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Egipto Y Grecia


Enviado por   •  17 de Junio de 2012  •  1.782 Palabras (8 Páginas)  •  457 Visitas

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LA MISION INTELECTUAL DEL ECONOMISTA

Comenzaré refiriéndome al magistral ensayo de Manuel de Torres, donde podemos comenzar a vislumbrar las virtudes que deben imperar en un economista.

Puedo no estar de acuerdo en todo, pero no negaré que el hecho de ensalzar la figura humana por encima de la razón dice mucho a favor de este autor, ya que refleja unos ideales profundos y otorga a la persona humana de una dignidad muy superior a la que podría conceder una valoración económica, en concreto me viene a la mente, la película "Acción Civil", donde comienza la trama argumentando el valor económico que tiene cada ser humano, según su edad, sexo, color, profesión, etc., mostrando una perfecta fotografía de la sociedad actual en la que vivimos, donde impera el aspecto económico al humano.

La intelectualidad puede suponer en algunos casos una importante barrera difícil de superar entre dos clases diferenciadas que hay en la sociedad, por un lado la clase que es intelectual o eso cree, y por otro, la clase normal.

En infinidad de ocasiones el primer grupo se cree superior llegando a sentir compasión e incluso a veces menosprecio por el otro grupo, pensando que goza de una superioridad que no debiera existir, lo cual refleja una injusticia social latente en todo el mundo.

Se da la circunstancia de que es necesario que ambas clases o grupos existan y tengan este rol dentro de los procesos productivos. Por un lado están los opresores y por otro los oprimidos, o como diría el Dr. Manuel de Torres, están los burgueses y los esclavos modernos, que al final son los que, con su trabajo, otorgan esa riqueza a la clase social intelectual o llamada alta sociedad. Por tanto aquí extraigo un primer objetivo que deberíamos asumir los economistas, o más bien los intelectuales, el acortar distancias y buscar mayor equidad en la riqueza.

Aunque no todo aumento de riqueza garantiza una mejora del bienestar, el ser humano busca y anhela esta seguridad que cree que le garantiza el futuro, creándose a sí mismo necesidades cada vez más difíciles de cubrir y de conseguir, pasamos de unas necesidades básicas como puedan ser el comer o el vestir a otras de mayor lujo, como puedan ser aquellas que nos distingan de los demás.

Para poder cumplir este "sueño de un mundo mejor" es necesario empezar por una base compuesta por una ética-moral respaldada muchas veces por la intuición y no por la razón, porque a mi modo de ver la razón en muchas ocasiones carece de justicia, la razón o mejor dicho "mi razón" lleva inherente mi propio egoísmo, justificándolo con ese afán de lucro necesario para tener una motivación que me mueva a innovar, arriesgar, etc.

En cambio, una intuición apoyada por una buena base moral, lleva a la toma de decisiones más conveniente para la mayoría, sin hacer distinción de clases sociales. Aquí entraríamos en política, donde muchas veces es la intuición lo que les lleva al poder, a arrastrar a las masas, a obrar en favor del pueblo, eso sí, siempre asesorados por intelectuales de diversos campos (economistas, juristas, científicos, sociólogos...). Lo que quiero decir, es que deben convivir lo intuitivo con lo racional, lo teórico con lo práctico, la economía tiene que entrelazarse con la política, con el momento histórico y con las costumbres de una sociedad.

Como decía Lincoln la ley no es más que buen sentido común, pero está en poder de las personas el ejecutarla con cabeza.

Un economista que se considere intelectual debe tener en cuenta que el espíritu empresarial que requiere el desarrollo económico de una empresa ha de estar inspirado en el máximo beneficio, en aquel máximo que se pretende fundar en el volumen de las ventas y no en la altura de los precios, para poder conseguir una estabilidad en el tiempo y no sólo obtener una riqueza inmediata y pasajera.

Por poner un ejemplo, a principios del siglo XX Henry Ford, fabricó un producto, en este caso era el Ford T, hizo miles de coches a bajo coste y consiguió inundar el mercado del automóvil. Llegó a todas las economías, medias y bajas, no solo a la alta sociedad, logrando que sus trabajadores ganaran más dinero que sus homólogos del sector, y consiguiendo en lo social grandes mejoras para sus operarios.

Con esto pretendo reflejar la importancia de buscar el bienestar social para lograr una maximización del beneficio, porque se da la relación de que a mayor motivación (económica), mayor productividad.

El empresario (economista en cierta medida) que paga menos de lo que pudiera pagar a sus empleados, va en contra de sus propios intereses y de los intereses de la sociedad, pues su empresa será menos eficiente y la sociedad tendrá un mayor desequilibrio en lo económico.

La equidad debe ser un objetivo a alcanzar, para lograr una estabilidad en el consumo, para ello debe llevar aparejada una eficiencia en la productividad que repercutirá en beneficio de a sociedad. Habrá mayor poder adquisitivo y los productos serán más accesibles.

El buen economista también tiene que ser aquel que aplica sus conocimientos para crear un sistema económico que permita un crecimiento sostenible y para velar por el uso equitativo y óptimo de los recursos, mediante un control por parte del Estado que mejore los mecanismos de los programas financiados, que no siempre son adecuados. Realmente un economista que se considere intelectual, debe buscar un combate de la pobreza efectivo en que involucre a toda la sociedad, haciéndola partícipe de todo el proceso de crecimiento.

Deberemos tener en cuenta, como señala Valentín

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