La Ultima Tentacion De Cristo

En la primera escena, vemos a un Jesús que trabaja haciendo maderos para las cruces de los romanos. Su amigo, Judas, le exige que deje de hacerlo, ya que su pueblo lo ve como un traidor a los hebreos. Jesús no hace los maderos para agradar a los romanos, sino para desagradar a su dios, quien le ha estado asediando desde niño con visiones y premoniciones, escuchando voces y pisadas que le siguen por donde él vaya.

Jesús decide ir al desierto a encontrar una respuesta de su dios, aun cuando no sabe que podrá encontrar en éste. Sencillamente, no puede aguantar más y decide enfrentarlo.

Antes de retirarse, decide enfrentar a María Magdalena, la mujer que pudo haber sido su esposa pero que, por su negativa a formar una familia con ella, debe prostituirse para sobrevivir. Busca en ella su perdón y comprensión, ante su decisión de enfrentar al destino que le ha deparado su dios. Sin embargo, ella rechaza su disculpa y le ve partir al desierto.

En el desierto, Jesús se enfrenta por primera vez a sus pecados, buscando purificarse para entrar en contacto con dios y así conocer cual será su misión en la Tierra.

Finalmente, Jesús es iluminado y entiende que su tarea es servir como vocero de dios. Las primeras palabras que salen de su boca son amor y comunión: amor entre los hombres de la Tierra y la comunión del hombre y dios en el Cielo. Le comunica su mensaje a Judas, quien ha llegado a asesinarlo, pero él se detiene y decide seguirle, convirtiéndose en su primer discípulo.

Poco a poco, Jesús comienza a ser seguido por la muchedumbre, que se encuentra fascinada por sus enseñanzas. Desde este momento, será conocido como rabino. Así pues, inicia su camino por el desierto, difundiendo sus parábolas, en las cuales se ensalza a sí mismo, denominándose el Hijo del Dios.

Sin embargo, aun le perturba la idea de no serlo, por lo que debe ver a Juan el Bautista, quien podría tener la respuesta. Juan le pregunta a Jesús quien es él, a lo que Jesús le responde con la misma pregunta. Al reconocerlo como el Mesías, Juan le pide que lo bautice, sin embargo Jesús se postra ante él, solicitándole el bautismo.

Después de tener una plática con Juan el Bautista, Jesús debe buscar nuevamente la respuesta de dios en el desierto, ya que no sabe si debe pregonar el amor entre sus semejantes o tomar el hacha para liberar a los hebreos de los romanos. Debe enfrentarse nuevamente a sus pecados y deseos personales, pero sobre todo, debe enfrentar a Satanás.

Finalmente, después de regresar del desierto, Jesús decide tomar el hacha para liberar a los hebreos, ante cuya decisión se regocija Judas, quien siempre había tomado partido en las revueltas en contra del Imperio Romano. Desde ese momento Jesús comienza a realizar grandes prodigios, en su camino a Jerusalem. Al llegar, entra al templo y arroja las mercancías de los mercaderes por doquier, anunciando a los miembros del

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