Desordenes Alimenticios
Dargelis28 de Octubre de 2013
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Bulimia:
La bulimia o bulimia nerviosa es un trastorno alimentario caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las pautas de alimentación saludables consumiendo comida en exceso en períodos de tiempo muy cortos (lo que le genera una sensación temporal de bienestar), para después buscar o eliminar el exceso de alimento a través de vómitos, purgas o laxantes. El temor a engordar afecta directamente a los sentimientos y emociones del enfermo, influyendo de esta manera en su estado anímico que en poco tiempo desembocará en problemas depresivos.
Los síntomas:
• Aspiración (paso del contenido gástrico al árbol bronquial).
• Rotura esofágica o gástrica.
• Neumomediastino o neumotórax (entrada de aire al interior de la cavidad torácica).
• Hipopotasemia (niveles bajos de potasio en la sangre).
• Arritmia cardíaca
• Ansiedad o compulsión por comer.
• Obsesión por mantener un peso corporal debajo del normal
• Abuso en el consumo de medicamentos laxantes y diuréticos.
• Seguimiento de regímenes dietéticos diversos.
• Deshidratación
• Alteraciones menstruales y amenorrea; esterilidad.
• Incremento y reducción bruscos de peso, desestabilidad en el peso.
• Aumento en la frecuencia de caries dentales.
• Aumento del tamaño de las glándulas salivales e infección de estas.
• Pérdida de cabello
• Desmayos muy frecuentes, mareos.
• Heridas de la mucosa bucal.
• Alteración o pérdida esmalte dental.
• Dolores de cabeza y migraña.
• Dolores en la garganta (después de vomitar).
• Piel seca
• Debilidad en las piernas.
• Disfonía.
Tratamiento:
El tratamiento resulta más eficaz en las primeras fases del desarrollo de este trastorno pero, dado que la bulimia suele esconderse fácilmente, el diagnóstico y el tratamiento no suelen presentarse sólo hasta que este problema ya se ha convertido en un ingrediente permanente en la vida del paciente.
En el pasado, las personas con bulimia eran hospitalizadas con objeto de poner fin al patrón de atracones y purgas, y se le daba de alta en cuanto los síntomas habían desaparecido. Pero este procedimiento ya no es frecuente hoy en día, dado que de esa manera sólo se ponía atención a lo más superficial del problema y, poco después, cuando los síntomas volvían, lo hacían con una intensidad mucho mayor.
Varios centros de tratamiento en instituciones (internamiento) ofrecen apoyo a largo plazo, consejería e interrupción de los síntomas. La forma más común de tratamiento actualmente incluye terapia de grupo psicoterapia o terapia cognitivo-conductual. Las personas con anorexia o con bulimia suelen recibir el mismo tipo de tratamiento y formar parte de los mismos grupos de tratamiento. Esto se debe a que, en muchos casos, los pacientes padecen de ambas enfermedades de manera simultánea. Algunos denominan a este fenómeno "intercambio de síntomas". Estas formas de terapia se centran tanto en los síntomas que llevan al individuo a presentar estos comportamientos, como en los síntomas relacionados con la alimentación. Además los psiquiatras suelen recetar antidepresivos o antipsicóticos. Los antidepresivos se presentan en diferentes formas, y el que ha mostrado resultados más prometedores es la fluoxetina.
Los antipsicóticos no se utilizan, aquí, en dosis menores que las que se aplican a los casos con esquizofrenia. Con un trastorno de la alimentación, el paciente percibe la realidad de otra manera y tiene grandes dificultades para comprender qué significa comer en condiciones "normales". Desafortunadamente aún no se sabe cuáles serán los resultados a largo plazo de los tratamientos que han venido aplicándose a muchos pacientes con este problema. Por lo pronto, las investigaciones más recientes indican que un 30 por ciento de los pacientes recaen rápidamente, mientras que el 40 por ciento presentan síntomas crónicos.
La prontitud del tratamiento es uno de los factores más importantes para mejorar el pronóstico. Aquellas personas que lo reciban en las primeras fases del trastorno, tendrán una recuperación mejor y más permanente.
Pronostico:
Los trastornos en la alimentación presentan una de las tasas de mortalidad más altas dentro del grupo de los trastornos mentales. Se sabe relativamente poco acerca de los efectos o consecuencias a largo plazo de la bulimia. Las investigaciones más recientes sugieren que el pronóstico es diverso. La bulimia puede presentarse como un padecimiento a largo plazo, fluctuante durante muchos años, o bien como un problema de salud episódico, precipitándose en función de los eventos y crisis de la vida de quien la padece. A corto plazo, algunos informes médicos sugieren que hay una mejoría del 50 por ciento en el comportamiento (en los atracones y en las purgas) en aquellos pacientes que pueden comprometerse con un tratamiento. Aún no han podido identificarse factores consistentes que permitan predecir el resultado del tratamiento. Sin embargo, la gravedad de las secuelas de las purgas puede ser un indicador importante del pronóstico; los desequilibrios electrolíticos, la esofagitis y la hiperamilasemia reflejan el hecho de que las purgas fueron más graves, y quizá generarán un pronóstico más desalentador. En casos graves, la persona puede fallecer como consecuencia de un atracón muy grave, o incluso puede suicidarse. En muchas ocasiones el enfermo presenta síntomas como ansiedad y suele ingerir ansiolíticos excesivamente para revertir el síntoma.
La anorexia:
La anorexia o anorexia nerviosa (AN) es, junto con la bulimia, uno de los principales trastornos alimenticios, también llamados Trastornos psicogénicos de la Alimentación (TFA). Lo que distingue a la anorexia nerviosa es el rechazo de la comida por parte del enfermo y el miedo obsesivo a engordar, que puede conducirle a un estado de inanición; es decir, una situación de gran debilidad ocasionada por una ingesta insuficiente de nutrientes esencial. En casos graves puede desarrollar desnutrición, hambre, amenorrea y extenuación.
Síntomas físicos y orgánicos.
La mayor parte de los síntomas físicos son consecuencia de la desnutrición y del consiguiente déficit de macronutrientes, vitaminas y minerales. Se pueden afectar diferentes órganos, entre ellos el corazón y sistema cardiovascular, dando como resultado un ritmo cardíaco lento (bradicardia). Es frecuente un desbalance electrolítico, en particular niveles bajos de fosfato, asociado a debilidad muscular, disfunción inmunológica, y muerte. Aquellas personas que desarrollan anorexia nerviosa antes de la edad adulta pueden sufrir un retraso del crecimiento. Con frecuencia existe disminución en los niveles de hormonas esenciales, incluidas las sexuales, y elevación de cortisol en sangre. Asimismo es usual la osteoporosis por disminución de los niveles de calcio y vitamina D. También se han observado modificaciones en la estructura y función cerebral por efecto de la inanición, con reversión parcial cuando se recupera un peso normal.
Algunas de las alteraciones más frecuentes que se producen en el organismo por efecto de la inanición son las siguientes:
• Pérdida excesiva de peso. El índice de masa corporal es menor a 17,5 en los adultos, o el 85% del peso esperado para los niños.
• Aspecto pálido y ojos hundidos; hinchazón de ojos y tobillos.
• Piel seca, labios secos y quebradizos.
• Retraso del crecimiento (déficit de hormona de crecimiento).
• Alteraciones hormonales que provocan la interrupción del ciclo menstrual (amenorrea), reducción de la libido e impotencia en los hombres. Alteraciones del metabolismo, arritmia y bradicardia, hipotensión, hipotermia, anemia, leucopenia,
• disminución del número de plaquetas (plaquetopenia), pérdida de cabello (alopecia), aparición de lanugo y uñas frágiles.
• Problemas circulatorios (calambres y extremidades cárdenas).
• Vértigo, dolor de cabeza, deshidratación, alteraciones dentales (caries), estreñimiento, dolor abdominal, edema.
• Insomnio, letargo, infertilidad.
• Anormalidad en los niveles corporales de minerales y electrolitos.
• Depresión del sistema inmunitario.
• Daños renales y hepáticos; hipertrofia parotídea.
• Infarto y muerte (casos muy graves).
Síntomas comportamentales.
• Rechazo voluntario de los alimentos hipercalóricos.
• Aumento de la ingesta de líquidos.
• Conductas alimentarias extrañas (preparación y selección de alimentos)
• Disminución de las horas de sueño.
• Mayor irritabilidad.
• Auto-agresión.
• Actividad física excesiva (ejercicio compulsivo)
• Uso de laxantes y diuréticos.
• Vómitos auto inducidos.
• Uso compulsivo de la balanza.
Síntomas emocionales y mentales
Los síntomas psíquicos pueden ser muy variados:
• Personalidad rígida.
• Afloramiento de estados depresivos y obsesivos.
• Pensamiento obsesivo relacionado con el peso y los alimentos.
• Trastorno severo de la imagen corporal (dismorfofobia).
• Cuadros de ansiedad, depresión, ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo y conductas agresivas.
• Negación de las sensaciones
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