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ERIKA RODRIGUEZ


Enviado por   •  19 de Agosto de 2014  •  8.315 Palabras (34 Páginas)  •  159 Visitas

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¿CÓMO Y CUÁNDO EMPIEZA ESTA PROFUNDA CRISIS?

Para el año 2007 los sistemas económicos y financieros globales llevaban ya varios años de un auge sostenido, con inversionistas, empresarios, gobiernos y consumidores norteamericanos, todos beneficiándose de un crecimiento de riqueza que parecía no tener fin, con empresas cada vez más grandes, ricas y poderosas.

Esta fiesta de prosperidad llegó a un abrupto final a mediados de ese año, cuando algunos bancos y financieras en Estados Unidos e Inglaterra comenzaron a experimentar serios problemas de liquidez. Es decir, cuando reconocieron que no contaban con suficientes fondos para hacer frente a sus obligaciones.

Al principio, los mercados asumieron que los problemas de estas entidades eran casos aislados: algunos bancos habían hecho malas inversiones y estaban en problemas, pero los mercados se mantendrían estables y solventes y la vida continuaría tal cual. Pronto la realidad les mostraría su error.

Uno tras otro, más bancos y financieras comenzaron a revelar graves pérdidas, sus activos y valores empezaron a derrumbarse y el pánico comenzó a extenderse, no sólo entre las economías del primer mundo, sino también hacia los países en vías de desarrollo, incluyendo al Perú.

Pronto lo que se había creído eran casos aislados de bancos en problemas, se transformó en una crisis financiera y económica global que ha puesto al mundo frente a un periodo de enorme incertidumbre y ha remecido hasta sus cimientos los principios del capitalismo.

¿CÓMO PUDO OCURRIR ESTO?

Aunque la crisis financiera y económica es un proceso complejo, con múltiples factores que han influido en su origen y desarrollo, en lo fundamental este proceso se generó por el desbalance entre la economía real (que se basa en la riqueza que efectivamente hay) y la economía virtual (que se basa en la riqueza que se piensa que habrá).

Respetados académicos y financistas, en el Perú y el mundo, proclamaban que habíamos entrado a un periodo de expansión continua, donde las rentabilidades de las empresas serían cada vez más altas, sus cotizaciones en la bolsa se elevarían sin parar y el crédito podría crecer indefinidamente por encima de la producción.

¿Cómo sucedió esto? La génesis del problema está en Estados Unidos, país que durante años ha disfrutado - en su condición de superpotencia política y financiera - de enormes ventajas para acceder a crédito público y privado para financiarlas operaciones de su gobierno y el consumo de sus ciudadanos.

Las políticas aplicadas por el Gobierno de George Bush - propulsadas por su estrategia de "Guerra contra el Terror", incluyendo las invasiones y ocupaciones de Afganistán e Irak - han significado un enorme dispendio de recursos y fabulosos niveles de gasto nunca antes vistos, que se han financiado con préstamos y emisión de deuda pública.

La deuda del Estado norteamericano se ha disparado en los últimos años de manera impresionante, superando los US$ 10 trillones, suma fantástica que equivale a nada menos que 100 veces el producto bruto interno del Perú

Pero no solo se han distorsionado crecientemente las finanzas públicas estadounidenses sino también las privadas.

Para poder mantener el crecimiento económico y del consumo, el gobierno estadounidense mantuvo durante años las tasas de interés extraordinariamente bajas, abaratando el costo del dinero y fomentando un gasto excesivo por parte de familias y empresas.

Como consecuencia, la economía norteamericana se ha convertido en una economía de exceso e irresponsabilidad, con consumidores que viven muy por encima de sus reales capacidades y recursos, gracias a un acceso irrestricto al crédito.

Adicionalmente, la visión ideológica del Gobierno de Bush, que encarna a la derecha más conservadora y reaccionaria, ha fomentado el desmantelamiento del Estado, la concentración de la riqueza y la promoción del “capitalismo salvaje”.

Así, las regulaciones sobre los mercados financieros y de crédito fueron profundamente relajadas, bajo la consigna de que el Estado era innecesario y que el libre mercado lo resolvía todo. De esta manera, se favoreció que se dieran préstamos hipotecarios a familias sin capacidad de pago, y que luego esos préstamos fueran “empaquetados” en títulos y bonos que eran clasificados triples A, es decir, casi sin riesgo.

Fue así como se construyó un auge económico basado no en la real producción de riqueza sino en la mera especulación, no en la inversión responsable sino en la apuesta descuidada, y donde las expectativas por mayores ganancias, irrazonables e injustificadas, terminaron contagiando y emborrachando a todos.

La economía y finanzas de los Estados Unidos se vieron envueltas en una juerga de gasto y consumo nunca antes vista.

Como consecuencia, la economía norteamericana se ha convertido en una economía de exceso e irresponsabilidad, con consumidores que viven muy por encima de sus reales capacidades y recursos, gracias a un acceso irrestricto al crédito.

TODO TIENE SU FINAL...

La burbuja especulativa alimentada por el crédito barato se reflejó en los más diversos mercados: los precios de las materias primas - minerales, petróleo, alimentos - subieron enormemente en los últimos años impulsados por la fe ciega en que la demanda por estos productos continuaría creciendo indefinidamente, al igual que las acciones de empresas y bancos crecieron desorbitadamente con la ilusión de ganancias infinitas.

Lo mismo sucedió con el mercado de créditos inmobiliarios estadounidense, precisamente cuando la burbuja empezó a reventar.

El acceso a crédito hipotecario se hizo tan fácil que millones de familias se embarcaron en comprar casas, lo que llevó a su vez al alza de los precios de las viviendas.

La creciente oferta de hipotecas para viviendas llegó al punto que cualquiera podía financiarse la compra de una casa, incluso sin cumplir con los más mínimos requerimientos; los bancos concedían alegremente hipotecas a personas sin ingresos ni garantías. El negocio para ellos era prestar, prestar y prestar, y no preocuparse, porque conseguir dinero era cada

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