¿Cómo Se Forma La Noción Temporal En El Niño?
arturoespino17 de Diciembre de 2013
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¿Cómo se forma la noción temporal en el niño?
La noción de la temporalidad surge y se desarrolla lento de modo confuso, a menudo podemos ver que durante sus primeros años de vida tienen un difícil trabajo para hacerse la idea de cómo es el desarrollo de tiempo. Una de las características más llamativas de la representación del tiempo en el niño es que el mundo social se concibe como algo estático en donde el cambio histórico se entiende con grandes dificultades y muy tardíamente, es importante tener en cuenta que “ la compresión del tiempo está muy relacionada al conocimiento físico y social” mediante diferentes fases en el transcurso de su desarrollo tales como: el manejo de una dimensión única del tiempo entender el tiempo como una continua reconstrucción secuencial y cronológica del tiempo, por ultimo es clave recordar dentro de esta noción que en el aprendizaje de todo niño es fundamental que entienda el ¿ por que? de las cosas.
Hasta los siete u ocho años, e incluso más, es insuficiente la noción que ellos tienen sobre la duración y el pasado. Por ejemplo, hasta los siete años la expresión "la semana pasada" no la comprenden. El mismo Piaget (1978) apunta las dificultades con que los niños adquieren la noción de edad, sucesión, duración, anterioridad y posterioridad.
Poco a poco consiguen formar el concepto de un extenso período histórico anterior a ellos; esto se debe a que los niños no pueden convertirlos en objetos de observación directa. Por este motivo, sería conveniente el ir introduciendo el camino de un aprendizaje histórico centrado en la narración de acontecimientos desde los primeros cursos de Primaria, lo cual ayudará al niño en la aparición de un cierto sentido de conciencia histórica. En el recién nacido la noción temporal es casi inexistente, el niño no posee al nacer este esquema temporal, sino que paulatinamente va adquiriéndolo conforme va creciendo.
Según Piaget, al niño le es muy difícil pensar que el mundo existía antes que él. La extensión del tiempo se confunde con la extensión de su propia existencia. Por otra parte, la idea de un mundo que continúa más allá de la propia vida le es completamente inaccesible. Esta noción sólo se adquiere cuando es adulto.
Nociones tales como "antes", "después", solo se forman a través de numerosas experiencias y éstas deben darse en relación con la propia vida del niño: "antes de ir a la escuela", "después de mi cumpleaños", son formas de iniciar a nuestros pequeños alumnos en la aprehensión del tiempo.
El egocentrismo reflejado en lo anterior se expresa también cuando se trata de establecer duraciones. Los puntos de referencia que permiten al niño percibir el tiempo son hitos primeramente de índole personal. Los puntos de referencia aparecen con el reconocimiento de los hechos en relación a su fecha. Su adquisición es muy posterior y es indispensable para ello un desarrollo adecuado por parte de la escuela.
Según la psicología evolutiva de Piaget (1978) la construcción del tiempo se hace a través de varias fases, que culminan en la adquisición del tiempo histórico, y que se suceden a lo largo de la infancia (tiempo personal entre 4 y 6 años; tiempo físico (hasta los 9 años), la pre-pubertad (tiempo social hasta los 11 años), y la adolescencia (seriación causal y un adecuado concepto de la duración). Es en la infancia cuando hay una gran capacidad para el aprendizaje memorístico (como las listas de fechas y nombres), mientras que las nociones complejas del tiempo histórico exigen una mayor madurez intelectual (causalidad y cambio, multicausalidad, relaciones entre los hechos que superen la asociación simple y lineal, e incluyan relaciones
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