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Teoría De Los Sentimientos


Enviado por   •  14 de Marzo de 2014  •  1.617 Palabras (7 Páginas)  •  255 Visitas

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Adam Smith afirmaba que el ser humano se ve impulsado a refugiarse en la sociedad, no por ningún amor natural hacia sus semejantes, sino porque, sin la colaboración de los otros, es incapaz de subsistir fácilmente y protegido de todo peligro. Por este motivo la sociedad se convierte en una necesidad para él.

En consecuencia, el problema que intenta despejar la filosofía moral de Smith es cómo ese ser complejo, necesitado del concurso de sus semejantes, puede acceder a constituirse como sujeto moral propiamente dicho. Por tanto la intención de su filosofía moral será resolver el problema del sujeto liberal: la conciliación entre uno y el resto.

Desde el principio de la obra, Smith presentará a la simpatía como la solución de ese problema. Ya sea como sentimiento inmediato que nos hace salir de nosotros mismos e interesarnos por la suerte del conjunto, ya sea como fundamento de nuestros juicios morales de aprobación o desaprobación, o ya como campo de experiencia a partir del cual, por inducción, se fijan las reglas que informan nuestro sentido del deber moral. En todos los casos es la simpatía el mecanismo de conversión que constituye moralmente al ser humano.

En razón de estas 3 variantes explicaré la Obra de Adam Smith.

Es así que desde el “amor a mí mismo” deriva la simpatía como la capacidad de interesarnos o relacionarnos con los demás y de interesarnos también por el bienestar social. La simpatía en ese sentido seria el vínculo o puente que nos hace salir de nosotros mismos y nos conecta con los demás.

Por simpatía entiende Smith "nuestra compañía en el sentimiento ante cualquier pasión que le ocurra a otro".

Que la simpatía sea compañía, significa que “…cuando simpatizo con vuestra aflicción o vuestra indignación, puede sostenerse, ciertamente, que mi emoción se funda en amor a mí mismo, porque surge de ese hacer mío vuestro caso, de ese ponerme en vuestra situación y de ahí imaginar lo que sentiría en tales circunstancias. Cuando me conduelo de la muerte de tu hijo, no considero, a fin de poder compartir tu aflicción, lo que yo, persona determinada por mi carácter y profesión, sufriría si tuviese un hijo, sino que considero lo que sufriría si en verdad yo fuera tú, y no solamente cambio contigo de circunstancias, sino de personas y sujetos. Mi aflicción, pues, es enteramente por tu causa y en absoluto por la mía. Por lo tanto, no es en nada egoísta.”

Si la simpatía es compañía, significa que yo no puedo identificarme punto por punto con los sentimientos del otro: no puedo sentir cabalmente lo que el otro siente, sino, algo análogo a su sentimiento. Tampoco puede reducir a, o derivar de, el egoísmo, pues al acompañar al otro en sus sentimientos yo no lo sustituyo, es decir, no me pongo a pensar qué sentiría yo si me ocurriera lo mismo, sino, qué sentiría si fuera él -cosa que no puedo ser.

Pero no solo simpatizando nos relacionamos con la vida de otras personas, sino que buscamos afanosamente la simpatía de los demás. Y esto es lo decisivo: la simpatía otorgada es, desde el principio, una simpatía buscada. Resulta así que para conservarnos (gracias a nuestra relación con la sociedad) o lograr nuestra felicidad necesitamos de la mirada y el amor del otro o, más en concreto, del espejo emocional que nos proporcionan los demás. Pues para Smith la parte principal de la felicidad humana es la conciencia de ser querido.

Para Smith somos buscadores de simpatía, y la simpatía esta siempre medida por la imaginación; en consecuencia, imaginamos que los demás se construyen una imagen de lo que somos y atendemos a las construcciones de esa imaginación para presentarnos y ser reconocidos

En la dinámica de la presentación de sí y el reconocimiento se introduce inconscientemente orden a partir de un mecanismo endógeno de simpatía: “la sociedad es un sistema de actores y espectadores, cerrado sobre sí mismo porque todo actor es también espectador y viceversa. En razón de esta clausura del sistema sobre sí mismo emergen propiedades: el juicio moral y las leyes que lo rigen"

Así se forma en la sociedad un Juicio Moral externo y unas leyes que lo rigen parecido a la “Mano Invisible” por el razonamiento de que al ser uno reflejo de su propia imagen en el otro y que así siguiendo, sin quererlo o saberlo, al final se genera un Juez externo a la sociedad que garantiza un Orden Moral de la sociedad.

De esta manera, de igual forma en que Smith ve a la organización social como una gran máquina que se auto regula independientemente de la voluntad del Ser Humano ve al plano de la Moral y la Ética. Donde la intención de cada Ser Humano de mostrarse para

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