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dsuarez2y5 de Abril de 2012
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UNA IGLESIA MISIONERA
Vamos a Lucas capitulo 10 y vamos a comenzar con el versículo 1 hasta el versículo 12. Evangelio según San Lucas. Yo quiero hablar acerca del llamado de Dios a hacer una Iglesia misionera. ¡Qué interesante que nuestros jóvenes, van a visitar Guatemala en una experiencia Misionera! Tenemos un misionero aquí.
Dios pone en mi corazón en realidad, sin que hubiera una conexión en mi mente, pero me doy cuenta ahora viendo todo esto, que hay una coincidencia divina. Dios quiere reforzar nuestro sentido del llamado a ser misioneros, a ser evangelistas, a trabajar a favor del Reino.
Diga conmigo: “Yo soy un misionero, o una misionera, yo soy una evangelista y Dios me llama a compartir su palabra con los perdidos”. ¿Puede usted decir amén a eso qué usted ha declarado? Hay un santo llamado de parte de Dios a su pueblo a compartir la palabra del Señor y este es un bello pasaje que nos afirma y nos confirma en ese llamado evangelistico que tenemos cada uno de nosotros.
Dice aquí Lucas capitulo 10 versículo 1: “Después de estas cosas designó el Señor también a otros 70” ¿Por qué ‘también’? Porque ya Él había designado a doce en otra parte del Evangelio según San Lucas y en otras partes del Evangelio, el Señor también envió a los doce. Esos doce eran parte de su círculo interior, pasaron a ser luego los apóstoles, pero también envió a otros.”
Estos setenta, y para mí es importante desde ese momento ya estamos entrando en la temática. Porque fíjese que, si Él hubiera enviado solamente a los doce, podríamos decir: “bueno eso es indicación de que el evangelismo es asunto de los profesionales, ¿no?".
Los pastores, los evangelistas, la gente que Dios dota en una manera excepcional, para predicar el Evangelio. Pero yo creo que el Señor quiso también, señalar a través de todos los tiempos que la obra misionera no era solamente, para esos súper escogidos, si no que también era para los demás y por eso escogió a estos setenta anónimos, completamente anónimos, no sabemos sus nombres. Es más algunos estudiosos de la Biblia piensan que quizá eran setenta y dos.
Hay un poquito de ambigüedad en los manuscritos griegos originales del cual procede la versión en español. Si eran setenta o setenta y dos y yo creo que aún en esa ambigüedad hay algo de importancia, son anónimos, no sabemos si eran setenta, setenta y uno, setenta y dos, porque como que Dios no quiere que nos enamoremos de ese numero 70, ni le asignemos algo especifico, eran parte, del grupo de Jesucristo y Él envió también a ese grupo.
Interesantemente la palabra “envió” es la palabra ‘Apostoling’ de donde viene la palabra Apóstol ¿no? Un Apóstol es una persona enviada para una misión especifica, en ese sentido yo creo que todos nosotros, todo hijo de Dios, toda hija de Dios tiene un llamado Apostólico, porque somos enviados. Amén.
Usted es enviado, yo soy enviado, el Señor Jesucristo en su gran comisión en Mateo 28, dijo “Id" y nos envía esa es la gran comisión. Dios nos ha comisionado, Jesucristo nos ha comisionado a predicar su palabra.
Entonces Él los envió, Él los apostolo, podríamos decir, a esos otros setenta, los envió de dos en dos delante de Él a toda ciudad y lugar donde Él había de ir y les decía “La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos. Por tanto rogad al Señor de la mies que envié obreros a su mies. Id, he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa que entréis primeramente decid, ‘Paz sea a esta casa’ y si hubiera allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él y si no se volverá a vosotros.
“Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den, porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis y os reciban comed lo que os pongan delante y sanad a los enfermos que en ella haya y decidles ‘se ha acercado a vosotros el reino de Dios’. Mas en cualquier ciudad donde entréis y no os reciban, saliendo por sus calles decid, ‘aún el polvo de vuestra ciudad que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros’. Pero esto sabed: ‘Que el reino de Dios se ha acercado a vosotros, y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad’”.
Bendiga el Señor su santa y divina palabra.
Hay un llamado para el pueblo de Dios, es un llamado a predicar el Evangelio. Yo creo que de todas las grandes responsabilidades que tiene una hija, un hijo de Dios, yo creo que una de las más sagradas es dar de gracia lo que de gracia ha recibido, compartiendo el conocimiento de Cristo Jesús como Señor y salvador.
No podemos retener eso, no tenemos el derecho de no compartir el Evangelio. Cuando nosotros entramos a los caminos del Señor cuando recibimos a Cristo como Señor y Salvador, cuando entramos a las filas del ejército de Jesucristo, cae sobre nosotros una sagrada responsabilidad de proclamar la palabra.
Dice el apóstol Pablo, “a tiempo y a destiempo, en toda ocasión”, en nuestros trabajos, nuestro edificio donde vivimos, las calles de nuestros vecindarios, nuestros familiares, tenemos que compartir la santa palabra de Jesucristo.
Usted es, un misionero, usted es, una evangelista, usted es, un apóstol en el sentido de que usted ha sido enviada, enviado para proclamar la palabra del Señor. Sobre sus hombros reposa esa sagrada obligación, sobre nuestra iglesia reposa esa sagrada obligación de ser un lugar donde la gente tenga oportunidad de iniciar su jornada personal con relación a Cristo Jesús.
Una iglesia por definición tiene que desempeñar una labor continuamente evangelistica. Un pastor, el Apóstol Pablo, le dice a Timoteo "haz obra de evangelismo". Porque yo sea Pastor no quiere decir, bueno le dejo a los evangelistas o aun a la gente de la iglesia que tiene ese don el trabajo de evangelismo. ¡No! Yo tengo que estar siempre, haciendo mi parte también y yo siento esa gran responsabilidad.
Uno no puede simplemente hacerse un pastor profesional ministrándole a la iglesia y bregando con la administración, con los asuntos corporativos de la iglesia. Yo tengo que estar continuamente atendiendo a ese llamado también en mi propia vida y nosotros queremos ser una iglesia evangelistica. Cada día sentimos más y más el llamado y la obligación de mejorar nuestros sistemas, nuestras formas de desempeñar la tarea evangelistica en nuestra iglesia.
Me gusta este pasaje porque nos enseña como hacer la obra de evangelismo. Este pasaje para mi es paradigmático, para usar una palabra dominguera, es un pasaje que establece unos lineamientos claros de cuales son los distintivos que deben caracterizar una persona o una iglesia evangelistica. Ese es el centro de mi sermón.
Yo quiero que analicemos las directrices que el Señor Jesucristo le da, a los setenta y que miremos esas cosas esas asignaciones que el Señor les da como asignaciones a nosotros -de como nosotros debemos desempeñar la tarea evangelistica.
¿Qué es lo que constituye a un obrero efectivo en el evangelismo? ¿Cuales son las cualidades que deben caracterizar una comunidad cristiana qué quieren hacer bien la obra del evangelismo? Fíjense que el Señor mismo, el mejor evangelista y el mejor maestro de evangelismo que jamás ha existido, está enviando esta gente, y les esta dando un mini curso, acerca de como comportarse y que actitudes sostener mientras hacen la obra del evangelismo.
Así que yo creo que amerita que pongamos atención ¿sí o no? Si yo quiero ser un buen evangelista, si yo quiero que mi iglesia sea una buena iglesia evangelistica voy a analizar que cosa le dijo el Señor que hicieran, como les dijo que se debían comportar al hacer la obra evangelistica.
Yo creo que estas cosas las debemos usar para nosotros decir: “Padre ayúdanos a incorporar esto. Ayúdame a incorporar algunas de estas cualidades de carácter, de actitud, de comportamiento para que mi vida pueda ser una vida atractiva y una vida efectiva en la obra del evangelismo”.
Lo primero que yo veo aquí es bien claro, ya lo he señalado: el Señor los designó y yo creo que cuando el Señor designa, cuando el Señor manda a alguien a ejecutar algo, yo estoy seguro que también el Señor los capacita, ¿sí o no? Amén.
Yo no creo que el Señor te va a mandar a hacer algo, sabiendo que tú no tienes lo que tú necesitas para hacerlo. Yo no creo que el Señor te va a enviar a un lugar si Él no está seguro que Él te está dando todo lo que necesitas para que esa obra se complete, porque el Señor no se equivoca. Cuando Él dice algo: eso es. Eso entra en acción con su mandato. Están también los nutrientes que se requieren para ejecutar el mandato.
Por eso el Señor en el pasaje de la gran comisión dice, antes de enviar a los discípulos a ir a las naciones, dice: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra, por tanto, id”. ¿Por qué dice Él ‘por tanto’? Porque esa dotación de poder absoluto que había en Él, Él se la estaba delegando a ellos también.
Los discípulos estaban vinculados en una forma íntima, indisoluble con la persona de Jesucristo y al Él enviarlos estaba diciendo: yo les doy a ustedes también el poder que yo tengo para que ustedes también hagan la obra que Dios me ha dado a hacer. Nosotros somos la extensión de Jesucristo y también tenemos el poder de Jesucristo adentro de nosotros, Amén.
Entienda esto: cuando usted predica, cuando usted comparte usted tiene la autoridad del cielo detrás de usted, dentro de usted.
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