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Anillos De La Marginalidad


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2013  •  5.675 Palabras (23 Páginas)  •  439 Visitas

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ANILLOS DE LA MARGINALIDADD

ALFREDO MOFFATT

Vamos a trabajar con un esquema de tres círculos concéntricos que nos marcarán tres niveles sociales. Este esquema está disponible al principio del capítulo 3.

La marginalidad es un fenómeno social que siempre existió en la historia; este es una característica negativa de las sociedades, porque esto trae sufrimiento. En la Edad Media los marginados institucionalizados eran los siervos, que estaban definidos y controlados por la nobleza, que era el poder central. Siempre hay un grupo que impone las categorías de exclusión. En Grecia, en la luminosa Atenas, los filósofos podían pensar en vez de trabajar, o trabajar abstractamente, porque los esclavos eran los que elaboraban el alimento.

En todo sistema se forman anillos: hay un poder central que tiene la posibilidad de apoderarse de él por la fuerza de las armas, y estaría en un círculo central, pero por analogía con los otros, lo llamaremos primer anillo; y como siempre que un grupo humano toma el poder, en cualquier época, decide que los que no son iguales a ellos, deben ser discriminados. Estos forman un segundo anillo, el de los discriminados, pero, con su complicidad, institucionalizan y legitiman, desde una ideología este sistema, y especialmente la existencia de un tercer anillo, que es el de los marginados o esclavizados, o en casos graves, exterminados. Pero, en general, el poder se consigue, no por el amor, a menos que digamos que Jesús triunfó por el amor, pero si Jesús llega a aparecer otra vez por el Vaticano, no lo dejan entrar por mendigo; en realidad, pienso que lo mandarían al hospicio por loco. Así que no sé si triunfó o no

El poder, que está en el primer anillo, genera lo que se llama la norma. Es decir, sólo los que son iguales a nosotros, los que cumplen con lo que nosotros decimos, que además está adecuado a nuestra conveniencia, son normales. Por ejemplo, en la Alemania nazi, el que pensaba que los judíos debían ser eliminados, que ellos eran la raza superior, era la gente normal.

Entonces, el primer anillo es el de la norma, el de la gente normal. En general, se constituye como una burocracia estabilizada, y tiene el centro muerto, porque allí es todo tan normal que no ocurre nada. Una persona absolutamente normal es una persona que podemos decir que no existe, porque coincide totalmente con la norma, y para que alguien exista tiene que tener una singularidad que lo discrimine.

El poder margina y dice: “Nosotros somos normales”. Todo lo que hacemos nosotros es normal. Somos blancos, lo negro ya no es normal. Somos heterosexuales, blancos, occidentales y cristianos. Entonces todo lo que no sea así, no es normal. Rechazamos el concubinato, creemos en el capitalismo, en todas las entidades santas del sistema de explotación…, entonces somos normales.

Un empleado público de una estructura muy burocrática, es exactamente igual que otro empleado público, y entonces hay una identidad momificada. El centro de todos los poderes está muerto porque la variedad es excluida. Este primer anillo tiene una primera frontera permeable, que limita con un grupo al que no expulsa totalmente, sino con el cual necesita interactuar. En este segundo están los trasgresores, que son discriminados, pero aceptados, como los artistas vanguardistas, los neuróticos, o alguno que tenga una primera modificación de lo normal aceptable para el sistema.

Después, vamos a ver que hay un tercer anillo, que es el de los excluidos, los marginados totalmente, y el límite entre este y el segundo, es casi impermeable. Cuando se pasa al anillo de la exclusión es muy difícil volver, pues la persona es estigmatizada. Los que han pasado ese límite, del segundo al tercero, se consideran los excluidos del sistema, a los que en USA se llaman “los outsiders” , es decir, los que quedan del lado de afuera, que no existen. Vamos a ver que acá estos son los mendigos, los presos, los travestis, los locos, las prostitutas, los chicos de la calle, los cartoneros, los villeros, los que son marginados a tal punto que quedan fuera del sistema, no pueden dar un domicilio, no tienen obra social, no tienen trabajo y este es un sector que este modelo económico va creciendo con la brutal desocupación.

Del segundo anillo se puede salir y entrar. Por ejemplo, un homosexual, en la actualidad (2005), ni siquiera es discriminado, pero si llega a ser travesti, que ya incluye una transformación corporal, (se pone siliconas, se viste de mujer, etc.), queda excluido y pasa por una categorización en donde queda fuera del sistema, en el anillo de exclusión. Si bien es cierto que esto, actualmente, se está revirtiendo, y algunos travestis han llegado a la TV, esto sucede porque el sistema utiliza su condición de ambigüedad para estimular el costado morboso del público y con ello se gana audiencia en los medios de comunicación.

Cuando la persona queda fuera del sistema deja de tener características humanas y empieza a ser percibido como objeto. Por ejemplo, un chico normal de su casa está en el primer anillo; un chico que anda mucho por la calle que puede estar casi abandonado pero con referencia nocturna, que tiene familia con quien dormir, está en el segundo anillo. Pero, de pronto, si queda sin ninguna protección de adultos ni de hábitat, queda en el tercer anillo y se llama chico de la calle. Al ser chico de la calle queda fuera del sistema, no tiene escolaridad, y es como si no existiera.

En el primer anillo puede haber una persona llamada honesta, un empresario que roba desde el sistema, por medio de las reglas del capitalismo salvaje, o por negocios especulativos, pero es honesto para el sistema, porque el sistema y las normas los hacen los poderosos. Una persona considerada deshonesta, trasgresora, como un estafador de guante blanco, una prostituta lujosa, un “gato”, permanecen en el sistema, y estaría en el segundo anillo. Pero, a veces, por el mismo delito, si es pobre, termina preso, queda estigmatizado, y, por lo tanto, queda fuera del sistema y pierde sus derechos civiles, con lo cual estaría en el tercero. Vemos que este tercer anillo es de una sola dirección, y de él se vuelve muy difícilmente, y su población está constituida por los marginados extremos.

A veces, los marginados, cuando se asumen como tales, se convierten en marginales; como, por ejemplo, cuando alguien dice con orgullo “yo soy ladrón” y convierte el estigma en prestigio; esto hace que pase de marginado a marginal. Esto se ve muy claro en los negros americanos, cuando inventaron una frase que dio vuelta la estigmatización: “Black is beautiful” ( Negro es hermoso) . En ese momento, asumieron su negritud como valor, y empezaron a llamar “pálidos” a los blancos.

Los

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