Breve repaso de la locura a lo largo de la historia
aniicoronado20 de Octubre de 2014
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“BREVE REPASO DE LA LOCURA
A LO LARGO DE LA HISTORIA”
"El que lucha con monstruos, debe tener cuidado de no convertirse a su
vez en monstruo. Si miras durante mucho tiempo al fondo del abismo, el
abismo terminará por entrar en tí"
(Nietzsche).
"Sólo enfermando al vecino, es como uno se convence de su propia
salud".
(Dostoievsky)
ESTEFANÍA LUIS MARTÍN
- SOCIOLOGÍA-
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1. INTRODUCCIÓN.
Desde los tiempos más remotos se han atribuido causas sobrenaturales a las
enfermedades mentales. Su estudio científico no comenzó hasta muy recientemente. Y
con ello el alivio de los "locos".
Una piedra en la cabeza, una condena del alma, una posesión diabólica, un
encantamiento, un delito, una conducta antisocial, un vicio... todas estas cosas han
definido a la locura a lo largo de la historia y, sorprendentemente, algunos de estos
calificativos han perdurado hasta hace bien poco. De hecho su consideración como
enfermedad o deterioro es relativamente novedoso, durante la mayor parte de la historia
de la humanidad y en la mayoría de las civilizaciones, a los trastornos psíquicos se les
ha considerado una condena; a los enfermos, culpables; y a los encargados de su
atención, inquisidores, cuya misión era librar a la sociedad del mal.
2. DESDE LA PREHISTORIA HASTA LA ETAPA CLÁSICA (GRECIA Y
ROMA).
Precisamente, el origen del estudio de la locura está íntimamente ligado a la religión. Ya
el hombre primitivo atribuyó una causa sobrenatural a la enfermedad mental, lo cual no
le privó de abordar cierto enfoque terapéutico. Se han encontrado cráneos trepanados de
hace más de 10.000 años pertenecientes al neolítico europeo que demuestran que ya
entonces la curiosidad humana identificaba la cabeza como la caja que albergaba los
secretos de la conducta trastornada. Este tipo de evidencias se han encontrado con
especial profusión en las Islas Canarias, el Norte de África y Rusia.
También se han hallado restos de prácticas similares en Perú y en Bolivia que
demuestran un alto conocimiento médico y una gran osadía a la hora de afrontar los
comportamientos patológicos. En muchos casos, el cráneo mostraba evidentes huellas
de haber sobrevivido a una confrontación física, por lo que los paleontólogos opinan
que la operación tenía como objetivo liberar al paciente de alguna presión traumática
que afectaba a su conducta.
"Es muy posible que entre los pueblos precolombinos de Perú y Bolivia las
trepanaciones se practicaran con la idea de que un espíritu maligno había poseído al
paciente, lo que causaba su demencia. Por ello, se abría un agujero en el cráneo para
permitir la salida del agente dañino". Lo más sorprendente es que en muchos casos el
resultado de la operación era satisfactorio. En gran número de cráneos se han hallado
huellas de cicatrización y de curación de la herida infligida, lo que demuestra que el
paciente sobrevivió.
La intención de exorcizar al demente no es, ni mucho menos, exclusiva de aquellas
culturas. En las antiguas civilizaciones como la hebrea, griega, china y egipcia también
hallamos testimonios de prácticas para combatir los espíritus de ciertas personas cuyo
comportamiento no se correspondía con el de la mayoría de la población. La única
forma de afrontar la locura era expulsando a los demonios del cuerpo.
3. ETAPA CLÁSICA: GRECIA Y ROMA.
Tanto desde el punto de vista popular como desde la práctica médica, la concepción de
la locura como un fenómeno extranatural se mantiene hasta Hipócrates (460-377 a.C.).
El gran pionero griego de la fisiología señaló por primera vez un posible origen natural
de los trastornos mentales basándose en la idea de que toda enfermedad tiene su origen
en el desequilibrio entre los cuatro humores corporales: sangre, bilis negra, bilis
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amarilla y flema. Hipócrates es, además, autor de la primera clasificación psicológica de
los temperamentos (colérico, sanguíneo, melancólico o flemático) e incluso llegó a
diferenciar tres categorías de trastorno mental: manía, melancolía y frenitis, ideas que
perduraron casi inalteradas hasta el final de la civilización grecorromana.
La principal aportación hipocrática al conocimiento de la locura consistió en vincular
directamente el mal mental a las enfermedades del cuerpo. Sin embargo, en la Grecia
clásica ya empiezan a describirse trastornos cuya dimensión es claramente psicológica.
Estos problemas relacionados con el comportamiento recibían un tratamiento emocional
específico que se centraba, en gran medida, en la relación entre el enfermo y la persona
que lo atendía.
El teatro desempeñaba un papel fundamental en estas terapias, ya que se le atribuía una
función purificadora o catártica en cuanto que servía de representación de las pasiones
del público. Los sofistas llegaron más lejos y propusieron el diálogo y la lectura como
"medicinas del alma" e incluso desarrollaron un "arte de aliviar la melancolía" relatando
los propios sueños a un interlocutor autorizado.
La cultura romana recogió gran parte de los postulados griegos sobre la mente, aunque
con algunos matices reseñables. Asclepíades, un pensador nacido en el 124 a.C., se
muestra contrario a la teoría humoral de Hipócrates y sugiere por primera vez la
influencia del ambiente en el comportamiento patológico. Además, alza su voz contra el
tratamiento inhumano que se le daba a los enfermos mentales y contra su
encarcelamiento. Él fue el primero que distinguió entre alucinaciones, ilusiones y
delirios, y propuso una división entre males mentales crónicos y agudos.
Pero sin duda, la mayor aportación de la época la realiza Galeno (130-200 d.C.), quien
sintetizó todos los conocimientos de sus antecesores y realizó una nueva clasificación de
los trastornos de la psique. Según su opinión, las causas de la locura podían ser
orgánicas (lesiones, exceso de alcohol, cambios menstruales...) o mentales (miedos,
desengaños, angustias...). Además, sostiene que la salud anímica depende del equilibrio
entre las partes racional, irracional y sensual del alma. Este médico romano realizó el
último gran esfuerzo por comprender racionalmente la locura y su tratamiento, antes de
que en el mundo occidental se diera paso a una larga etapa de oscurantismo e ignorancia
que se prolongaría durante toda la Edad Media.
El legado de griegos y romanos sí que sería continuado, sin embargo, por otras culturas
no europeas. En Alejandría se desarrolló la medicina con gran eficacia y se atendieron
con especial dedicación los problemas psiquiátricos. A los enfermos mentales se les
cuidaba en sanatorios donde el ejercicio, las fiestas, la relajación, la hidroterapia, los
paseos y la música formaban parte fundamental del tratamiento. Y en Bagdad se
construyó en el año 792 el primer hospital psiquiátrico de la historia.
4. EDAD MEDIA Y ERA RENACENTISTA.
Eran, pues, relativamente afortunados los que caían enfermos fuera de Europa, ya que
en el Viejo Continente los afectados de trastornos psíquicos corrieron mucha peor
suerte. Durante toda la Edad Media, gran parte del Renacimiento y, en algunos lugares,
incluso hasta el siglo XVIII, la locura fue terriblemente incomprendida. El tratamiento
de los enfermos lo realizaban principalmente los clérigos en los monasterios. En un
primer periodo, el cuidado exigía un trato humanitario y respetuoso, aunque el estudio
de las causas del mal se abandonó en manos de la superstición y las creencias en la
posesión demoníaca. Pero, con el transcurso del tiempo, la visión caritativa del
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tratamiento mental se fue endureciendo hasta convertirse en habituales de los
exorcismos, las torturas y los encierros en calabozos.
En la Edad Media también llamada Edad de la Locura, se empezó a utilizar esta palabra
para englobar a personas que no se sabía como tratar desde un punto de vista social. Y
dentro de este período oscuro me referiré, fundamentalmente, a la brujería. Había dos
formas de concebirla: como algo natural o como algo vinculado a la herejía.
El poder en la Edad Media se repartía entre los señores feudales y la Iglesia que,
también, tenía una organización feudal. En esa estructura económica no encajaban
ciertas actitudes que empezaban a ser subversivas, en cuanto que iban en contra de lo
establecido. Quien intentaba ir en contra de estas normas regidas por la Iglesia en el
modus vivendi cotidiano, era un hereje y un brujo/a. Los locos estaban endemoniados y
los médicos dictaminaban que esa persona era una bruja ó estaba endemoniada,
pasando inmediatamente este tema a ser trabajo de la Inquisición.
La Inquisición fue un órgano específicamente creado para tratar esta problemática.
Conforme fueron pasando los años el índice de "endemoniados", "poseídos", "brujos"
iba in crescendo
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