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Metas De Inflación Un Nuevo Marco Para La Política Monetaria - Bernake, Mishkin

fewy_1015 de Abril de 2013

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Metas de Inflación: ¿Un Nuevo Paradigma para la Política Monetaria?1

Ben Bernanke y Frederic Mishkin

Resumen:

En los años recientes un número de países industrializados han adoptado una

estrategia de política monetaria conocida como “metas de inflación”. Describimos

cómo ha sido implementado este enfoque y argumentamos que la mejor forma de

entenderlo es como un amplio marco conceptual para la política monetaria, que le

permite al banco central “discrecionalidad acotada”, en lugar de considerarlo como

una regla rígida en el sentido de Friedman. Discutimos el potencial de las metas de

inflación para hacer de la política monetaria algo más coherente y transparente, y para

incrementar su grado de disciplina. Nuestra sección final cubre algunos problemas

prácticos que implica este enfoque.

1 Título Original: Bernanke, B. y Mishkin, F. (1997) “Inflation Targeting: A new framework for monetary

policy?” ,Serie de Documentos de Trabajo del NBER Número 5893.

2

Los banqueros centrales del mundo y sus equipos se reúnen regularmente, en

reuniones tanto en Washington como en Basilea, para compartir ideas y discutir

problemas comunes. Quizás estas frecuentes reuniones ayudan a explicar porqué los

cambios en las tácticas y las estrategias para la conducción de la política monetaria –

tales como la adopción del enfoque de las metas de crecimiento de agregados

monetarios en los 1970s, la intensificación de los esfuerzos para reducir la inflación en

los 1980s, y el reciente empuje por introducir grados crecientes de independencia

institucional para los bancos centrales‐ tiendan a ocurrir en muchos países más o

menos simultáneamente. Cualquiera sea su fuente, los cambios mayúsculos en la

teoría y en la práctica de los bancos centrales son de gran importancia, tanto para los

países considerados individualmente como para la economía internacional. En este

artículo discutimos una nueva estrategia para la política monetaria, conocida como

“metas de inflación”, que ha generado mucho interés y debate entre los banqueros

centrales y los economistas monetarios en los años recientes. Este enfoque está

caracterizado, como el nombre lo sugiere, por el anuncio de una meta oficial

compuesta por un rango para la tasa de inflación, para uno o más horizontes

temporales, y por el reconocimiento explícito de que una inflación baja y estable es el

objetivo central de la política monetaria. Otras características importantes del

esquema de metas de inflación incluyen grados crecientes de comunicación con el

público acerca de los planes y los objetivos de los hacedores de política monetaria, y

en muchos casos mayores posibilidades de fiscalizar la actividad de los banqueros

centrales en la prosecución de estos objetivos.

Las metas de inflación en sus varias formas han sido adoptadas en los años recientes

por países industrializados como Canadá, El Reino Unido, Nueva Zelandia, Suecia,

Australia, Finlandia, España e Israel (ver Tabla 1)2. También hay importantes elementos

propios de un esquema de metas de inflación, como discutiremos más adelante, en los

enfoques que ya tienen larga historia en países como Alemania y Suiza. En Estados

Unidos, las metas de inflación han sido propuestas por algunos influyentes hacedores

de política y el Senador Connie Mack introdujo un proyecto que, si es aprobado,

establecería la estabilidad de precios como el objetivo primordial de la política

monetaria. Por último, el tratado de Maastricht estipula que la estabilidad de precios

es el objetivo primario del Banco Central Europeo (BCE), y es esperable (si la unión

monetaria se consolida) que el BCE incorpore los principales elementos del régimen de

metas de inflación entre sus procedimientos (see Issing (1996)).

Comenzaremos nuestra discusión de las metas de inflación con algunos detalles sobre

cómo este enfoque ha sido implementado en la práctica. Nos concentraremos en la

práctica más que en la teoría de las metas de inflación porque creemos que la retórica

asociada es a menudo engañosa. En particular, argumentaremos que la experiencia

actual con este enfoque muestra que las metas de inflación no son una regla rígida de

política, algo que algunos autores sobre el tema e incluso algunos promotores del

enfoque parecen creer. En cambio, las metas de inflación se comprenden mejor como

un marco de referencia para la política monetaria, cuya mayor ventaja es el alto grado

de transparencia y la coherencia, y en donde acciones de política flexibles e incluso

“discrecionales” pueden ser empleadas3. Luego discutiremos en mayor detalle porque

2 Un análisis detallado de las experiencias de países con metas de inflación puede ser encontrado en

Godhart y Vinals (1994), Leiderman y Svensson (1995), Haldane (1995), y McCallum (1996), entre otros.

3 King (1996) sostiene algo similar.

3

ver en las metas un marco general, más que una regla, desacredita algunos de los

argumentos que se han esbozado en contra del régimen e incrementa su atractivo.

Esto no implica afirmar que subsisten preguntas muy válidas acerca de esta estrategia;

en la parte final de este trabajo discutimos algunos aspectos adicionales y extraemos

conclusiones sobre la utilidad de las metas de inflación.

Las Metas de Inflación en la Práctica

Aunque todo país que ha adoptado las metas ha adaptado el enfoque de varias

formas, ciertas generalidades empíricas se pueden considerar como validas para todas

las experiencias.

Lo más importante de un esquema de metas de inflación es el anuncio por parte del

gobierno, el banco central o alguna combinación de ambos sobre el compromiso

futuro de la autoridad monetaria con el mantenimiento de una inflación en o cerca de

un número preespecificado. Como se puede ver en la Tabla 1, las metas de inflación

son muy a menudo rangos –por ejemplo, 1‐3 por ciento‐ en lugar de números

concretos, y típicamente son establecidas para horizontes temporales múltiples que

oscilan entre uno y cuatro años. Sin embargo, existen excepciones para ambas

observaciones, como la tabla muestra; por ejemplo, Alemania, con la más larga

experiencia a la hora de enfocar la política monetaria con fines antiinflacionarios,

especifica sus metas de inflación como un número y sólo para un horizonte temporal

de un año. Los anuncios iniciales generalmente permiten un período de transición que

permita alcanzar el nivel objetivo de inflación. “Estabilidad de precios” nunca en la

práctica significa cero inflación, sino más bien un 2% anual, por razones que

discutiremos más adelante.

Existe un encendido debate sobre si la meta debe ser sobre la tasa de inflación per se o

el nivel de precios. Claro esta, un nivel de precios objetivo no necesariamente debe

permanecer constante, y se le puede permitir variar con el tiempo (Goodhart y Vinale,

1994; Svensson, 1996). La desventaja relativa de apuntarle a la tasa de inflación es que

los shocks no anticipados que afectan al nivel de precios pueden no ser compensados;

de este modo prever el nivel de precios en horizontes futuros puede ser complicado4.

Por otro lado, un objetivo que apunte estrictamente al nivel de precios requiere que

los desvíos de la meta sean completamente compensandos, lo cual reduce la varianza

de las predicciones de largo plazo, pero le imprime más volatilidad a la política

monetaria en el corto plazo5. En la práctica, los bancos centrales tienden a compensar

parcialmente los desvíos de la meta, particularmente en horizontes temporales breves.

Asociado con el anuncio de los objetivos de inflación existe la afirmación de que el

control de la inflación es el principal objetivo de la política monetaria; y que el banco

central deberá dar cuenta de su desempeño a la hora de cumplir con la meta. Por

ejemplo, la Sección 8 del Acta del Banco de la Reserva de Nueva Zelandia de 1989 le

asigna al banco central la responsabilidad de “formular e implementar la política

monetaria con el objetivo económico de alcanzar y mantener estabilidad en el nivel de

4 Técnicamente hablando, garantizar que sólo la inflación sea estacionaria puede determinar que el nivel

de precios tenga raíz unitaria, con lo cual la variabilidad de las predicciones sobre el nivel de precios

crezcan sin límite conforme expandimos el horizonte temporal.

5 No obstante, Svensson (1996) brinda ejemplos en los cuales tener objetivos de nivel de precios reduce

la volatilidad del producto.

4

precios”, sin mencionar otros objetivos que compitan con éste. La Sección 9 requiere

que el Ministro de Finanzas y el Presidente del Banco de la Reserva negocien y hagan

público un “Acuerdo de Objetivos de Política” (AOP, en inglés PTA), fijando metas

específicas de inflación. En otros países, tales como Suiza, Canadá y el Reino Unido, la

meta de inflación está contenida en los anuncios públicos del banco central, en lugar

de

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