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COMUNICACION. Protocolo individual


Enviado por   •  27 de Mayo de 2022  •  Ensayos  •  1.969 Palabras (8 Páginas)  •  82 Visitas

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Asignatura

Datos del estudiante

Fecha

Comunicación 2

Apellidos: Bolaño Luna

18/05/22

Nombre: Carlos Alberto

Actividad

Protocolo individual de la unidad n°:

Análisis y síntesis: 

Síntesis e interpretación personal de los temas vistos en la unidad

Como ser un buen expositor

Antes de dar algunas recomendaciones para ser un buen expositor quisiera agregar el significado de expositor.

Un expositor es aquella persona que habla ante un público, y para ello, se sirve del recurso de la oratoria, la cual es definida como el arte de hablar con elocuencia (la capacidad de persuadir). Si bien el expositor puede tener otros objetivos (por ejemplo, contar una historia), siempre quiere provocar algún tipo de efecto en su audiencia (convencerlos de su postura, motivarlos, informar un descubrimiento, alertarlos, plantear un problema, interesarlos en una historia, etc.).

Recomendaciones para ser un buen expositor

Presencia:

Un expositor debe vestirse adecuadamente, pero siempre teniendo en cuenta el público ante el cual se presenta. Su postura debe ser erguida (con los hombros ligeramente hacia atrás), mostrando decisión y seguridad.

Su presencia no debe ser estática, sino que debe moverse para dirigirse a distintos sectores del público y para mostrar su entusiasmo y transmitirlo a la audiencia.

Preparación:

Debe dominar el tema, los argumentos que desarrollará, pero también anticipar las preguntas que pueden dirigirle. Su conocimiento sobre el tema que desarrollará le permite mantener un discurso fluido, sin titubeos que pueden provocar la desconfianza o disminuir el interés del público.

Por otro lado, la preparación también incluye la puntualidad, conocer el recinto donde se realizará la presentación y saber con qué elementos tecnológicos contará (micrófono, proyector, etc.).

Práctica:

Un expositor debe practicar en privado el discurso, ritmo, gestualidad y tono de voz. 

Conocer el tema no es suficiente para poder expresarlo con efectividad. Un expositor practicará en privado la mejor forma de exponer sus argumentos, combinando contenidos, tono de voz, gestualidad, ritmo y cualquier otro elemento que incluya en su disertación.

Credibilidad:

Si bien en su preparación deben anticiparse posibles preguntas, si no puede responder a alguna, es preferible que admita sus limitaciones que intentar engañar a la audiencia con falsas respuestas.

Dicción:

Las palabras deben ser pronunciadas de forma correcta pero también clara, con una modulación distintiva de cada consonante y vocal.

Vocabulario:

Si es necesario utilizar una palabra específica debe explicarse antes su significado. 

De la misma forma que la vestimenta, el vocabulario siempre debe adaptarse tanto a la temática tratada como al público. Si es necesario utilizar una palabra específica para designar un concepto de alguna disciplina (biología, filosofía, medicina, etc.) que el público probablemente no conozca, el término se utilizará solo luego de haber sido explicado de forma amena, clara y concisa.

Ritmo:

La exposición de un buen expositor debe ser dinámica, utilizando diversas técnicas digitales o visuales que ayuden a mantener la atención del público. Parte de ese dinamismo implica también hacer las pausas necesarias al hablar, para señalar etapas en el discurso, crear expectativa o facilitar la comprensión del mensaje.

Argumentación:

El buen expositor debe mostrarse convencido y firme en su posición.

El expositor debe ser consciente de los fragmentos de su exposición que son más propensos al debate. Por eso su preparación debe incluir argumentos para defenderse ante las críticas esperables.

Si bien el expositor debe mostrarse convencido y firme en su posición, también debe escuchar las opiniones de la audiencia y respetar a aquellos que disientan con sus opiniones.

Gestualidad:

La gestualidad tanto del rostro como del cuerpo debe ser utilizada para enfatizar los mensajes verbales, para favorecer la empatía del público o para mantener el dinamismo de la exposición.

Sin embargo, debe utilizarse de manera consciente como un medio de comunicación no verbal, y nunca abandonarlo al azar, ya que si no es utilizado de forma adecuada puede convertirse en un distractor o incluso contradecir el mensaje que quiere transmitirse.

Contacto visual y verbal:

En ocasiones es necesario utilizar la segunda persona del singular. 

Al establecer contacto visual con diferentes miembros del auditorio se promueve la atención e integración hacia el tema que se está exponiendo. Además, debe apelarse a la audiencia utilizando con frecuencia en su discurso la segunda persona del singular.

Comunicación afectiva

La comunicación efectiva se define cuando un mensaje se comparte, recibe y comprende sin alterar su objetivo final. Es decir, el emisor y el receptor interpretan el mismo significado. De esta manera, se evitan dudas y confusiones, mientras que se cumplen las expectativas sobre lo que se ha transmitido.

Vale recordar que la comunicación es muy vasta y, por lo tanto, ocurre en diversas formas. Inclusive, es muy común que éstas caminen lado a lado y ocupen espacios similares en un diálogo. Comprender esta salvedad te ayudará a estar más atento a sus señales, evitar problemas en la interacción con el cliente y crear una comunicación clara y efectiva.

Cómo ser un buen comunicador

1. Entender tu intención

En el momento en el que generas el mensaje, es importante que sepas con exactitud lo que deseas expresar y logres ser claro. Si aún no concibes tu intención, es probable que el receptor tampoco la capte bien.

Te recomendamos escribir tus pensamientos para entender mejor tus expectativas. Otra forma de organizar lo que quieres comunicar es segmentarlo en una secuencia de raciocinio. Planear tu discurso ayuda a evitar que te pierdas y evita que seas redundante.

2. Ser claro y preciso

Transmitir los mensajes de forma clara incluye algunos puntos a los que muchas veces no prestamos la debida atención, como:

Velocidad y altura en la que se habla

Hablar muy rápido o muy bajo puede hacer con que el receptor pierda o entienda mal una parte del discurso. A su vez, hablar demasiado alto puede ser incómodo para quien escucha, al igual que hablar muy despacio. Por lo tanto, una opción interesante es practicar a solas o frente a una tercera persona antes de charlas decisivas.

Concisión

A veces, los mensajes con muchas palabras que no son necesarias resultan confusos. Estudios muestran que cerca del 61% de las personas sienten que pierden su tiempo en reuniones de trabajo. Para que estas interacciones se den de forma eficaz, debes tratar siempre de ser conciso, no importa el medio en el que te comuniques. ¡Pero atención! Tampoco puedes reducir el mensaje al punto de que pierda fuerza o se vuelva incomprensible.

Elegir las palabras

Cada palabra tiene posibles significados en función de quien la recibe. Es decir, un contenido más académico o técnico recibirá mejores palabras más complejas, mientras que textos para el día a día pueden perderse con un palabreado muy rebuscado. Saber la estructura y la dirección de la comunicación es un facilitador en el momento de elegir tu vocabulario.

Lenguaje corporal y no verbal

Si bien aún no queda claro el porcentaje atribuido a la comunicación no verbal, se sabe que desempeña un papel esencial. A pesar de ello, es común que aprendamos poco cómo trabajarla y, por lo tanto, no le damos la importancia que merece.

Cuidado al escribir

Cuando el contenido es escrito asegúrate de que la ortografía, la gramática y la puntuación estén correctas. Errores de este tipo provocan distracciones y pueden causar una mala interpretación. Si escribes a mano, cuida para que la letra sea legible. En mensajes vía computadoras o móviles, tanto la estructura del texto como la fuente, el tamaño y el color de la letra deben ser elegidos con cuidado.

3. Conocer al interlocutor

Si la comunicación es el resultado entre lo que se dice, lo que se escucha y lo que se interpreta, es vital que sepas siempre a quién le hablas. Por lo tanto, interésate por tu receptor:

¿Qué tipo de expresiones forman parte de su realidad?

¿Qué referencias externas pueden facilitar el entendimiento?

¿Qué formatos de discursos, textos o presentaciones captan más su atención?

Un formato interesante tiene más posibilidades de ser bien recibido y comprendido. Además, conocer a tu público evita situaciones que pueden ser desfavorables a una buena interpretación o mismo ofensivas en determinados contextos.

Trata siempre de entender cuál es el momento preciso para transmitir determinado mensaje y de qué manera. En algunos momentos y circunstancias, conviene esperar para pasar un determinado mensaje que arriesgar confusiones en la comunicación.

Como receptor, entender mejor a la persona que emite el mensaje puede ser muy útil para interpretar lo que dice y evitar entender colocaciones fuera de su contexto. Cuando hablamos de atención al cliente, esta actitud te ayudará a crear un vínculo más personalizado y efectivo.

4. Saber escuchar y observar

La escucha activa y la lectura atenta son clave para una comunicación clara y precisa. Saber trabajarlas es un gran diferencial a la hora de tratar con clientes. Estar atento durante la conversación hará que puedas devolver respuestas eficaces y evitará que te repitas.

Comentarios asertivos demuestran que prestas total atención al emisor, por ejemplo, afirmaciones como “entiendo”, “seguro”, o “de acuerdo”. Si tienes cualquier duda, puedes parafrasear lo que has entendido, como una manera de confirmar que has recibido bien la información. Si persiste la cuestión, conviene preguntar y esclarecer, en lugar de interpretar mal y causar problemas futuros.

Igual de importante es permanecer atento a la postura de la otra persona: ¿Cómo recibe o emite el mensaje? Como mencionamos, el lenguaje corporal tiene un papel muy importante. Por ejemplo, si la persona no mantiene contacto visual o parece distraída con el ambiente o su móvil, es probable que la comunicación no sea eficaz y surja algún contratiempo.

5. Tener empatía

Empatía es la capacidad de comprender e interpretar los sentimientos ajenos. Al tratar con clientes o colegas de trabajo o compañeros, ser empático permitirá una mayor aproximación con tu interlocutor y probablemente, logrará que se relacione mejor con el contenido y lo comprenda más fácilmente.

La comunicación no verbal

Recordemos que el concepto de La comunicación no verbal es un proceso de comunicación que se manifiesta a través de gestos, expresiones o movimientos corporales. El lenguaje corporal es clave a la hora de llevar a cabo la comunicación no verbal.

Entonces podemos decir que La comunicación no verbal tiene como objetivo transmitir un mensaje a través de gestos, expresiones faciales o determinadas posturas.

En este tipo de comunicación no tiene cabida la comunicación verbal, sino que se basa en el lenguaje corporal.

No es tarea sencilla expresar aquello que no se puede hablar por lo que manejar con soltura la comunicación no verbal se puede considerar una gran habilidad. Una gran habilidad especialmente valorada en los departamentos de ventas.

Un gesto, una mirada o una postura determinada pueden transmitir muchísima información sobre lo que una persona piensa o siente en ese momento. La comunicación no verbal es un proceso de comunicación inconsciente en ocasiones.

Algunas de sus características son:

  • Predominan las expresiones: Las expresiones faciales y los gestos denotan el estado en el que se encuentra una persona, así como su apariencia. Por ejemplo, si alguien está deprimido se podrá adivinar viendo su rostro probablemente y quizá no tenga ganas de arreglarse, vaya descuidado y sin prestar atención a su apariencia.
  • La importancia de la comunicación no verbal: Es mucho más reveladora que la comunicación verbal porque muchas veces no puede disimularse y controlarse. Por ejemplo, en una discusión, aunque se controle el tono de las palabras que se emplean, los gestos y los movimientos corporales pueden expresar lo contrario. De ahí radica el alto porcentaje que se le designa en cuanto a su importancia.
  • Siempre está presente: Siempre se manifiesta, incluso a través del silencio. Este último también puede ser una respuesta.

Ejemplo de comunicación no verbal:

 la comunicación no verbal es muy valorada dentro de los departamentos de ventas. Un buen vendedor, no solo destaca por lo que dice, sino también por lo que transmite su cuerpo.

Un buen vendedor se muestra seguro de sí mismo, simpático, sonríe y se muestra amable. Los gestos, la manera de comportarse e incluso la manera de mirar a los clientes, puede suponer una gran diferencia a la hora de vender.

Discusión: 

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