Desarrollo cognitivo a los 2 años.

Debemos a Piaget la primera y sistemática descripción del desarrollo de la inteligencia en los bebés; una inteligencia que él llamó sensoriomotora para destacar el hecho de que se trataba de un tipo de inteligencia basada en la percepción de la realidad y en la acción motriz sobre ella.

El bebé empieza su recorrido con un equipaje sencillo pero eficaz: unos cuantos reflejos innatos y una decidida vocación también innata por la adaptación y el equilibrio creciente en sus intercambios con el medio. En los cuatro primeros meses de vida, la actividad para relacionarse con los objetos del entorno. La actividad fundamental de los dos primeros subestadios gira en torno al ejercicio de los reflejos innatos a su repetición, combinación y a su diversificación.

El subestidio 3(4.8 meses) señala el inicio de lo que podríamos denominar la extroversión cognitiva del bebé, la superación del egocentrismo inicial. Cómo las conductas que tienen consecuencias interesantes tienden a ser repetidas una y otra vez, corresponde ahora hablar de reacciones circulares secundarias. El bebé al que se enseña un objeto que le llama la atención trata de conseguirlo una vez que se le esconde, pero a condición que parte del objeto le sea visible o de que tuviera ya iniciada la acción motriz de agarrarlo. El bebé sigue acumulando conocimiento sensomotor durante el subestadio 4(8-12 meses). Los esquemas secundarios construidos antes van a multiplicarse.

El bebé no se limita a coger un objeto y tirarlo para ver cómo suena al caer, cogerlo de nuevo y tirarlo otra vez, y luego otra vez, siempre de la misma manera. La causalidad se hace más objetiva, la relación medios-fines, más eficaz y la imitación de los modelos se perfecciona notablemente.

Piaget dependía de lo que veía a simple vista, si el bebé no parecía muy interesado en producir consecuencias en su entorno era porque aún estaba centrado sobre sí mismo.

El recién nacido ve, oye, es sensible a la presión táctil, a diferentes sabores y olores, a las punzadas de hambre en su estómago vacío y al movimiento de sus brazos y piernas. Las capacidades mejoran mucho a lo largo del segundo semestre.

En la sensibilidad auditiva, los recién nacidos no solamente oyen, sino que son capaces de hacer varias discriminaciones auditivas de cierta precisión, prefieren la voz humana. Si esa voz se ajusta a los parámetros que los adultos solemos utilizar para dirigirnos a los bebés. Son capaces de discriminar desde muy pronto entre sonidos muy semejantes. Su orientación selectiva a los sonidos de la voz humana, las habilidades de percepción auditiva deben verse cómo una forma de exploración del entorno, los bebés giran la cabeza y ojos en dirección a la fuente de sonido.

En la sensibilidad táctil, está también bastante desarrollada en el momento del nacimiento, aunque debe perfeccionarse en los meses siguientes. También desde su nacimiento

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