Estilo de Crinza Democratico, Autoritario, Permisivo y Negligente y su Influencia en el Desarrollo de las HAbilidades Socioafectivas en Niños de Entre 6 a 12 años
Pablo AguilarTesina3 de Junio de 2022
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UNIVERSIDAD MÉXICO AMERICANA DEL NORTE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
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ESTILOS DE CRIANZA AUTORITARIO, PERMISIVO, DEMOCRATICO Y NEGLIGENTE Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES SOCIOAFECTIVAS EN NIÑOS DE ENTRE 5 A 13 AÑOS DE REYNOSA, TAM.
TESIS
PARA OBTENER LA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
PRESENTA
PABLO ALBERTO AGUILAR PEÑA
Ciudad Reynosa, Tamaulipas ABRIL, 2022
UNIVERSIDAD MÉXICO AMERICANA DEL NORTE LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
DIVISIÓN DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES
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ESTILOS DE CRIANZA AUTORITARIO, PERMISIVO, DEMOCRATICO Y NEGLIGENTE Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES SOCIOAFECTIVAS EN NIÑOS DE ENTRE 5 A 13 AÑOS DE REYNOSA, TAM.
TESIS
PARA OBTENER LA LICENCIATURA EN PSICOLOGÍA
PRESENTA
PABLO ALBERTO AGUILAR PEÑA
DIRECTORA DE TESIS
VIRGINIA LOPÉZ PEREZ
Ciudad Reynosa, Tamaulipas ABRIL, 2022
Dedicatoria
Agradecimientos
Índice
I. Antecedentes 9
1.1 La Infancia y sus Necesidades Socioafectivas en Niños 11
1.1.1 Estilos de Crianza 11
1.1.1.1 Estilo de Crianza Autoritario. 12
1.1.1.2 Estilo de Crianza Democrático. 12
1.1.1.3 Estilo de Crianza Permisivo. 13
1.1.1.4 Estilo de Crianza Negligente. 13
1.1.1.5 Factores que Determinan la Inclinación Hacia un Estilo de Crianza Determinado. 13
1.2 Las Habilidades Socioafectivas 16
1.2.1 Desarrollo de Habilidades Socioafectivas 17
1.2.2 Factores que Influyen en el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas 17
1.2.3 Teoría del Desarrollo Socioafectivo de Erik Erikson 19
1.2.4 Apego 22
1.2.4.1 Teoría del Apego de Bowlby. 23
1.2.4.2 Tipos de Apego. 24
1.2.5 Influencia del Estilo de Crianza en el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas 28
1.2.5.1 Crianza Negligente y el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas. 29
1.2.5.2 Crianza Permisiva y el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas. 29
1.2.5.3 Crianza Democrática y el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas. 30
1.2.5.4 Crianza Autoritaria y el Desarrollo de las Habilidades Socioafectivas. 31
1.3 Pregunta de Investigación 31
1.4 Justificación 32
1.5 Objetivo General 35
1.6 Objetivos Específicos 35
1.7 Hipótesis de Investigación 35
2 Tipo de Estudio 37
Referencias 38
CAPITULO I. MARCO TEÓRICO
Antecedentes
McCollum, Ostrosky (2008), Thompson y Meyer (2007. Como citó Cantón, Cortés y Cantón (2014, p. 224) afirman que “las variables de crianza parental predicen el desarrollo de la competencia emocional y social de los hijos, siendo sus interacciones tempranas con los padres especialmente importantes para el aprendizaje de conductas socialmente apropiadas cuando inicien las relaciones con iguales”. El ser humano es un ser social, este hecho se encuentra implícito en cualquier teoría de la personalidad fundamentada, el hombre se desarrolla en un aspecto biopsicosocial. Especialmente el ser humano aprende sus conductas basándose en la observación de sus figuras referentes en las edades tempranas y el cómo estas responden a sus necesidades básicas y de afecto. Este proceso puede derivar en un desarrollo adecuado de la personalidad y del aspecto socioafectivo, o en uno ineficaz que no generara las competencias esperadas.
Mariano Rojas (2015, pp. 2 y 15) realizo un estudio empírico a partir de los datos arrojados por la Encuesta de Movilidad y Capital Social en Monterrey en el 2012 con el objetivo de verificar si existía asociación entre el estilo de crianza y la felicidad de los adolescentes encuestados. Los resultados mostraron que los estilos de crianza parental se asocian con la felicidad de los adolescentes durante su crianza, afectando así su felicidad durante la vida adulta. Tambien es posible sostener que existe una relación entre el estilo democrático y la felicidad de las personas. De forma puntual para las mujeres, la felicidad estaba negativamente asociada a los estilos autoritarios. En los adolescentes de 14 años el estilo de crianza autoritario tiende a reducir la felicidad de las personas, con una caída de aproximadamente 0.4 puntos (en escala de 1-10) cuando siempre se aplican estas prácticas.
El campo de la investigación cuantitativa sobre la relación entre los estilos de crianza y el desarrollo de habilidades socioemocionales se encuentra muy poco cubierto por los profesionales. Aunque no es posible encontrar antecedentes fuertes al respecto es correcto establecer que cualquier conducta o emoción continua de los padres hacia su hijo influirá en el desarrollo de la regulación emocional y demás capacidades sociales, puesto que, como afirma Calkins y Hill (2007. Como se citó en Cantón et al., 2014, pág 232), “Los niños aprenden habilidades y estrategias para afrontar de manera constructiva sus estados emocionales durante las interacciones con sus cuidadores”.
La Infancia y sus Necesidades Socioafectivas en Niños
La Real Academia Española (2014) entiende a la infancia como “Primer estado de una cosa después de su nacimiento o fundación”. Este primer estadio es una pizarra casi en blanco, pues hay cuestiones hereditarias inherentes en la naturaleza humana que delimitan ciertas conductas inconscientes que el infante llevara a cabo aun en sus etapas mas tempranas, sin embargo, siendo un primer estadio después del nacimiento, es altamente maleable e influenciable por los factores externos, influencias y factores que se describirán en los temas siguientes.
Estilos de Crianza
Aguirre (2000) como citaron Duarte, García, Rodríguez y Bermúdez (2016, p. 114) estipula que “las prácticas de crianza se entienden como aquellas acciones concretas que los adultos, en especial los padres de familia, llevan a cabo con el propósito de orientar la formación de sus hijos e hijas”. Estas acciones, sean intencionales o no, determinarán el desarrollo del infante en las etapas posteriores de vida, ya que se constituye un punto de partida donde él asimilará conductas, valores, morales y habilidades de regulación y expresión emocional y social.
Cantón et al. (2014, p. 224) define que “los estilos de crianza proceden de la combinación de dos dimensiones (control/exigencia y aceptación/receptividad). El control/exigencia se refiere al establecimiento de límites y a la regulación o supervisión por los padres, mientras que el afecto/receptividad describe la sensibilidad y cariño que muestran a sus hijos”. Estos cuatro factores: control, exigencia, aceptación y receptividad pueden ser influidos por determinantes internas y externas en el ámbito de la crianza que serán abordadas posteriormente. A forma de síntesis todo factor que sea causa de estrés en la práctica de crianza o que afecte la relación de los padres influenciará en el desarrollo del infante. La adecuada regulación emocional por parte de los padres es decisiva para que logren menguar los efectos colaterales de las situaciones estresantes en su hijo.
Estilo de Crianza Autoritario. El estilo de crianza autoritario, según Bornstein y Zlotnik (2008) como lo cita Cantón et al. (2014, p. 225) se caracteriza por unos padres desapegados y poco cálidos que consideran la obediencia como una virtud, concediendo gran importancia al respeto a la autoridad, al trabajo y a la conservación del orden, imponiendo normas mediante el argumento de la fuerza. Estos padres son rígidos y están poco abiertos al diálogo o a las sugerencias. Rara vez estarán dispuestos a encontrar un punto medio entre sus deseos y necesidades personales y las de su hijo. Generalmente tienen una visión de su hijo como un ser subordinado a ellos sin voz para influir en las decisiones del hogar.
Estilo de Crianza Democrático. Bornstein y Zlotnik (2008. Como se citó en Cantón et al., 2014) estipulan que en la crianza democrática o “autorizada”, los padres llegan a ser receptivos y exigentes, permitiendo razonable libertad y límites a los hijos. Son comunicativos y afectuosos, también exigen, pero permiten que los hijos participen en las decisiones del hogar. Estos padres se entienden como aquellos que ven a su hijo como un individuo propio, con deseos y aspiraciones independientes a las suyas pero que a pesar de esto requiere de su apoyo y guía para desarrollarse. Procuran cubrir eficientemente las necesidades de sus hijos, tanto afectivas como básicas, pero también los impulsan a cumplir sus obligaciones en el hogar y la sociedad.
Estilo de Crianza Permisivo. Bornstein y Zlotnik (2008. Como se citó en Cantón et al., 2014) comprenden a los padres permisivos como altamente preceptivos pero muy poco exigentes. No suelen poner muchos límites y permiten que sus hijos se autorregulen. En este estilo de crianza los padres están a la disposición del hijo, pero el hijo no suele estar sujeto a las normas (usualmente casi nulas) de los padres. Eventualmente este estilo de crianza termina creando sujetos que solo ven por sus propios intereses y carecen de empatía.
Estilo de Crianza Negligente. Finalmente, la crianza negligente propuesta por Bornstein y Zlotnik (2008) como los citó Cantón et al. (2014, p. 225) estipula que la crianza negligente es aquella en la cual los cuidadores no son ni receptivos ni exigentes con el hijo. Estos solo miran por sus propios intereses. Este estilo de crianza se caracteriza por la creencia de que lo mínimo es suficiente para que un individuo sobreviva y se desarrolle. A los padres que practican la crianza negligente no les preocupa en gran medida ni la salud ni el bienestar de su hijo, y usualmente, el hijo tiene que arreglárselas para salir adelante por cuenta propia. Se considera un estilo de crianza porque a pesar de no cubrir las necesidades básicas del hijo, siguen presentes físicamente en su vida, aunque sea en una forma extremadamente pobre.
Factores que Determinan la Inclinación Hacia un Estilo de Crianza Determinado. La elección del estilo de crianza no se produce formalmente al inicio de la vida del hijo, más bien se va construyendo a lo largo de los años. La forma en que los padres aplican la crianza se ve influenciado por una serie de factores externos e internos que se deben comprender para tener una visión completa.
- Cultura: Cantón et al. (2014, p. 221) Estipula que las prácticas de crianza consideradas positivas en un contexto cultural podrían parecerlo menos en otro, por los significados diferentes que le atribuyen o los distintos objetivos de socialización enfatizados en cada grupo cultural. Las pautas de crianza son asignadas por la cultura en donde se desenvuelve la familia. La cultura puede tener cambios dependiendo de la línea temporal y el nivel de educación existente. Un ejemplo claro de esto se vive hoy día, donde la generación “Millenial” y posteriores consideran detestable el uso de fuerza física contra los hijos, mientras que la generación de los “Baby Boomers” y anteriores ven esto como algo inherente en la correcta educación de los hijos. Distintas prácticas como el habla efectiva, la comunicación de emociones, el uso de la fuerza, manipulación, castigos físicos, el afecto, la vulnerabilidad emocional, entre otras, serán utilizadas indiscriminadamente, porque eso fue lo que se heredó y lo que se cree es lo adecuado. Este proceso cultural influirá en la práctica de determinados estilos de crianza, pero no de manera premeditada, sino por mera inercia social.
- Temperamento de los Hijos. Según Cantón et al. (2014, p. 235) “Los niños con temperamento difícil pueden provocar una mayor activación estrés en los padres que los lleve a utilizar estrategias coercitivas, mientras que los miedosos podrían responder mejor al razonamiento o redirección que a los métodos duros, punitivos o coactivos”. Algo que suele olvidarse al hablar de los estilos de crianza es que la relación padres-hijo/s es una relación bidireccional, donde el padre influye en el hijo, así como el hijo en el padre, por lo que una parte del peso de la inclinación en los estilos de crianza correspondería al hijo. Aguirre-Dávila (2013, p.226) definió el temperamento como “el núcleo constitucional genéticamente heredado de la personalidad, que se expresa en conductas y respuestas emocionales, y que es el precursor de las características psicológicas de los individuos”. El temperamento es aquella carga genética que predispone a ciertas actitudes o rasgos de conducta. Por ejemplo, las actitudes de introversión y extroversión, la impulsividad o la intensidad con la que se viven las emociones. Es la predisposición a reaccionar de cierta manera a los estímulos del entorno que se constituye a partir de la genética.
- Recursos Personales de los Padres: Cantón et al. (2014, p. 237) menciona que “Los recursos personales de los padres (conocimientos, habilidades, motivación), o su carencia, influyen también en sus conductas de crianza”. Estas capacidades individuales de los padres pueden ser potenciadas o perjudicadas según el contexto, y con esto, alterar su forma de criar a los hijos. La carencia de recursos personales se relaciona con el déficit en las estrategias de afrontamiento y la dificultad para tomar decisiones razonables.
- Salud Mental y Física: Tanto los trastornos físicos como los mentales tienen gran peso en las prácticas de crianza humana, pues, como plasma Cantón et al. (2014, pp. 236-237) “Una enfermedad crónica puede interferir en las relaciones entre padres e hijos y deteriorar su calidad… Los padres depresivos muestran menos afecto y estimulan menos a sus hijos, lo que les supone un mayor riesgo de futuros problemas psicopatológicos”. Esta relación de causa-efecto se debe al mero funcionamiento de trastornos corporales y mentales, donde, por ejemplo, “los síntomas depresivos se relacionan con conductas de crianza perjudiciales para el desarrollo de los hijos, como el retraimiento, intrusividad, expresión de emociones negativas y pocas positivas y disciplina ineficaz”. (Feng, Shaw, Skuban y Lane, 2007. Como se citó en Cantón et al., 2014, p. 237) La salud mental y física son indispensables para el desempeño adecuado en cualquier aspecto de la vida humana. Una enfermedad física incapacitante afectará el estado de ánimo y el estado de ánimo afectará el cuerpo. Por mera extensión lógica es razonable considerar que si el cuerpo y mente, siendo los transportes e intérpretes en la vida, llegan a fallar, se vería afectado el comportamiento en la crianza.
- Otros factores: Según Cantón et al. (2014, p. 225) citando a Bornstein y Zlotnik, (2008) “la pobreza, la enfermedad mental, el desempleo o el estrés matrimonial, son factores asociados a este estilo de crianza (negligente)” La falta del sustento económico y los conflictos de pareja pueden jugar un papel importante a la hora de dictaminar castigos, responsabilidades y premios a los hijos. Cuando los padres carecen de herramientas y métodos efectivos de crianza, los hijos son percibidos como cargas que no dejan de producir molestias, por lo tanto, se aplican estilos autoritarios o negligentes.
Las Habilidades Socioafectivas
Construye-T (2022), estipula que las habilidades socioafectivas o socioemocionales “son herramientas que permiten a las personas entender y regular sus emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y desarrollar relaciones positivas, tomar decisiones responsables, y definir y alcanzar metas personales.”
Estas habilidades son una herramienta para desenvolverse en sociedad, tanto como para llevar un adecuado control de las emociones e impulsos. Esto permite progresar adecuadamente en las etapas de vida, evitando las conductas externalizantes hostiles como el uso de violencia física o el ejercer alguna clase de abuso psicológico, ya sea que se haga de manera intencional o no. Estas habilidades se forjan en el seno familiar durante la niñez y juventud, y tienen la característica de perpetuarse a través de la vida y las generaciones.
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