Deuda Externa
DavidCaraballo2 de Agosto de 2013
681 Palabras (3 Páginas)334 Visitas
EL RENACIMIENTO DE LA DEUDA EXTERNA
Hasta hace poco, en muchos países de América Latina se creía firmemente que el
problema de la deuda externa había sido resuelto. Si bien la deuda no había
desaparecido, al menos había pasado a un segundo plano. Y dentro de este espíritu
optimista se hablaba incluso del fin de la crisis económica, en la medida que la región,
entre 1990 a 1994, experimentó una expansión de sus economías y una reducción de la
inflación, en medio de un extraordinario reflujo de capitales.
Uno de sus principales argumentos para sostener que se había producido un
distencionamiento en el problema de la deuda, fue exactamente la reversión del flujo de
recursos financieros. Desde 1990, durante cuatro años consecutivos la región, que había
sido exportadora neta de dólares en los años ochenta, registró un considerable ingreso
neto de capitales. De esta manera, la CEPAL, ya en 1992, se apresuró a anticipar que
"de continuar y generalizarse esta tendencia entre los países de la región, se superaría un
elemento central de la crisis de la deuda: el paralizante peso de las transferencias netas
negativas y su efecto adverso sobre el desarrollo regional".
Por otro lado, la regularización del servicio de la deuda en casi todos los países de la
región sirvió para ratificar esta apreciación. A partir de 1992, la mayoría de países en
mora comenzó a encontrar formas para regularizar el servicio de su deuda y con ello se
revirtió el proceso de amplia acumulación de atrasos. Esta situación se consolidó, en
especial, a partir de las renegociaciones logradas en el marco del Plan Brady. La
CEPAL esgrimía como otro elemento probatorio de la tesis central, de que habíamos
llegado al fin de la crisis de la deuda, el hecho de que desde principios de la década de
los noventa siguieron atenuándose progresivamente los indicadores del peso de la
deuda.
1
Ecuatoriano. Economista, Universidad de Colonia, Alemania. Consultor internacional y del ILDIS-FES
(Ecuador). Profesor visitante de las Universidad de Cuenca y de la Universidad de Guayaquil. Asesor de
organizaciones indígenas y sociales. Editorialista del Diario Hoy, Quito. Autor de varias publicaciones.El mensaje resultante fue claro: la crisis de la deuda no es irresoluble, es más, hay una
solución técnica al problema, en especial con la utilización de los mecanismos
planteados por el Plan Brady u otras opciones complementarias. Con esto también cobró
fuerza la viabilidad de los ajustes ortodoxos orientados a lograr la apertura y la
liberalización a ultranza: el gran objetivo del neoliberalismo real. Así las cosas, no
faltaron quienes avizoraban para América Latina una situación interesante en términos
de sus perspectivas económicas. Y todos estos elementos se transformaron en
bienvenido argumento para los países industrializados y los organismos multilaterales,
que deseaban dar por concluido el capítulo de la deuda externa, sobre todo por su
elevado contenido político.
Este entusiasmo sufrió en 1995 un primer remezón con la crisis mexicana y sus
secuelas, conocidas como el "efecto tequila". Por otro lado la proporción aún elevada
del servicio de la deuda, la concentración del reflujo de capitales en pocos países, por no
mencionar las tasas de crecimiento sumamente modestas que se mantenían en la
mayoría de economías de la región, parecían indicar que no era prudente precipitarse a
sacar conclusiones sobre esta cuestión. Sin embargo, superado el susto del "efecto
tequila", la "normalidad"
...