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EL ESTRES

greysc21 de Octubre de 2012

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ESTRÉS

¿Qué es el estrés?

El estrés es una reacción natural de tu cuerpo frente a situaciones que te ponen bajo presión o peligro y que te preocupan. En esos momentos tu cuerpo y tu mente se ponen en estado de alerta y te ayudan a reaccionar rápidamente. Pero tan pronto pasa todo, el cuerpo vuelve a relajarse y la sensación de estrés se va.

A diferencia de lo que muchos creen, el sentir estrés no es siempre malo. Además, ni meditando todo el día, lograrías escapar del estrés o evitar totalmente las situaciones estresantes, pues son una parte esencial de la vida. Por ejemplo, hay pocas cosas tan estresantes como la primera cita de amor, una entrevista de trabajo o llegar tarde por culpa del tráfico. Por eso el problema no es si te da o no estrés, el problema es qué tanto te da y si puedes manejarlo.

El estrés en ciertas cantidades puede ser muy útil y puede darte una inyección de

energía que te ayude a ganar un juego de fútbol, o activar tu sentido de supervivencia en condiciones de riesgo. Pero cuando la sensación de estrés no te abandona e incluso empeora después de terminada la situación estresante, puede traerte consecuencias negativas.

Existen dos tipos de estrés:

Estrés agudo: Es el estrés más común pues le da a casi todas las personas cuando enfrentan riesgos, amenazas, retos o miedos. El cuerpo reacciona inmediatamente y de forma intensa, y en algunos casos puede ser hasta emocionante, como cuando sientes la adrenalina en el cuerpo. Pero cuando este estrés es excesivo o no se maneja adecuadamente, puede llegar a agotarte.

Estrés crónico: Surge después de tener estrés agudo por mucho tiempo. En este caso ya no es necesario vivir situaciones fuertes para estresarse, ni hay reacciones inmediatas o llenas de emoción. Cuando tu estrés ha llegado a un estado crónico empiezas a no tolerar pequeñas situaciones cotidianas como el tráfico, el elevador dañado o una pequeña discusión en casa. Y aunque ya no reaccionas tan rápidamente, la sensación de estrés dura más tiempo y es más complicada, a veces ni siquiera entiendes qué es lo que sientes o porqué, pero lo sientes. Además, es más difícil cada vez encontrar soluciones a tus problemas.

En la medida en que aumenta la sensación de estrés, los efectos sobre tu cuerpo

incrementan y lo que empezó como un dolor de cabeza, puede terminar en una

reducción de tus defensas o en enfermedades cardíacas. Pero además, también se afectan tus emociones y tus comportamientos.

Lo bueno es que el estrés se puede manejar. Existen muchos métodos para que puedas aprender a controlarlo, antes de que él te controle a ti. Sólo necesitas ponerle voluntad y… ¡Dejar el estrés!

¿Cuáles son las causas del estrés?

Las causas del estrés son diferentes para cada persona. Unos se estresan por el tráfico de la ciudad, otros porque no encuentran trabajo, e incluso hay quienes se estresan por asuntos tan cotidianos y sencillos como que el perro mordió el mueble nuevo.

Además, lo que estresa a los demás, no siempre es lo mismo que te estresa a ti. Y tú, ¿sabes qué te estresa?

El responder esa pregunta es una de las claves para poder manejar tu estrés. Tomate el tiempo para identificar las situaciones que comúnmente te estresan. Así puedes evitarlas cuando se repiten o prepararte para que no te afecten tanto.

Una forma clara de diferenciar las causas de tu estrés, es separando las que son

externas de las que son internas, pues se previenen o controlan de diferente forma.

Causas externas. Son situaciones que te ocurren, que no siempre las generas tú y que se te pueden escapar de las manos. Algunas causas externas pueden ser: momentos importantes en tu vida que pueden ser positivos como tu matrimonio, o negativos como la muerte de alguien cercano; cambios inesperados como un gasto no planificado; incomodidad con el ambiente de tu barrio o de tu casa; problemas con tu familia, con tus amigos, con el trabajo o con tu situación económica.

Causas internas. El estrés no siempre viene de afuera. Algunas veces viene de

adentro, de nuestras emociones y pensamientos. Algunas causas internas pueden

ser: experiencias traumáticas en tu vida que no han sido superadas; problemas

emocionales como el negativismo, el miedo o la autoestima baja; la espera ansiosa de algo; las grandes expectativas personales como ser perfeccionista o demasiado controlador; y la crisis de tu percepción acerca del mundo o de tus valores.

Aunque suene raro, algunas veces las causas del estrés no son las que te causan el estrés. Es decir, muchas veces son tus propias condiciones las que te hacen más propenso a no poder controlar las situaciones estresantes cuando se te presentan. Esto te sucede por ejemplo cuando no tienes apoyo de un grupo social como tu familia o tus amigos, te encuentras solo y te sientes solo. También puede suceder cuando no has comido bien, has dormido poco o estás físicamente agotado como para enfrentarte a presiones adicionales. Incluso, puedes tener predisposición genética al estrés. En esos casos, cuando te enfrentas a una situación estresante, por pequeña que ésta sea, ya te encuentras al borde y tu nivel de estrés se dispara más de lo normal.

Además, hay ciertas etapas en la vida que naturalmente te pueden generar más estrés que otras pues son etapas de cambios fuertes, como la adolescencia o el inicio de la adultez.

Algunas veces puedes tener claro cuáles son las causas de tu estrés. Pero no siempre sucede así. Si tienes problemas para identificar claramente las situaciones que te estresan, haz el ejercicio de escribir en una libreta cuando te sientes estresado y qué haces para manejarlo. Así, con el tiempo, puedes ir aprendiendo de ti mismo y de tus reacciones.

Efectos del estrés en tu cuerpo

Si te gusta la intensidad y sentir la adrenalina en el cuerpo, te gustará sentir un

poquito de estrés de vez en cuando. El estrés, cuando no dura mucho, te llena de

energía y de emoción, y te sientes listo para dar la pelea. Pero cuando el estrés dura más de lo necesario, te empiezas a cansar de sentirte todo el tiempo en actitud de batalla y los efectos en tu cuerpo pueden ser muy peligrosos.

“Luchar o huir”, así se llama la reacción más común del cuerpo frente a una situación estresante. El cuerpo está diseñado para que cuando percibe una amenaza o un riesgo, se prepare para, literalmente, luchar o huir del peligro.

¿Cómo se prepara el cuerpo? El hipotálamo, una pequeña glándula en tu cerebro,

activa una alarma que combina señales nerviosas y hormonales. Por un lado, los

circuitos nerviosos se encargan de aumentar tu sensación de alerta, de enfocar tu

atención, reducir la sensación de dolor, te controlan el hambre, el sueño y hasta los deseos sexuales. Por otro lado, tus glándulas suprarrenales reciben la orden de liberar hormonas: Cortisol y Adrenalina. El Cortisol, que es la hormona del estrés, agudiza tu sistema inmunológico y aumenta la cantidad de combustible en la sangre (carbohidratos, glucosa y grasas) que es necesario para reaccionar al estrés. La Adrenalina aumenta los latidos del corazón, eleva la presión de la sangre y aumenta la producción y la utilización de la energía.

La reacción del cuerpo al estrés de corto plazo te beneficia pues mantiene el balance interno o la autorregulación del cuerpo (homeostasis, el balance), además que fortalece el Sistema Nervioso Simpático (SNS). Incluso, se dice que la sensación del estrés puede ser emocionante, por eso hay muchos “fanáticos de la adrenalina”. Esto se debe a que durante este proceso se genera una sensación de bienestar físico al concentrar toda la energía del cuerpo en estar listo para actuar rápidamente. Generalmente esta reacción se regula automáticamente. Cuando el cuerpo deja de percibir una amenaza, la alarma se desactiva, el cuerpo se relaja, deja de generar el exceso de hormonas, tu corazón vuelve a latir normalmente, etc.

Pero cuando tu cuerpo está permanentemente enfrentando situaciones estresantes, la alarma permanece activa y tu cuerpo funciona todo el tiempo en estado de alerta. Imagínatelo, es como si te prepararas para una pelea pero nunca pasa nada, finalmente tu cuerpo termina acumulando energía y trabajando innecesariamente, y eso hace que te pongas tenso, ansioso o preocupado.

Además, el estrés prolongado tampoco te beneficia pues la activación nerviosa

constante y la sobreproducción hormonal desgasta y deteriora el cuerpo, y puede

generar varios problemas de salud:

Debilitamiento del Sistema Inmunológico, que aumenta tu vulnerabilidad a las

infecciones

Enfermedades cardíacas

Problemas digestivos

Problemas para dormir

Depresión o ansiedad

Obesidad

El estrés también puede ocasionarte que otras enfermedades o síntomas se agraven como el cáncer, la diabetes o las enfermedades de los pulmones. Además, puedes adoptar comportamientos compulsivos como el uso de drogas, el abuso del alcohol o el cigarrillo, y comer más de lo necesario. Estos comportamientos no sólo no te alivian el estrés, sino que además te meten en un círculo vicioso que cuesta trabajo romper.

Por eso hay que tener cuidado con la sensación del estrés en el cuerpo, porque un

poco puede hacerte bien, pero en exceso puede hacerte daño.

¿Cómo puedes saber si estás muy estresado? Identifica los síntomas

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