Como Estar Motivado
nahu_100018 de Noviembre de 2013
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La motivación es una de esas muchas palabras que ha pasado del lenguaje más propio de la filosofía y la psicología al lenguaje cotidiano. Eso, obviamente, no tiene nada de malo, pero sí que hace que el significado se difumine un poco y acabe siendo un comodín para usar en cualquier momento, venga o no a cuento. De hecho la RAE la define parcamente como: Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia. Por lo que quizás no resulte más útil la definición que podemos encontrar en la wikipedia: La motivación puede definirse como el señalamiento o énfasis que se descubre en una persona hacia un determinado medio de satisfacer una necesidad, creando o aumentando con ello el impulso necesario para que ponga en obra ese medio o esa acción, o bien para que deje de hacerlo. La motivación es un estado interno que activa, dirige y mantiene la conducta.
Por mi parte, ya hablé hace un tiempo en Qué nos motiva realmente, acerca del fantástico trabajo de Daniel Pink que nos permite descubrir algunos mitos acerca de la motivación. También comenté el hecho de que cuando tenemos una sensación de finalidad, un para qué, nos resulta más fácil estar motivados. No obstante, nos encontramos a menudo con la sensación de que queremos hacer algo pero no acabamos de encontrar esa manera de sentirnos motivados para lograrlo.
Me gustaría que leyerais este cuento tradicional de la India:
Había un rey de corazón puro y muy interesado por la búsqueda espiritual. A menudo se hacía visitar por yoguis y maestros místicos que pudieran proporcionarle prescripciones y métodos para su evolución interna. Le llegaron noticias de un asceta muy sospechoso y entonces decidió hacerlo llamar para ponerlo a prueba.
El asceta se presentó ante el monarca, y éste, sin demora, le dijo:
-¡O demuestras que eres un renunciante auténtico o te haré ahorcar!
El asceta dijo:
-Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. !Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!
-¿Cómo es posible -inquirió el rey- que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?
Y el asceta repuso:
-Sólo se necesita miedo.
Es obvio que ante la perspectiva de la horca, el asceta se siente tremendamente motivado a hallar una respuesta, incluso hasta el límite de invertársela. Sería un ejemplo de cómo una motivación extrínseca (por algo que nos viene de fuera) puede hacer florecer la motivación intrínseca (la que surge de nuestro interior, destinada a satisfacer alguna de nuestras necesidades). Porqué lo que está claro es que, sea provocada por algo externo o por algo interno, la única motivación que podemos sentir es en nuestro interior. Pero a veces, pienso que por suerte, no tenemos motivos externos tan poderosos como el del asceta…
Por ello, cuando ante algo que pensábamos que nos motivaba (hacer ejercicio, adquirir una competencia profesional, sacar adelante un proyecto, mejorar nuestra relación de pareja, etc…), vemos que no estamos haciendo nada para conseguirlo, o que no paramos de postergarlo, estaría bien empezar planteándose las siguiente preguntas:
- ¿Realmente quiero eso?. Es ser sincero con uno mismo y reconocer si es algo que de verdad queremos, con el esfuerzo que implique conseguirlo, o sólo es un deseo lanzado al viento, pero por el que no estamos dispuestos a hacer casi ningún esfuerzo. Cogiendo el ejemplo de hacer ejercicio, es muy distinto pensar y sentir que la buena forma física nos satisface y nos hace sentir saludables que planteárselo porque “se supone que es bueno”.
- ¿Para qué lo quiero?
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