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Acerca del narcisismo. Evolución histórica del concepto de narcisismo

PSICOLARA26 de Abril de 2013

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El concepto de narcisismo es considerado uno de los más importantes y controvertidos en psicoanálisis dado que en él se entrecruzan situaciones que durante mucho tiempo permanecieron separadas, como es el punto de vista tópico y la teoría de las pulsiones. Desde el punto de vista clínico, el trastorno narcisista de la personalidad, se ha impuesto en los últimos tiempos como una patología que exige un diagnóstico diferencial de los trastornos de personalidad, asociados al mismo, como ser los cuadros bordeline, histriónicos y antisociales.

En épocas recientes, a partir de 1980, a través del DSM-III, la personalidad narcisista ingresó en el diagnóstico psiquiátrico, nos remitiremos al criterio diagnóstico utilizado en el DSM-III-R de 1987 de la American Psychiatric Association.

De los nueve rasgos de personalidad propuestos, cinco son los indispensables para formular el diagnóstico de personalidad narcisística:

 Tiene tendencia a aprovecharse de los otros para sus propios intereses o metas.

 Experimenta un grandioso sentido de autoimportancia (por ej. exagera logros, capacidades, espera ser reconocido como superior, sin logros proporcionados a sus pretensiones)

 Se siente único o especial y que sólo puede ser comprendido por ciertas personas (o instituciones) que son de alto status.

 Está preocupado por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza y amor imaginarios.

 Exige una atención o admiración excesiva.

 Es pretencioso (por ej. tiene expectativas irrazonables de recibir un trato de favor especial o de que se cumplan automáticamente sus deseos).

 Carece de empatía (es reacio a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás)

 Frecuentemente envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él.(Este último criterio diagnóstico no se hallaba presente en el DSM-III de 1980 y fue añadido en el DSM-III-R).

 Presenta comportamientos o actitudes arrogantes o soberbias. Reacciona a las críticas con rabia, vergüenza o humillación.

Riva Posse (1996) nos comenta acerca de dichos rasgos: “Los sujetos con este trastorno asumen con alegría el que los otros otorguen un valor exagerado a sus actos y se sorprenden cuando no reciben las alabanzas que esperan.

La vulnerabilidad de la autoestima hace al sujeto muy sensible al "ultraje" de la crítica o la frustración. Las críticas pueden obsesionar a estos sujetos y hacer que se sientan humillados, degradados, hundidos y vacíos. Estas experiencias pueden conducir al retraimiento social.

Es habitual que no consigan darse cuenta de que los demás tienen sentimientos y necesidades. En todo caso, cuando los reconocen, es probable que los vean con menosprecio, como signos de debilidad. Quienes se relacionan con sujetos con trastorno narcisista es típico que lleguen a una frialdad emocional como también a una falta de interés recíproco”.

Evolución histórica del concepto de narcisismo

“El término narcisismo proviene de la descripción clínica y fue escogido por Paul Näcke en 1899 para designar aquella conducta por la cual un individuo da a su cuerpo propio un trato parecido al que daría al cuerpo de un objeto sexual; vale decir, lo mira con complacencia sexual, lo acaricia, lo mima, hasta que gracias a estos manejos alcanza la satisfacción plena” En la tradición griega, se llamaba narcisismo al amor a sí mismo.

Según Alice Miller (1994) la leyenda de Narciso describe la tragedia de la pérdida del Yo, del llamado trastorno narcisista. El Narciso que se refleja en el agua está enamorado de su hermoso rostro.

También le engaña su imagen especular en la medida en que sólo refleja su parte perfecta y extraordinaria, mas no las otras partes. Su parte posterior y su sombra, por ejemplo, le quedan ocultas, no pertenecen a su amada imagen especular, son excluidas de ella. Este estadio de la fascinación es comparable con la grandiosidad, así como el siguiente, el deseo destructor de sí mismo, es comparable con la depresión.

Havelock Ellis usa el término “narcisismo” en 1892 por primera vez en un estudio psicológico sobre el autoerotismo, describiendo la raíz mitológica y literaria del mito de Narciso, y extendía el término narcisismo al comportamiento no manifiestamente sexual. Posteriormente, en 1908, Isidor Sadger (alumno de Freud que intervenía en las reuniones de los miércoles de Viena), lo hace entrar definitivamente en la terminología psicoanalítica.

En 1911, Otto Rank presenta el primer escrito dedicado específicamente al narcisismo asociándolo a fenómenos no sexuales como la vanidad y la auto admiración: “amar el propio cuerpo es un importante factor de la vanidad femenina” (donde se puede interpretar que Rank está anticipando en muchos años, el concepto de “narcisismo sano” de Kohut) y vislumbra por primera vez una posible naturaleza defensiva del narcisismo, como en el caso de aquella mujer que “se refugia en el amor de sí misma herida por un hombre malo y con incapacidad de amar” (ejemplo en el cual ya se observa el “retiro narcisístico” frente a la herida objetal, o sea el desenlace del encierro en sí mismo debido a la frustración en la relación interpersonal, temática que será retomada y teorizada por Freud). (Migone, 1995).

La tesis de Freud descansa sobre tres proposiciones básicas:

A) El narcisismo es una catectización libidinal de uno mismo, un amor a sí mismo.

B) dicha catectización pasa necesariamente en el hombre por una catectización libidinal del yo

C) esta catectización es inseparable de la constitución misma del yo humano.

Freud dice que el amor del niño por su madre, deber ser reprimido en un momento determinado del desarrollo. A partir de dicho proceso, se identifica con ella y busca como objeto erótico a un sustituto de sí mismo al cual podrá amar como su madre lo amó: “halla sus objetos de amor por la vía del narcisismo.

Comenzaremos el rastreo en la obra Tres ensayos de teoría sexual (1905) donde en el apartado III, Las metamorfosis de la pubertad, Freud define “la libido como una fuerza susceptible de variaciones cuantitativas, que podría medir procesos y trasposiciones en el ámbito de la excitación sexual....Así llegamos a la representación de un quantum de libido a cuya subrogación psíquica llamamos libido yoica; la producción de esta, su aumento o su disminución, su distribución y su desplazamiento, están destinados a ofrecernos la posibilidad de explicar los fenómenos psicosexuales observados. Ahora bien, esta libido yoica sólo se vuelve cómodamente accesible al estudio analítico cuando ha encontrado empleo psíquico en la investidura de objetos sexuales, vale decir, cuando se ha convertido en libido de objeto....Además podemos conocer, en cuanto a los destinos de la libido de objeto, que es quitada de los objetos, se mantiene fluctuante en particulares estados de tensión y, por último, es recogida en el interior del yo, con lo cual se convierte de nuevo en libido yoica. A esta última, por oposición a la libido de objeto, la llamamos también Libido narcisista....La libido narcisista o libido yoica se nos aparece como el gran reservorio desde el cual son emitidas las investiduras de objeto y al cual vuelven a replegarse; y la investidura libidinal narcisista del yo, como el estado originario realizado en la primera infancia, que es sólo ocultado por los envíos posteriores de la libido, pero se conserva en el fondo tras ellos”.

El término narcisismo aparece por primera vez en la obra de Freud, en su trabajo de 1910.

En 1911, en Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente, Freud describe al narcisismo como estadio intermedio entre el autoerotismo y el amor objetal. En esta etapa las pulsiones sexuales se han sintetizado en una unidad y toman por objeto amoroso al propio cuerpo, antes de dirigirse a la elección de otra persona. Describe esta etapa como normal e indispensable y nunca totalmente superable. De este modo, la primera elección de objeto es homosexual debida a la búsqueda de lo semejante y sólo posteriormente se encaminaría hacia el objeto heterosexual.

En Tótem y tabú (1913), Freud aclara mejor el concepto de autoerotismo: “Las exteriorizaciones de las pulsiones sexuales se disciernen desde el comienzo, pero ellas no se dirigen entonces a un objeto exterior. Los diversos componentes pulsionales de la sexualidad trabajan en la ganancia de placer cada uno para sí, y hallan su satisfacción en el cuerpo propio. Ese estadio recibe el nombre de autoerotismo, y es relevado por el de la elección de objeto.

Pero fue el importante trabajo de Freud de 1914 “Introducción del narcisismo” el que dio categoría oficial al concepto del narcisismo en el psicoanálisis. Comienza este estudio refiriéndose al narcisismo como descripción clínica de los casos en que el individuo toma como objeto sexual a su propio cuerpo, considerándolo una perversión que ha acaparado toda la vida sexual del individuo.

De este modo, el narcisismo se presenta ya no sólo como perversión, sino como complemento libidinoso de la pulsión de auto conservación.

Mientras en los histéricos y neuróticos obsesivos se conserva el vínculo erótico con los objetos en la fantasía (sustitución), los parafrénicos parecen haber retirado su libido del mundo exterior sin realizar sustitución alguna.

El destino de esta libido sustraída lo constituye el yo, surgiendo de este modo un estado narcisista.

Desde esta perspectiva, la libido objetal en su máximo desarrollo caracteriza el estado amoroso, mientras que

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