Coaching.

Las compañías que realmente asumen su gente como el recurso más valioso que poseen enfocan su atención al desarrollo continuo de ésta. Para lograrlo, la mayoría de las empresas están implementando el proceso coaching como la herramienta a través de la cual los jefes (coachs) trabajan con sus subordinados (coachees) para fomentar el desarrollo de habilidades, impartir conocimientos, incrementar productividad, e inculcar valores y conductas en pro de los objetivos organizacionales y la preparación de los individuos para cargos futuros más retadores.

El coaching es un proceso interactivo por medio del cual los jefes/coachs propenden por resolver problemas de desempeño o desarrollar habilidades de sus empleados.

Este proceso es una experiencia persona a persona, por lo cual exige un vínculo emocional positivo que lo sustente. Por requerir una interacción y retroalimentación constante, que exista un compromiso fuerte de ambos participantes facilita el logro de los objetivos propuestos.

Para que este proceso se implemente satisfactoriamente los jefes deben desarrollar habilidades de coach y para esto requieren tomar la decisión de serlo, reconocer cuándo hacer coaching, trabajar en desarrollar la confianza mutua, inspirar y motivar.

El proceso de coaching se desarrolla a través de las siguientes fases:

1. Preparación: Es la fase donde se obtiene información del comportamiento del coachee. La mejor manera de hacerlo es la observación directa, tanto en situaciones formales como informales, busca determinar las fortalezas y debilidades de la persona. Es necesario observar sin emitir juicios para poder establecer objetivamente los aspectos a trabajar con el coachee.

2. Coaching en acción: Las sesiones de coaching se producen, dando y recibiendo retroalimentación, es una experiencia de doble vía, para lo cual es necesario tener claro el propósito del diálogo y definir un plan de desarrollo. En esta etapa el coach le dice a su coachee lo que ha observado objetivamente en la fase de preparación, escucha los planteamientos del coachee y buscan llegar a un acuerdo sobre los problemas de desempeño y las causas, así como las brechas en habilidades y maneras de cerrarlas. En este proceso es importante que el coach esté atento a las emociones del coachee. Una vez se hace esto, están listos para escribir el plan de desarrollo.

3. Seguimiento: Se utiliza para asegurar que el coachee vaya por el camino del mejoramiento y para determinar si el plan de desarrollo necesita cambios.

El plan debe contener objetivos concretos con sus respectivas mediciones, un cronograma, y una indicación clara de cómo coach y coachee trabajarán juntos. Hacer sesiones de seguimiento al plan es decisivo para chequear el progreso, retroalimentar al coachee y definir si se requieren hacer ajustes a éste.

Un estudio realizado en 2007 a 100 ejecutivos de las compañías de Fortune 100 que implementaron el proceso de coaching, mostró que las empresas observaron mejoras en la productividad, calidad, servicio al consumidor y retención de ejecutivos, especialmente los que recibieron coaching. Adicionalmente, la inversión de la compañía para suministrar coaching a sus ejecutivos representaba un retorno de inversión promedio de casi seis veces el costo del coaching.

Podemos concluir que el coaching es un proceso muy poderoso para llevar a los empleados a desarrollar sus habilidades, a cerrar brechas de desempeño, a que se proyecten a mejores posiciones dentro de la empresa, y a que trabajen motivados. Todo esto favorece el cumplimiento de las metas de la compañía y ayuda a mantener un buen clima organizacional.

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