Quest For Fire - Análisis
rodriguez.farina11 de Septiembre de 2014
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La filosofía no conoce de limitaciones, si hay algo que le caracteriza es su capacidad de ambigüedad y abstracción, es por esto que incluso el grupo de los neandertales observa y contempla las múltiples consecuencias que pueden ocasionar sus actos, recordemos la reacción del personaje principal ante el encuentro con los mamuts: Se aproxima con cautela intentando comunicarse y evitando una actitud violenta y a la defensiva —algo completamente diferente a todo lo que se ha enfrentado anteriormente lo cual no le garantiza salir con vida—, finalmente ambos grupos deciden que el otro no representa un peligro —por ahora— y continúan su camino. Es en este momento cuando podemos observar la transición entre una especie y otra, el Homo neanderthalensis está un paso más cerca de desprenderse de su lado instintivo para convertirse en Homo sapiens ya que asimila el hecho de coexistir con especies más salvajes e integrarse con el mundo y lo que le rodea.
Dada la geografía y el momento de la situación está de más decir que los primeros grupos humanos asimilaban el término —modernamente conocido como— causa-efecto de la manera empírica portando sus bases en la psicología cognitiva. Desde esta perspectiva nos enfocamos en el interés genuino de los grupos primitivos por su alrededor, debido a una capacidad de asombro y curiosidad —probablemente más desarrollada que la nuestra— incitándoles a conocer y exponerse ante cualquier situación: ¿Cómo es que los neandertales saben que deben alejarse de otros animales como los leones y mamuts? Es porque debieron tener contacto directo con ellos para emitir tal juicio, debieron presenciar el daño que infligieron a los de su especie para huir ante su sola imagen, incluso si se tratara de otra especie pero compartiera las mismas características de los anteriores reaccionarían de la misma manera ya que se han creado todo un esquema que señala a estos como un peligro para su supervivencia.
En el caso del grupo representado como Homo sapiens se vuelve más palpable esta teoría al ser una sociedad más civilizada con un lenguaje concreto y establecido en su mayor parte, sin mencionar la jerarquía social que les rige, a penas marcada pero sin duda existente. No olvidemos que se han formado conceptos tan avanzados, incluso para estándares de épocas arcaicas, como la belleza (presente en la selección de cuerpos voluptuosos sobre los delgados), la curación, el culto, los rituales, el entretenimiento, entre otros.
Y si regresamos al grupo del neandertal encontraremos un ejemplo verdaderamente interesante desde el punto de vista neurológico: La necesidad de afecto. Nuestro personaje principal tiene un objetivo primordial y un compromiso con los suyos sin embargo, debido a una serie de circunstancias que se le presentan, se enfrenta a un momento en el que se ve incapaz de continuar su travesía debido a la sensación de abandono así que regresa a buscar ese agente externo que origina la imposibilidad de llevar a cabo su tarea. A nivel nervioso se habla de la disminución de hormonas tales como serotonina y noradrenalina como responsables de la congoja o tristeza y se pretende que tales emociones pasen a segundo término ya que no forman parte de sus necesidades básicas, pero no podemos ignorar lo irremediable: Quien se nos presenta de ahora en adelante es la especie conocida como Homo sapiens.
Pero no olvidemos que además ha desarrollado cierto sentido del humor, si comparamos su reacción al escuchar por primera vez una risa —por el miembro de otra cultura claramente más evolucionada que la suya— con el progreso que mostró en cierto punto ante un momento irrisorio, nos habremos dado cuenta que se ha vuelto capaz de encontrar el lado cómico incluso en momentos de tensión.
La película carece de un gran grado de realismo, deja lagunas sin responder y además proyecta una imagen
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