EL METAMODELO LINGÜÍSTICO
solyajureTrabajo3 de Julio de 2014
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EL METAMODELO LINGÜÍSTICO
Comenzamos por describir cómo funcionan las preguntas en nuestro cerebro:
1. Cambian inmediatamente aquello sobre lo que focalizamos nuestra atención y, como consecuencia modifican las sensaciones internas.
2. Hace que vuelva la atención sobre las partes suprimidas.
3. Cuestionan nuestras creencias limitantes y, nos predisponen al cambio.
4. Las preguntas cambian los recursos de que disponemos.
Una estrategia global de preguntas que sigue un orden coherente es conocida en PNL como “Condiciones de buena formulación”
Con ellas facilitaremos y aclararemos si el objetivo o estado deseado que nos plantea una persona, o nosotros mismos, es accesible, ecológico, en que puede fallar o qué más elementos son necesarios para llegar a él.
PREGUNTAS DE BUENA FORMULACIÓN
• ¿Qué es lo que quieres específicamente?
• ¿Qué resultados esperas obtener con ese objetivo?
• ¿Cómo comprobarás que has logrado el objetivo?
• ¿Qué ves, sientes, escuchas, hueles o saboreas cuando consideras que has logrado ese estado deseado y objetivo?
• ¿Cuándo, dónde, cómo y con quién lo deseas?.
• ¿Cómo esta situación, objetivo, estado deseado o cambio va a afectar a tu vida?,
¿En qué va a cambiar?.
• ¿Qué necesitas para conseguirlo?
• ¿Qué podría impedir que lo consiguieras?
• ¿Es realmente valioso el objetivo?, ¿Cómo lo sabes?
• ¿Merece la pena el esfuerzo que estás dispuesto a realizar por obtenerlo?
• ¿Es ecológico el objetivo para ti y para las personas que te rodean?
• ¿Supone algún riesgo para ti o para otras personas?
• ¿Cómo sabrás que no te estás aproximando a tu objetivo?
• ¿Qué vas a hacer en el caso de que detectes que no te aproximas a tu objetivo?
• ¿Cómo sabrás que no te estás aproximando a tu objetivo?
El poder del Lenguaje. ¿Cómo reconectar el lenguaje con la experiencia?
Asegurarse de que lo que se dice es lo que se quiere decir, comprender de la forma más clara posible lo que quieren decir los demás, y permitir a los demás que comprendan lo que quieren decir. Las palabras tienen el poder de evocar imágenes, sonidos y sentimientos en el oyente o lector. Las palabras nos pueden poner de buen o de mal humor, son anclas de una compleja serie de experiencias.
El lenguaje es una herramienta de comunicación y, como tal, las palabras significan lo que la gente acuerde que signifiquen; es una forma compartida de comunicar experiencias compartidas. Confiamos en las intuiciones de los hablantes nativos de la misma lengua, y en el hecho de que nuestra experiencia sensorial es lo bastante parecida como para que nuestros mapas tengan muchos puntos en común. Pero no todos compartimos el mismo mapa. Cada uno experimenta el mundo de una forma única. Damos significado a las palabras mediante las asociaciones ancladas a objetos y experiencias de la vida.
Darle sentido a las palabras - El Meta-modelo
El metamodelo fue uno de los primeros modelos desarrollados por John Grinder y Richard Bandler. En su libro “La estructura de la Magia I”. Observaron que dos de los mejores terapeutas, Fritz Perls y Virginia Satir, tendían a utilizar cierto tipo de preguntas cuando recogían información. Los buenos comunicadores explotan los puntos fuertes y débiles del lenguaje; la habilidad de emplear el lenguaje con precisión es esencial para cualquier comunicador profesional. Ser capaz de emplear las palabras precisas que tendrán significado en los mapas de los demás y determinar de manera precisa lo que una persona quiere decir con las palabras que usa, son unas habilidades valiosísimas en la comunicación.
El metamodelo lingüístico puede definirse como “el arte del lenguaje para hacer más claro el lenguaje”. En general, consiste en hacer preguntas claves que permitan entender mejor lo que el otro está tratando de decirnos, de modo tal de permitir la precisión, la claridad y la comprensión mutua.
Para crear el metamodelo lingüístico, Bandler y Grinder se apoyaron en el trabajo de lingüística de Chomsky y Korsybski, quienes consideraban que todo mensaje lingüístico, esto es, todo aquello que decimos tiene dos niveles. Por un lado, existe una estructura superficial del lenguaje que se plasma en el mensaje enunciado. Las siguientes 2 frases, por ejemplo, tienen la misma estructura superficial incluso aunque las palabras sean ligeramente diferentes: “las paredes las pinto un nuevo decorador” y “las paredes se pintaron con una nueva técnica”.
Pero, por otro lado, hay una estructura profunda que consiste en la representación lingüística de la experiencia que posibilita el lenguaje. Ahora fijémonos en estas 2 frases: “un director escribió el informe del proyecto” u “el informe del proyecto fue escrito por el director”, la estructura profunda representa las relaciones gramaticales básicas de las que deriva la frase. Dicho en otras palabras el lenguaje hablado, la frase dicha, es una demostración extra de la experiencia interna y tiene la forma de palabras encadenadas que conforman una frase, esa frase representa una estructura profunda que es la experiencia en sí misma. El lenguaje no es la realidad, simplemente la representa y comprendemos el verdadero significado del lenguaje de una persona será más probable que comprendamos su experiencia real, esa que se encuentra mas allá de las palabras.
Desde ese lugar teórico que se expone anteriormente, el metamodelo lingüístico plantea que existen tres factores básicos que pueden producir confusión, interpretación errónea y problemas comunicacionales:
• Las omisiones
• Las distorsiones
• Las generalizaciones
No siempre se dice exactamente lo que se pretende decir sino que se omiten detalles (omisión), se modifican cosas (distorsión) o se convierten temas y tópicos específicos en categorías amplias (generalizaciones). Las omisiones representan el hecho de dar cierta información por sentada y, por lo tanto, no explicitar aquellos datos que serian necesarios para que el mensaje quedara claro y la respuesta al mismo tiempo fuera la adecuada. Por ejemplo: una maestra solicita a sus alumnos un trabajo práctico sobre la cultura inca. Menciona la fecha de entrega, numero mínimo y máximo de páginas que debe contener y señala el hecho de que debe entregarse encarpetado. Sin embargo, omite señalar que no debe estar escrito a mano sino en una hoja impresa de computadora y, al recibir un trabajo a manuscrito reprocha al alumno tal hecho. Cuando el alumno le menciona que ella no señalo ese requisito, la maestra argumenta “pero ya sabía que era un trabajo practico no podía entregarse a manuscrito”. Sin embargo, la maestra se equivoca: nada “se sabe”, nada es “obvio” y, más aún, en aquellos que implican un pedido como el del ejemplo. Descartar los sobre entendidos es fundamental para no caer en omisiones que van en contra de un buen y productivo proceso comunicacional.
Las distorsiones aluden a esos fenómenos lingüísticos en los que se alteran generalmente de manera muy sutil el contenido de lo que se quiere decir. Por supuesto, existen múltiples y diversas formas de hacerlo. Una de ellas es le impersonalización. Un vendedor, puede expresar ante su jefe la siguiente frase “hoy no se vendió nada”. En realidad, no es que no se haya vendido (forma personal) sino que él en particular no vendió (forma personal) producto alguno. Sin embargo, al expresarlo de forma impersonal el vendedor desliga toda responsabilidad al respecto, con lo cual altera los hechos.
Otra forma de distorsión es la sustentación. Cuando convertimos un verbo (que como tal, es algo cambiante) en un sustantivo (algo ya terminado y que no permite modificación) abrimos la posibilidad de cambio y de generar o continuar generando un proceso. “si yo decido” (verbo) se trata de algo en marcha, no terminado y, quizás, alguien más puede participar de ello. En cambio, cuando se expresa “tome una decisión” (sustantivo) ya se trata de algo inalterable.
Las generalizaciones son categorías amplias a temas o señalamientos específicos. También se producen cuando se considera que algo ocurrido de determinada manera sucederá siempre así. Como por ejemplo las siguientes frases: “hoy en día todos los adolescentes son maleducados” bastara preguntarle a alguien que trate a diario con adolescentes como un profesor para saber si se está incurriendo en una generalización ó “a mí siempre me va mal en matemáticas”, dice un alumno que solo ha reprobado el último examen. Ambas generalizaciones producen intranferencias comunicacionales.
Las omisiones, las distorsiones y las generalizaciones son procesos esenciales en la transformación de la experiencia de estructura profunda a una comunicación de estructura superficial. La mayor parte del tiempo funciona de manera efectiva reduciendo el volumen de información a proporciones manejables mientras que representa el mundo externo de una manera útil. Pero no siempre, a veces ocurren problemas. Y el propósito del metamodelo es identificar las omisiones, as distorsiones y las generalizaciones que son problemáticas analizando las estructuras de las declaraciones.
El metamodelo lingüístico consiste como bien hemos visto
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