Reseña de "El código enigma"

"El código enigma" del noruego Morten Tyldum, cuenta la vida de Alan Turing, un matemático británico comprometido con el desciframiento de los códigos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, quien es homosexual y vive de primera mano el rechazo de sus compañeros de trabajo que ademas le guardan rencor por su conducta insensible y fria con ellos. Alan Turing fue un personaje real y se le acredita la invencion de la computadora por lo que todos lo conocen ya que su invento es mencionado multiples veces durante nuestras clases de programacion, el fue asesinado por envenenamiento poco despues de que se volvio publica su orientacion sexual por lo que se suele relacionar su asesinato con un crimen de odio xenophobo. Esto último no se menciona en la película, por supuesto, los problemas sociales actuales siempre están sobre la mesa, pero de la manera más políticamente correcta. Este no es un argumento sobre el gris, pero la historia se convierte en una moralidad legible y casi provocativa.

Como película estamos ante una obra muy correcta, con un nivel de producción alto y una actuación que opera de forma orgánica, interesante, fácil de entender y hasta conmovedora. El problema es que el molde no la deja respirar. No se puede callar y dejar de explicarlo todo de modo que cada personaje no solo expresa su comportamiento, sino que también señala el prototipo de el personaje que representa (el caso más obvio siendo Keira Knightley, cuando declara que tenía que trabajar más duro para permanecer en el trabajo de un hombre, lo cual quedó muy claro después de que solicitó el puesto).

Aunque el principal error de esta película es que, para acertar y no ofender a nadie, aprovechará cada oportunidad para hacer preguntas más allá de lo que le corresponde, y no se atreverá a traspasar los límites ni ahondar en sus conflictos. Es como si temiera tocar el tema que debe orientar toda la narrativa: “la homosexualidad es la mayor condena social de un hombre que casi determina el destino de la

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guerra.” (Esto está más allá del alcance del permiso de la película con respecto a la vida de Turing).

Trata la vida de Turing como una simple cadena de causas y consecuencias, de cómo un hombre cuyo trabajo pudo resultar tan decisivo para el desenlace de la guerra pudo ser condenado por su condición de homosexual, como si fuera un limitante, una disabilidad, una enfermedad.

Es curioso que «El Código Enigma» (título que le han puesto en español que hace referencia a la máquina) distraiga tanto de «El Juego de Imitación» (traducción literal del título en inglés de más amplias interpretaciones) que debió pesar más en el desarrollo de la historia: esta idea de cómo los humanos codificamos en general nuestra manera de ser o la forma en la que nos comunicamos. La película nos habla de estos juegos de camuflaje, de lectura de intenciones y criptología en general que tanto le fascina a Turing (que además se ejemplifica en su carácter antisocial aspergeriano) casi como una metáfora del conflicto interno al que debe enfrentarse. Creo que suena a que la película me ha gustado menos de lo que en verdad la disfruté, solo que siento que hay un potencial desaprovechado en ella. Se nos presenta una moraleja clara: en la diferencia es que vamos a encontrar la grandeza; hay que aceptarla, abrazarla, entender que es posible sentir o amar de otra manera, sobre todo pensar diferente. Me molesta que este mensaje sea entregado casi por escrito, sin darle la oportunidad de reflexionar y debatir por sí mismo al espectador, pero creo que se trata de una película necesaria para la época que vivimos, incluso más en un país en el que aún se escuchan risitas nerviosas o susurros de desaprobación en el cine cuando se habla dela homosexualidad, pero que se queda corta en dar nuevas luces sobre el tema justamente

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