Proteccionismo

PROTECCIONISMO

En los últimos años muchos países han caído en la tentación. A la mitad de la crisis económica internacional más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de las potencias económicas han protegido sus industrias a través de reglas que limitan su comercio con otras naciones. Los líderes de estos mercados suponen que ante una demanda internacional deprimida, sólo el comercio interno puede sacarlos del estancamiento.

No obstante, esta clase de estrategia a la que acuden los países es conocida con el nombre de “proteccionismo”, pues este consiste en la práctica económica que desarrolla algún país, para proteger e incentivar su industria frente a la competencia del extranjero, el proteccionismo demanda prohibir a sus ciudadanos la compra de productos procedentes del exterior. En algunos casos la prohibición puede no ser del todo total, y esta suele establecer mecanismos que desincentiven el consumo mediante tasas, impuestos o gravámenes aduaneros, alentando el consumo así el consumo de artículos nacionales. Muchas de las veces, la pretensión de los gobiernos que impulsan tales medidas es alcanzar la autarquía, es decir buscan la autosuficiencia de su país económicamente.

En México, durante el sexenio pasado tras la reunión del Grupo de los 20 (G20) se buscaba participar en tratados de libre comercio para enriquecerse entre los países mutuamente, mas sin embargo la mayoría de los participantes adoptaron medidas proteccionistas, menciono esto ya que frente a esta situación surgieron ideas tales como que en el mundo hay fuertes barreras para el comercio internacional, lo que es contraproducente para salir de las crisis actuales. Soberanía nacional y globalización, dicen algunos economistas, son dos conceptos enfrentados que no pueden coexistir en armonía.

La globalización económica que en realidad significa integración económica internacional busca crear un mundo en el cual los mercados para bienes, servicios y factores de producción estén perfectamente integrados. Esta polémica que parecía saldada al final de la década pasada, cuando las fuerzas globalizadoras terminaron de ocupar el escenario del debate, resurge ahora de la mano de la crisis financiera y económica más importante en un siglo.

Detrás de todo alegato a favor del libre comercio, resurgen los viejos hábitos proteccionistas. La soberanía nacional impone serias limitaciones a la globalización; y la globalización atenta contra la soberanía nacional.

En conclusión, después de argumentar los pros, los contras y polémicas que surgen a causa del proteccionismo y el papel antagónico en el que se podría percibir a la globalización en el comercio y los países, es imprescindible destacar que hoy más que nunca, que las economías son globales, se necesita ver en el comercio libre del proteccionismo la ruta para el crecimiento

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