Sección 01 Economía Industrial

Apellidos y Nombre: Lara Mendoza, Jorge Luis

Cédula:        V27.952.658                Correo: jorgelaramen@gmail.com

Sección 01 Economía Industrial

En un inicio a principios del siglo XX la firma no era más que una “caja negra” para los economistas neoclásicos o marginalistas, en donde no existía como tal una teoría acerca de ella y solo era necesario conocer ciertos supuestos básicos y que su funcionamiento fuese el de maximizar beneficios, sin prestar mayor importancia en la manera en que estas lo logran, ya que para los neoclásicos es el mercado quien tiene la participación en la fijación de precios de los factores de producción y los productos, dejando para la firma solo la función de simplemente tener un ente encargado de que esta maximización ocurriera, el cual se le conocería como el empresario productor, un ente totalmente racional en todas sus decisiones de asignar los recursos para la producción, en el mismo orden de ideas otro punto clave es el conocer que entre estos supuestos de la firma neoclásica se encuentra la existencia de información perfecta, por lo tanto, se considera que la tecnología en el modelo neoclásico es un factor externo del cual la información está dada, al igual que la de los precios y los productos.

Debido a la necesidad explicar una manera de mejorar las decisiones que podría tomar una empresa en términos de eficiencia, entra en juego los aportes del economista británico Ronald Coase en su artículo de la naturaleza de la firma (1937), brindando una crítica a los neoclásicos y funciones a la firma más allá de las explicadas anteriormente. Además, el planteamiento principal de su artículo es dar respuesta a la interrogante de por qué en condiciones de competencia perfecta los individuos preferirían formar sociedades, empresas y otras entidades comerciales en lugar de comerciar bilateralmente a través de contratos en un mercado, en otras palabras, en una economía de competencia perfecta no habría incentivos de formar empresas cuando se tiene conocimientos perfectos del costo de contratar a corto plazo a un trabajador por una tarea en específico y de esta manera sucesivamente realizar otro contrato por cada tarea que se necesite, la respuesta al por que son necesarias las empresas viene dada por un concepto que Coase denominó costos de transacción, ya que al no existir en la realidad la información perfecta y completa se debería incurrir en gastos de investigar en el mercado lo que cuesta contratar esas tareas específicas, el comparar los precios, negociar, contratar, etc.

Por lo tanto, las empresas son necesarias ya que permiten que estos costos se ahorren, como puede ser, si apelamos a un ejemplo, el contratar a largo plazo a un trabajador y remunerarlo así de manera general y no por cada actividad que realice, sin embargo, la medida en que se va a elegir la conveniencia de recurrir al mercado o al de ser dentro de la empresa la producción de un recurso va a depender de los costes marginales de cada una de las opciones, por lo tanto, van a incorporar las transacciones dentro de su empresa hasta el punto que el costo sea igual al del mercado, llegando la empresa hasta su máximo crecimiento. Cabe destacar que la disminución en la productividad de cada vez más incorporar estas transacciones dentro de la firma viene dada por los costos crecientes de organización, donde resulta cada vez mas complicado que las tareas sean llevadas solo por la firma y no por terceros.

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