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El Legado De María Cortés De Chaves, Creadora De Jolie De Vogue


Enviado por   •  23 de Abril de 2015  •  685 Palabras (3 Páginas)  •  244 Visitas

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El legado de María Cortés de Chaves, creadora de Jolie de Vogue

Con su partida, el lunes, se va otro personaje pionero empresarial del país.

Tal vez sean pocas las mujeres en el país que no hayan usado sus productos de belleza, que con los años de persistencia y dedicación empresarial lograron abrir mercados en Brasil, India, Estados Unidos y México, entre otras naciones.

La marca Jolie de Vogue, de la colombiana María Minerva Cortés de Chaves –fallecida el pasado lunes– exporta hoy a unos 20 mercados de todo el mundo y vende 45 millones de productos al año.

María Cortés fundó en 1955, junto con su esposo, Roberto Chaves, el Laboratorio de Cosméticos Vogue, que se convirtió en uno de los referentes de la industria del maquillaje en el país y que es muy recordado por su relación con el Concurso Nacional de la Belleza.

Pero antes de conocer a Roberto Chaves, María Cortés ya había tenido un acercamiento con el mundo del maquillaje.

A los 16 años, y después de abandonar sus estudios de secundaria, comenzó a trabajar como secretaria de una firma de cosméticos, empresa en la que fue ascendiendo hasta llegar a ser asistente de importaciones. Fue allí donde se encontró con Roberto Chaves.

De los frasquitos a la venta a L’Oreal

La que sería una exitosa compañía comenzó con la fabricación de esmaltes para uñas, removedor y lápices de cejas, que se distribuían en almacenes bajo la marca Vogue.

María Cortés de Chaves recordaba cómo en los inicios de su laboratorio de cosméticos trabajó con un lote de 10.000 frasquitos de esmalte importado y una camioneta comprada con sus cesantías.

La revista Vogue fue la inspiración de su marca, y con esa divisa identificó su negocio en Colombia y en el resto del mundo.

En sus frecuentes entrevistas, relataba cómo ella misma, en sus heroicos comienzos, preparaba el esmalte en su casa, en ollas, y sus hijos eran los que le ayudaban a etiquetar cada frasco.

Trabajando con las uñas, y desarrollando proyectos, María encontró en el esmalte su punto de partida. Pasó a los lápices de cejas, inventó cremas, mejoró pestañinas y buscó tonos para labiales. Así, poco a poco su marca fue invadiendo las estanterías de los almacenes más reconocidos de la época, como Tía y Ley.

En 1975, la firma amplió sus procesos de producción e introdujo la línea Candy.

Los años 80 fueron de florecimiento y crecimiento, pero los problemas llegaron a finales de los 90, cuando inversiones apresuradas llevaron a la empresa del “matrimonio de los esmalticos”, como los conocían en el sector, a dificultades

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