Obsolescencia Economica
oussda19 de Marzo de 2013
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Es viable una economía sin obsolescencia programada?
¿Si es viable, cuál sería nuestro papel en esta nueva economía?
La obsolescencia programada o controlada como queramos llamarla, hace parte de nuestra economía de mercado desde hace décadas y creo que sería muy difícil cambiarla. Pero difícil no significa imposible.
Esa economía en la que los fabricantes programan el final de la vida útil de los productos para que el consumidor tenga que volver a comprar otros, y de esta manera, perpetuar el ciclo consumista, es una estafa al consumidor y hay que luchar contra de ese sistema hipócrita. Esos acuerdos secretos entre competidores para empeorar los productos, esos chips que inhabilitan el aparato después de un determinado número de usos... Todo eso tiene que acabar.
Además, esa economía causa daños terribles para el eco-sistema de nuestro planeta y los países del tercer mundo no pueden seguir siendo el basurero al aire libre de las naciones desarrolladas que mandan sus desechos.
Por otra parte, nuestros recursos naturales no son inagotables y nuestro planeta no aguantara ese consumo excesivo indefinidamente.
Imaginar una economía viable sin la obsolescencia programa quizás sería utopista. Sin embargo, deberíamos y sería urgente modificar muchos aspectos de nuestro sistema económico que se aprovecha de la sociedad de consumo para manipularla.
Nosotros los consumidores, miembros de la sociedad de consumo, somos víctimas de una maquinación empresarial aprobada por los gobiernos que no se rompen la cabeza buscando otras alternativas para nuestra economía.
No se pueden aceptar esos abusos y hay que unirnos contra esta "política industrial" de obsolescencia programada. Aprovechar de las redes sociales para compartir ideas y hacer propuestas para una economía diferente. Tampoco hay que dudar si demandar a las empresas que abusan de la obsolescencia programada (como lo hicieron consumidores que habían comprado ipods de la marca apple) intentando demostrar que el producto fue construido con el propósito de tener una duración de vida programada.
Con el fin de reformar nuestra economía, sería deseable votar una ley obligando a todos los industriales a que pongan una fecha de caducidad aproximativa de modo que el consumidor sepa cuanto tiempo de vida tiene el producto que esta comprando. Asimismo se debería obligar a las empresas a alargar la duración de las garantías de los productos que venden. Así, la relación con el consumidor dejaría de ser hipócrita y se acabaría con la confabulación industrial.
En cuanto a nuestro planeta, es la gran víctima de ese sistema de superproducción que fabrica pero luego, la mayoría de las veces, no recicla. De inmediato, se podría tomar la medida de pagar un impuesto ecológico para todos los productos que no sean biodegradables y contaminantes.
Los gobiernos podrían también incitar a la creación de empresas de reciclaje o que las empresas vendedoras también prevean la manera de reciclar los productos que venden proponiendo a sus consumidores retornar el producto a la tienda cuando ya estén fuera de servicio.
Se debería votar a nivel internacional, que todas las empresas tengan una política medioambiental y exigirles de que se liberen de sus productos tomando en cuenta el medioambiente.
No obstante, esas nuevas políticas medioambientales deberían ser estrictamente supervisadas para que sean realmente respetadas.
Hoy en día existe un tratado internacional que prohíbe mandar desechos electrizantes en los países del tercer mundo, pero con la complicidad de los gobiernos que cierran los ojos, las empresas logran mandar sus basuras a esos países pobres bajo el truco de "productos de segunda mano" cuando en realidad se encuentran inservibles y el 80 % totalmente irreparables.
Igualmente,
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