2012  •  446 Palabras (2 Páginas)  •  239 Visitas

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Y muchas ganas de decir: “Hoy”

Sólo hoy puedes decidirlo, porque el mañana, como el ayer, no existen, que yo sepa.

Hay quien piensa en muchos “flashes”, en grandes estudios, con enormes fondos desplegables, y paneles de relleno… Y…

Pero el “Y…” no es nada más que menos.

Quiero contar una experiencia que tuve en mi primer trabajo:

Resulta que me presentaron a un creador maravilloso de sillas de madera, de los más variados estilos; sillas impresionantes, butacas; casi camas. De madera muy noble que brillaba por todas partes.

Y quería unas fotos para vender su trabajo. Me ofrecí, siendo mi primer trabajo en Fotografía. Yo no sabía ni cómo iba a ser aquéllo.

Las sillas en cuestión estaban ya en una tienda de muebles, pero lejos del escaparate; porque él era un principiante en su oficio, como yo. Poca luz, poco espacio.

Me presenté con una Yashica, de doble objetivo, y formato medio 6x6, de 20.000 pesetas, que son unos 120 € de hoy, y un fotómetro de 5.000 pesetas, (30 €), nada digital. Todo película. Y en un barrio de Madrid que es la “crème de la crème”.

Como quiera que el artesano no se fiaba de mí, contrató a otros dos fotógrafos, por si acaso.

Cuando llegué, un fotógrafo, que llevaba una Hasselblad, de 150.000 pesetas, (unos 900 €) con fotómetro de últimas, y varios focos, me preguntó sibilinamente, y con mucha educación, si esa cámara era “tan buena como decían”. Le contesté que sí, que valía para hacer fotos. Y me reí. Y nos reímos. Éramos elegantes los dos.

Yo hice unas mediciones, con luz reflejada, en varias zonas de las sillas. Luego, medí, con luz incidente, la luz que entraba en la zona.

Apliqué el Sistema de Zonas.

Al día siguiente, cuando el maestro de las sillas ya había recibido las pruebas de los otros dos, me dijo que ya tenía las fotos. Pero yo insistí en presentarle las mías.

Según las iba viendo, una sonrisa especial le fue iluminando la cara, (es que era alemán, y no solía expresar esos sentimientos con frecuencia), y ésa se le iluminó del todo cuando llegó a la última.

Me pagó. Y me dijo que “eso eran fotos”. Que había sacado la textura de entre la madera, y sus brillos propios.

Sin focos, sin “flashes”, sin nada. Lo de que me invitó a unas copas se da por sobre-entendido.

Esas fotos no puedo mostrarlas, porque

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