Autoestima
Enviado por • 3 de Octubre de 2014 • 2.438 Palabras (10 Páginas) • 271 Visitas
Desarrollo de la autoestima
Ahora que hemos comprendido más profundamente que es laautoestima y que
elementos la constituyen y propician, entraremos de lleno en el proceso evolutivo que
lleva a que una persona desarrolle deforma peculiar su autoestima.
Teniendo en cuenta que el desarrollo del niño se produce desde diferentes etapas
y estadios, como bien define la psicologíaevolutiva, iremos estableciendo desde los
distintos hitos de cada una de estas etapas aquello que tiene una influencia directa sobre
el desarrollo de la autoestima, es decir, sobre las dimensiones comentadas de
merecimiento, competencia y autoconcepto.
Dividiremos las etapas elegidasen los siguientes momentos:
Etapas del desarrollo
I. Prenatal
II. De 0 a 2: El bebe
III. De los 2 a los 6: Primera infancia
IV. De los 6 a los 12: Infancia escolar
V. De los 12 hasta los 18…: Adolescencia
Cada una de estas etapas tiene sus estadios del desarrollo del niño, estadios que
dependen unos de otros. La mayor o menor maduración en uno de los niveles implicará
la mayor o menor maduración en el siguienteestadio, pues el siguiente incorpora lo
desarrollado en el anterior, como indicaba Piaget (1936).
En este sentido, hemos de caer en la cuenta de que cada uno de los hitos que
nombramos en este trabajo supone un avance en el desarrollo cognitivo, emocional y
conductual de la persona, que evidentemente tiene su influenciaen todas las demás
dimensiones de ésta.
I.- Etapa prenatal
Hablar de desarrollo de la autoestima es hablar directa o indirectamente de
desarrollo emocional en el niño, y hablar de desarrollo emocional en el niño es hablar de
vínculos afectivos, pues todo lo que tenga quever con estas dimensiones de la persona
será lo que más definirá el desarrollo de una sana o insana autoestima. Por ello me
gustaría hacer hincapié, en primer lugar, en unaserie de variables que van a influir en el
posterior desarrollo de la vida emocional del niño y en su autoconcepto.
Vinculación prenatal
La vinculación prenatal ha sido estudiada ampliamente por los autores Brazentol
y Cramer (1990), quienes cayeron en la cuenta de la importante influencia que tenían en
el posterior desarrollo del niñoy de su identidad las primeras ideas de los padres sobre
su hijo fantaseado. Estos autores pusieron demanifiesto que, ya durante los primeros
meses de embarazo, se hacen atribuciones sobre cómo es o debe ser ese niño. Algunas
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de estas atribuciones se mantendrán en el tiempo, muy influidas porlos propios deseos
conscientes o inconscientes delos propios progenitores.
Esto, unido al momento de crisis emocional por el cambio que conlleva todo
embarazo, supondrá un primer momento dondese juegan muchas variables que
afectarán en el posterior y fundamental vinculo entre madre/padre e hijo.
Genética y autoestima
Hoy en día las ciencias de la conducta humana se interesan por conocer en qué
medida aquellas dimensiones que entendemos como psicológicas tienen una raíz
aprendida o son fruto de la genética.
En lo referente a la autoestima, destacanlos estudios realizados por el doctor
Kendler (1998), de la Universidad de Virginia, quien junto a su equipo hizo entrevistas
y medidas de la autoestima a más de 4000 gemelos y mellizos adultos de entre 20 y 60
años. Los resultados dieron con la conclusión de que los gemelos monocigóticos –de la
misma célula- eran muy similares, aunque hubieran sido adoptados por padres distintos,
a diferencia de los niveles de autoestima encontrados entre los sujetos mellizos, que
tendían a diferir en mayor medida.
Esto se puede entenderdesde el punto de vista de aquellos rasgos que
comúnmente se relacionan con aspectos genéticos, como son el nivel de extroversiónintroversión o la estabilidad-inestabilidad emocional, relacionados con el nivel de
activación subcortical. Como veremos más adelante, muchos de los rasgos que se suelen
relacionar con alta o baja autoestima están muy vinculados a estas dos dimensiones de
la personalidad. Sin embargo, es importante caeren la cuenta de que, si bien son
relevantes, no tienen por qué ser decisivos, y no deben ser tenidos en cuenta más que
como factores predisponentes dela variable que nos ocupa.
II.- El bebé
En la primera etapa de la vida del bebé, no podemos hablar aún de autoestima
propiamente dicha. Evidentemente, faltan elementos fundamentales para poder hablar
de ella, si bien es una etapa en extremo importante y significativa en el posterior
desarrollo de la autoestima.
Mruk indica que en esta etapa las dimensiones de competencia y merecimiento
aún son independientes. Por un lado, el niño empezará a intentar dominar su entorno, a
través de su desarrollo motriz, pero a la vez resolverá una necesidad, con la consecuente
sensación de placer: pensemos en un niño que ante la necesidad de recibir el pecho de
su madre se chupa el dedo. Son lo que Piaget denomina reacciones circulares
primarias,y suponen un primer eslabón en la cadena del desarrollo del niño y de su
sentido de competencia y capacidad, que le llevarán a los primeros intentos de coger
objetos, y al placer y el desarrollo del sentido de autonomía que ello supone.
White nos habla del proceso incapaz -capaz, que lleva al bebé poco a poco al
sentimiento de competencia. Dicho sentimiento es reforzado por un lado por una fuente
interna, que es el sentimiento de placer quesiente el niño al conseguir dominar algo,
mientras que por otro lado estaría la fuente externa, que son los padres que refuerzan la
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conducta del niño. De este modo, la competencia se relaciona con la forma en que el
niño actúa sobre el mundo, dependiendo cada vez más de él y de su propio desarrollo.
Vínculo materno
De manera contraria, la dimensión de merecimiento con la que definíamos la
autoestima vendrá más determinada por cómo elniño es recibido en el mundo, es decir,
en su entorno. El bebé humano se caracteriza,dentro del reino animal, por la
indefensión con la que nace, debido a la necesidad de venir al mundo más o menos
prematuramente, antes de que se desarrolle demasiado como para salir por el pequeño
hueco de la pelvis de su madre. Los primeros momentos de la vida de un recién nacido
son de una total fragilidad, requiriendo del absoluto cuidado de su madre para
prácticamente todo lo que tenga que ver con su supervivencia.
En lo referente a la formación del sentimiento de merecimiento, será una
variable fundamental el vínculo que el niño tenga con su entorno. Lo indicado es que el
bebé consiga un vínculo adecuado con la figura de apego (Bolwby, 1951,Ainsworth,
1978),que será aquella con la que principalmente se relacione, normalmente la madre.
En este sentido, un aspecto relevante es eltemperamento con el que nace el pequeño. El
temperamento comprende diversas dimensiones de conducta. Dentro de estas
dimensiones, el tono emocionalocupa un lugar primordial, ya que los bebés muestran
un estado emocional positivo y/o negativo cuando se enfrentan a la estimulación
procedente del entorno.
Estas disposiciones temperamentales, pese a tener un origen biológico, no son
estáticas e inmutables, sino que se adaptan a las demandas ambientales. La capacidad de
los padres para adaptarse y vincularse con el pequeño, entendiendo sus necesidades, es
lo que favorece que éste pueda ir siendo modelado de forma satisfactoria o viceversa.
Los padres deben aprender a observar y entender lo que su hijo intenta comunicar con
sus ronroneos y llantos. Evidentemente, no eslo mismo resolver este vínculo con un
niño de temperamento difícil, que con otrocon un temperamento más tranquilo. En el
primero será necesaria gran cantidad de energía y paciencia para conseguir una buena
conexión, por lo que el propio estilo y temperamento de la figura de apego y sus
recursos personales, facilitarán o dificultarán el proceso.
Durante los primeros años la plasticidad del cerebro humano es máxima. Se
configuran las primeras redes neuronales enfunción de los estímulos recibidos del
ambiente, y estas conexiones dependerán en gran medida de los cuidados parentales, y
de cómo reaccione el niño ante el nuevo entorno caótico y desorganizado que se le
presenta. Por ello, como decíamos, el estímulo conocido y organizador de la madre, será
fundamental para que tal desarrollo se produzca con garantías de salud y bienestar,
configurando lo que Erickson (1977) llamará la confianza básica. De forma contraria,
una figura de apego ansiosa, irritable y hostil, inspirará en su hijo sentimientos de
desconfianza y de inseguridad, algo que evidentemente tendrá consecuencias en el
desarrollo del propio niño.
La confianza básica es, según Ericsson,el requisito fundamental de la actividad
mental, la piedra angular de la personalidad vital. Este sentimiento, que se deriva de las
experiencias del primer año de vida, es definido como:"Una esencial seguridad plena
en los otros y también un sentimiento fundamental de la propia confiabilidad". Como
vemos, está muy cerca de la definición dada por McKay y Fanning (1991)sobre la
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autoestima caracterológica. Podríamos decir que es la confianza básica el primer gran
pilar de lo que conocemos como autoestima.
Autoconcepto del bebé
Pero todavía no estamos en disposición dehablar propiamente de autoestima. A
esta edad, el bebé todavía no tiene una conciencia de sí mismo: su organización
cognitiva está todavía demasiado ocupada diferenciando y organizando los estímulos
que le llegan del entorno. No será hasta los 18 meses aproximadamente, coincidiendo
con el periodo pre-operatorio (Piaget, 1931) y los primero pasos, que empiece a
reconocerse a si mismo. Es aquí donde empieza la etapa de la autonomía y todos los
autos que comentábamos en un principio, y que conformarán una imagen del niño de sí
mismo, con todo lo que supone a nivel cognitivo, emocional y social.
Según el doctor Daniel Stern, en realidadeste sentido del sí mismo -que él
entiende como patrón constante de percatación y organización-, se desarrolla desde el
mismo nacimiento, pasando por un largo proceso donde el bebéva relacionando
diversas experiencias internas y externas, que se almacenan en su mente, lo que
desemboca finalmente en la capacidad de imaginar y simbolizar esos objetos. Este
simbolizar es lo que posibilita el niño sea capaz de caer en la cuenta de que esa imagen
del espejo no es otro niño sino él mismo.
III.- Primera infancia
La primera infancia supone el florecer de la autoestima, pues es el momento en
que aparece la autoconciencia con todo lo que ello supone. Además, esta es sin duda la
etapa fundamental de la dimensión del merecimiento, donde los estilos de crianza de los
padres y los mensajes recibidos de ellos, supondrán las bases del sentido de
merecimiento y el autoconcepto. Por otro lado, es un momento importante para el
desarrollo motriz, ya que niño se enfrenta a situaciones cada vez más complejas y
juegos más complicados.
Autoconciencia y aparición de emociones complejas
Newman & Newman (1987) resolvieron que los primeros indicios de
autoconciencia observable en el ser humano se producen alrededor de los dos años de
vida. Actualmente -como muestran las investigaciones desarrollados por Michael Lewis
de la universidad de Rutgers-, hasta los 18 meses de vida el niño no es capaz de
reconocerse en un espejo. Estos experimentos consisten, por ejemplo, en poner a un
pequeño con una mancha de pintura roja en lanariz ante un espejo; al mirarse en el
espejo sólo es capaz de identificarla en supropia nariz cuando ha llegado a esta edad.
Este elemento aparentemente arbitrario es uno de los hitos más importante en el proceso
de desarrollo del niño y el ser humano comotal, pues a partir de aquí empezará a
aparecer todo un conjunto de emociones más complejas que las hasta ahora existentes y
básicas como eran la frustración, la alegría o el miedo.
Hacen su aparición, de esta forma el bochorno, la vergüenza o el orgullo, que
necesitan irremediablemente del reconocimiento de uno mismo para producirse. Lewis
demuestra en sus investigaciones cómo los niños de unos 20 meses de vida al ser
indicados con el dedo y decir su nombretienden a ruborizarse, señal propia de
vergüenza, ¿qué he hecho?. A edades menores, simplemente el niño sigue a lo suyo, sin
ver más allá. A las limitadas emociones básicas propias de estadios anteriores, se le
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sumarán ahora una multitud amplia de emociones, más la consciencia de la diferencia
entre el sujeto y su entorno, algo que estará presente durante el resto de su vida. Es en
este momento, sin duda, cuando la autoestima empieza a florecer.
Erickson habla justamente de esta etapa con los términos de autonomía versus
vergüenza, cayendo en la cuenta de que en esta etapa el niño busca por un lado hacer las
cosas por si mismo, mientras que por otro el incipiente desarrollo desu propia imagen
le hace dudar sobre si lo que hace es correcto.
Autoconcepto infantil
Conforme empieza a aparecer la consciencia de si mismo, el niño comienza
también a definirse a si mismo, lo que irá configurando un primer concepto de sí
mismo (Spencer y Markstrom- Adams, 1990). A los 3 años, según algunos
investigadores, este concepto es formulado porel niño en términos infantiles y suele ser
generalmente positivo y exagerado en los rasgos con los que se definen, por ejemplo
viéndose capaces de hacer todo tipo de cosas, o más fuertes y rápidos de lo que son en
realidad (Stipek y Hoffman, 1980). También tienen gran capacidad para reponerse de un
fracaso, pensando que la siguiente vez lo harán muy bien (Stipek y Hoffman 1980).
Como vemos, si bien hay una consciencia de si mismo como persona
independiente, “yo soy distinto que los otros”, todavía no hay un auténtico
conocimiento de sí mismo, o al menos no un conocimiento basado en datos reales, por
lo que el autoconcepto está realmente sujetoa deseos y fantasías propias del niño. Falta
aún la experiencia, que lo matizará, lo reformulará y lo pondrá a prueba. A medida que
el niño vaya teniendo experiencias y las vaya guardando en su memoria, se irá
constituyendo una concepción de sí mismo a partir de los datos obtenidos de sus
experiencias, con el contenido emocional propio de cada una de ellas, que supondrán el
elemento esencial de la autoestima.
Resulta muy interesante este aspecto del autoconcepto infantil pues, como anunciaban Branden o White, la persona tiene una tendencia o incluso una necesidad de
mantener una imagen positiva de sí mismo. Podríamos decir que nacemos con un
sentido de estima sano, en su acepción más básica, con esa tendencia al crecimiento y a
desarrollar la experiencia que siempre han remarcado los psicólogos humanistas, que
más tarde será el ambiente el que moldeará y matizará en función de valores y
elementos culturales.
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