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APARENTE CRECIMIENTO DE LA ECONOMIA COLOMBIANA DURANTE EL GOBIERNO DE ALVARO URIBE

bosco198720 de Junio de 2013

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INTRODUCCIÓN

Los gobiernos siempre buscan durante sus mandatos el crecimiento económico del país, se cree que si se fortalece la economía todos los sectores industriales y comerciales potencializan el crecimiento del PIB, y por ende el desarrollo, analizaremos el caso en el marco de los dos periodos de gobierno del ex presidente Álvaro Uribe Vélez.

A continuación se exponen opiniones encontradas respecto a este supuesto, unas ofrecidas desde el gobierno y otras por el pueblo que es sobre quien recaen todas las decisiones que este toma, que generalmente no son las esperadas.

Se presentan análisis como tal, teniendo en cuenta varios textos y documentos consultados, describiendo y considerando la perspectiva de autores que han desarrollado teorías acerca del tema, y a su vez se brinda el punto de vista personal de la autora referente al tema.

Finalmente, se exponen las conclusiones que se registraron luego del desarrollo y análisis del tema, teniendo en cuenta los logros alcanzados y las tareas que quedaron sin cumplir de los planes de desarrollo de los periodos del mandatario.

“APARENTE CRECIMIENTO DE LA ECONOMIA COLOMBIANA DURANTE EL GOBIERNO DE ALVARO URIBE”

Durante los ocho años de gobierno de Álvaro Uribe Vélez, la economía colombiana afronto diversos cambios, con políticas económicas que tenían como tema bandera el crecimiento económico del país, por medio de la inversión extranjera basada en la seguridad democrática, con el supuesto que la industria nacional e internacional pudieran desarrollar sus actividades económicas con toda tranquilidad.

La creación de la confianza inversionista, una de las obsesiones de Álvaro Uribe desde su llegada al poder, supuestamente fue una “política exitosa del mandatario”, según el Diario El País, en su edición del 20 de Julio de 2010: “durante sus dos gobiernos la inversión total respecto al Producto Interno Bruto, PIB, virtualmente se duplicó, pasando del 13% del PIB, al 21% en el 2008” , no obstante la crisis financiera internacional, dejo en vilo a la economía nacional sin certeza de si el país contaba con la capacidad de resistir el abatimiento económico mundial.

Sin duda, la confianza inversionista se baso en la Seguridad Democrática, el primer eje de trabajo de Uribe Vélez y por el cual fue elegido dos veces por los colombianos para gobernar el país; el gabinete del mandatario replicaba que la confianza era primordial para estimular y promover la inversión, además se agrego que la “confianza en la economía es un acto racional” , ya que la gente usa la información disponible para adoptar las decisiones más adecuadas, creando lazos de confianza al momento de realizar sus actividades económicas (compra y venta de bienes y servicios).

Además de atraer a los inversionistas privados, el Estado también puso de su parte en la recuperación económica, con un progresivo aumento del gasto público, “en los 8 años, entre el 2002 y 2010, se invirtieron cerca de $ 6,3 billones de pesos para movilidad” , en construcción de dobles calzadas de los corredores viales, con el fin de crear conexión entre la industria y puertos o aeropuertos para el embarque de mercancías de exportación. De igual manera se impulso el trasporte masivo, financiando 8 sistemas de este tipo en las principales ciudades a nivel nacional, sin embargo se debe tener en cuenta que muchas de estas obras no se culminaron; los atrasos, los casos de corrupción y malos manejos de los recursos, evidenciaron detrimento en el patrimonio público.

Como si fuese poco lo anterior, el país se enfrenta a una crisis económica mundial, cada día hay más pobres, menos oportunidades de progreso, se hace evidente el tema del aumento del subempleo y el crecimiento de los empleos informales. El desempleo alcanza las dos cifras, lo que se interpreta como una disminución de la calidad del empleo y problemas de equidad social, ante este hecho es impulsada la reforma laboral ley 789 de 2002, “buscando hacer flexible el mercado, para favorecer el empleo”. El gobierno disfrazo sus verdaderas intenciones, aseguro que mediante esta reforma se buscaba disminuir el desempleo; argumento que de todas formas era inaceptable, porque significaba simple y llanamente distribuir el total de los ingresos correspondientes a salarios entre un número mayor de trabajadores, prometía más empleos pero con salarios más bajos desmejorando la calidad de los mismos.

Esta situación deplorable, mientras que en las ciudades aumentaba, en el campo agudizaba, el desempleo era aun peor, ya que en este sector no se respeta las normas mínimas laborales, no se reconoce al salario mínimo como el pago reglamentario, ni mucho menos hay acceso a prestaciones o seguridad social. Había cerca de 3 millones de desplazados que vagaban por el país tratando de buscar una forma de sustento “El desempleo paso de 7.3 por ciento en el trimestre mayo-julio de 2006 a 8.7 por ciento en el mismo trimestre de 2007” .

El mandatario parece haber olvidado, las promesas de impulsar el crecimiento económico sostenible y la generación de empleo, por medio del sector vivienda y la construcción. En ilusiones queda la construcción de viviendas de intereses social y la activación de créditos hipotecarios con tasas de interés excepcionalmente bajas, para los miles de colombianos que no cuentan con una vivienda propia.

El impulso a la economía, estimulando la participación privada en sectores estratégicos como infraestructura, minería y servicios públicos, solo dejo rastros de capitales golondrina, la caída del dólar y la entrada de estos capitales de corto plazo, afectaron el mercado cambiario y las exportaciones. La revaluación del peso preocupo a la junta del banco de la república y al ejecutivo, que a través de un decreto, impuso como condición la permanencia mínima de un año de los capitales foráneos que llegaban para invertir en títulos valores, esta medida es tomada para preservar la estabilidad en las tasas de interés y evitar que se disparara la inflación, aun con estas medidas la situación económica cada día es peor.

El país es dirigido por una clase elite que maniobra la economía nacional a sus anchas, enriqueciendo sus arcas, los padres de la patria son los propietarios o accionistas de las principales empresas nacionales, que reciben todos los beneficios tributarios y ayudas del gobierno para enfrentar la crisis económica mundial, mientras las pequeñas y medias empresas cierran sus puertas o reducen personal para tratar de enfrentarla.

Programas que supuestamente son implantados para apoyar las empresas nacionales, a los sectores más golpeados de la economía, como lo es la agricultura, están viciados por la corrupción y malos manejos. En este sector se produce uno de los mayores escándalos durante el mandato de Uribe Vélez, “Agro Ingreso Seguro” , por cuenta de las asignaciones de créditos no reembolsables a familias adineradas del país, familiares de funcionarios públicos e incluso a narcotraficantes, según un informe de la Contraloría General de la Nación 6 millones de hectáreas muy valiosas y fértiles pasaron a manos de la mafia.

El país afronta un bajonazo de grandes proporciones, pero el gobierno nacional no lo nota, y el problema puede radicar en que el primer mandatario cree que todo lo que ha hecho está bien, y lo que se encuentra mal es porque aun no ha tenido su intervención. Puede que este haya tenido grandes aciertos en cuanto a seguridad democrática, pero ayudar a los sectores más necesitados aparentemente le quedo grande.

Uribe Vélez no puede abanderar solo a la seguridad democrática como motor de progreso, aunque está contribuyo de forma importante, para que el país volviera a tener una esperanza de paz y de tranquilidad en muchos sectores azotados por los grupos al margen de la ley.

El conflicto armado que atraviesa nuestro país desde hace décadas, es uno de los principales problemas que nos aquejan como colombianos, conflicto que tiene hondas repercusiones en todos los aspectos de la vida social. En el mandato de Uribe Vélez la seguridad democrática se convirtió en su caballo de batalla y el plan de desarrollo en los dos periodos fue dirigido a lograrla.

“Con el objetivo de defender el ordenamiento democrático y el Estado de Derecho, garantizar la seguridad y la libertad de la población, proteger los derechos humanos e impulsar la prosperidad económica y la equidad social” , es implantada la política de seguridad democrática. Para poder lograrla y financiarla a finales del 2006 se crea un nuevo impuesto, “El impuesto de guerra o impuesto al patrimonio”. Este recaudo fue dirigido a invertir en: armamento, aumentos al ejército, y fortalecimiento de la fuerza militares, para combatir a los grupos armados y al narcotráfico.

Las fuerzas militares del país encaminadas a lograr las ordenes de nuestro presidente, a tomar de nuevo el control del territorio azotado por los grupos al margen de la ley, a brindar la seguridad y la tranquilidad que el país merece, después de tantos años de sufrimiento, lograron dar duros golpes a los grupos guerrilleros y debilitar sus filas, pero a costa de vulnerar el territorio de países vecinos como sucedió con Ecuador en el bombardeo contra las FARC, donde murió el segundo comandante en rango del grupo terrorista armado Raúl Reyes, el ataque produjo una crisis diplomática regional por la violación colombiana de la soberanía territorial ecuatoriana y por la presencia ilegal de las FARC en Ecuador, grupo considerado terrorista en Colombia.

Este suceso rompe relaciones

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