EN BUSCA DE LA FELICIDAD

En busca de la felicidad es una película basada en una historia real, sobre Chris Gardner, un empresario afroamericano que en los años 1980 tuvo que superar una enorme quiebra. En 1981, en San Francisco, el hombre de familia Chris Gardner invierte los ahorros familiares en escáneres de densidad ósea, un aparato dos veces tan caro como un aparato de radiografía, pero con una imagen ligeramente más clara.

Esta historia comienza con la difícil situación que enfrenta Chris Gardner luego de que la inversión que realizo en una compañía encargada de la venta de escáneres, utilizados comúnmente en los hospitales para los rayos x, no resulta muy bien; debido a que estos escáneres costaban el doble que los escáneres normales y la diferencia de los resultados no era muy grande; además del hecho de que algunos médicos no se querían arriesgar a invertir una gran cantidad de dinero en un aparato diferente al utilizado comúnmente. Esta difícil situación destrozó económicamente a la familia, generándole así a Chris problemas con su esposa Linda.

Esta quiebra no solo le generó problemas con su esposa sino también con el dueño del apartamento en donde vivía, junto con su esposa y su hijo Christopher, debido a que debían varios meses del alquiler. Debido a la situación económica que estaban enfrentando y las constantes peleas entre Chris y Linda, quien trabaja dos turnos en el hospital para ganar dinero extra para la comida. Linda decide irse a la ciudad de New York, a trabajar de mesera en una pizzería que ha abierto el novio de su hermana, planeando llevarse con ella a Christopher; aunque luego de una charla con Chris accede a dejarlo con su padre ya que sabía que era consciente de que ella no lo podría cuidar adecuadamente.

Después del abandono de su esposa, Chris trata de vender los escáneres que le quedaban para tratar de pagar los impuestos, la comida y el alquiler de la casa, ya que si no saldaba la deuda que tenían atrasada los podrían desalojar del departamento; debiendo tres meses de renta el dueño habla con Chris y llegan a un acuerdo: él dueño le daba una semana para pagarle la deuda de tres meses y a cambio pintaba el departamento; aunque luego de una semana se le hace imposible pagar la deuda. Decide mudarse con su hijo Christopher a un motel que era la mitad de barato que la renta que debía pagar en el departamento del señor Charlie.

Después de que Chris y su hijo se mudan a un motel con ayuda de un amigo, el trata de vender los escáneres que faltaban aunque no consigue resultado alguno. Un día decidió entrar en un programa de aprendizaje para corredores de bolsas que estaba ofreciendo una compañía; solo que durante este curso no ofrecían un salario, y las probabilidades del empleo no eran muy seguras debido a que de 21 personas inscritas en el programa solo escogían a una sola. Pero esto no detuvo a Chris, por el contrario se propuso a si mismo que sería

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