Discurso de fin

Discurso de fin de año:

Decir algo hoy, cuando las palabras son pocas para definir el carrusel de emociones y sentimientos que invade nuestros corazones. Hoy cuando doce años de recuerdos llegan a la memoria e inundan nuestros pensamientos. Hoy, cuando no se acaba la etapa más dura de la vida, antes bien nos vemos enfrentados al inicio de nuestro camino, el camino impredecible de la vida, un camino que no sabemos qué nos depare, pero sabemos cómo lo enfrentaremos: con alegría valentía y esperanza, todas virtudes que dentro de las paredes de este establecimiento formamos, es verdad, todos con diferentes experiencias y puntos de vista, pero que sin duda las formamos. Hoy diré lo siguiente.

Resumir las mil historias que puedo contar de mis compañeros parece tarea difícil, y quizás en otro momento podamos profundizarlas. Comenzar a enumerar todas las diferencias que tuvimos como curso con nuestros profesores, inspectores y coordinadores, parece innecesario en esta oportunidad y comenzar a pedir disculpas por nuestros errores no tendría mayor sentido el día de hoy.

Sin embargo, puedo decir también que nos despedimos melancólicos, no tristes. ¿Quién puede estar triste hoy? ¡Nos vamos del colegio! Melancólicos porque los recuerdos quedarán amarrados en nuestros corazones y nos seguirán donde quiera que vayamos, porque es cierto, aquí conocimos comparemos pero además conocimos amigos, y lo digo por experiencia propia, porque en mi curso la amistad no comenzaba a las ocho ni terminaba a las seis, Aquí los lazos de afecto y cariño duraban las veinticuatro horas del día incluyendo los fines de semana y las vacaciones, y soy de los que creo que aquí muchos de nosotros encontramos lealtad, consejo y auto superación de la mano de un compañero, o mejor dicho, de un amigo.

No quisiera terminar sin antes decir que también hoy nos despedimos con esperanza en el futuro y lo que nos aguarde en el mañana recibirlo de frente sin vacilar.

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